El Instituto Internacional de Prensa (IPI), en colaboración con la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI), ha publicado un informe sobre el acoso a periodistas en Internet en España. El documento ha sido elaborado a partir de una serie de entrevistas con periodistas, medios y sindicatos realizadas entre el 23 y el 27 de abril en Madrid y Barcelona.
Una de sus principales conclusiones es que, aunque el fenómeno sea “transversal”, las mujeres son objeto de un acoso mucho más virulento. Insultos por su físico, amenazas de violencia sexual, amenazas a familiares y allegados, menosprecio a su trayectoria profesional e insinuaciones de que esta se ha basado en “favores sexuales”. Estos son algunos de los ataques a los que se enfrentan las periodistas españolas en Internet.
“Yo nunca he visto a un ‘hater’ meterse con el físico de un periodista hombre. Nunca he visto a un ‘hater’ referirse a la vida sexual de una periodista hombre, en cambio, sí lo hacen con las mujeres periodistas”, señala Lorena Maldonado, periodista de El Español.
No sólo se trata de insultos machistas. El acoso también se concreta en duras amenazas. “Cuando recibes una notificación a las 7 de la mañana con un ‘vamos a matar a tus hijos que tienen 5 y 10 años’, claro… eso modifica tu vida” cuenta la periodista Cristina Fallarás. “Además, te da la sensación de que alguien ha invertido un tiempo en navegar por tus redes o por Google para saber la edad de tus hijos. Esa persona ha perdido un tiempo en ti que recuperará de alguna forma”.
Virginia Pérez Alonso, presidenta de la PDLI, apunta que en la sociedad actual “a las mujeres nos cuesta mucho llegar y que se nos oiga”, porque los hombres copan los puestos de poder. Por ello, el acoso afecta mucho más a las mujeres y este hecho “priva a la ciudadanía de escuchar otras voces”.
Además, el informe señala que la “crispación” política ha exacerbado la agresividad en las redes (poniendo especial énfasis en la situación catalana). El acoso afecta a los periodistas tanto en su vida laboral como en lo psicológico, llegando a provocar ansiedad o depresión. Los periodistas freelance sufren especialmente las consecuencias de los ataques a su imagen en Internet. Todos los entrevistados coinciden en que los ataques, en ocasiones claramente coordinados, favorecen la autocensura.
El documento apunta que no se pretende “criminalizar las redes sociales” y recomienda la implantación de protocolos de actuación en las redacciones, asumiendo que el acoso “no solo afecta al periodista, si no a todo el medio de comunicación”.
Este informe es el primero de un proyecto más amplio del IPI, llamado Ontheline, que pretende analizar la situación a nivel internacional, con el objetivo de “identificar las mejores prácticas” para luchar contra el problema. Cuenta con el apoyo de la Oficina para la Libertad de Prensa de la OSCE y de la Fundación Adessium.