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Ingenieros ucranianos diseñan y fabrican las botas “araña”, contra las minas antipersona

Jarkiv —

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Járkiv (Ucrania), 16 oct (EFE).- Un grupo de ingenieros de Járkov fabrica botas antiminas en respuesta al creciente número de amputaciones que sufren los soldados ucranianos debido a las minas antipersona que están densamente esparcidas en la línea del frente y en los territorios anteriormente ocupados por Rusia.

Miles de ucranianos se han quedado sin un pie y sufrieron otras heridas graves al pisar sobre minas “mariposa” y otras de otros tipos con las que Rusia ha convertido a Ucrania en uno de los países más minados del mundo.

“Los rusos han empleado misiles para esparcir cientos de ellas de una sola vez, tanto en el campo de batalla como en nuestra ciudad”, dice a EFE Igor Yefimenko, responsable del Centro Ucraniano de Amortiguadores.

Su empresa proporcionaba servicios de reparación de automóviles y cambió a fabricar lo que necesitara el creciente Ejército ucraniano tras la invasión rusa de esta ciudad oriental.

Se puso a investigar sobre cómo protegerse de las minas después de que un familiar perdió una pierna cuando ayudaba a evacuar una ambulancia accidentada y pisó una mina que habían dejado los rusos.

Pequeñas y difíciles detectar, son una gran amenaza para los ucranianos que están intentando romper las defensas rusas para liberar las zonas ocupadas.

Muchos de estos pequeños pero mortales explosivos han sido abandonados en la zona de Járkov que Ucrania recuperó el otoño pasado, lo que estimuló a los trabajadores de emergencias locales a buscar soluciones junto con Yefimenko.

Su equipo ha estudiado los modelos que fabricaban antes empresas extranjeras. Con métodos de prueba y ensayo llegaron a diseñar su propio modelo de bota, a la que se conoce comúnmente como “bota araña” por su aspecto.

Elaboradas con plástico y materiales compuestos las botas parecen una plataforma elevada sobre cuatro patas orientadas hacia afuera. Si un soldado toca una mina con una bota así se evita el contacto directo con el pie y disminuye la fuerza de la onda explosiva.

Las botas no protegen completamente puesto que la explosión todavía puede romper una pierna y hay fragmentos capaces de penetrar en el cuerpo. Lo que sí hace, sin embargo, es evitar que haya que amputar la pierna, dice Yefimenko mientras enseña las botas que usa para pruebas.

El objetivo principal es ayudar en el desminado humanitario, dice. Sin embargo, desde que Ucrania comenzó su contraofensiva el pasado verano en el sur, el interés ha aumentado cada día. Y también la producción.

“Nos llevó varias semanas crear el primer modelo. Actualmente fabricamos una decena al día y tenemos encargos para otras 300”, añade Yefimenko.

“Enviamos nuestas botas no solo a zapadores sino a artilleros, miembros de equipos de asalto y también a operadores de drones”, subraya. Usan las botas rápidamente para cruzar campos minados y la velocidad es a menudo esencial para impedir ser detectados y evitar el fuego enemigo.

“Y la respuesta hasta ahora ha sido buena”, dice Yefimenko.

Ahora que las botas han sido certificadas por el Ministerio de Defensa Yefimenko espera un fuerte aumento de la producción. De momento, decenas de impresoras 3D están funcionando todo el día, fabricando los componentes que posteriormente se ensamblan y prueban.

La mayor recompensa es saber que la producción de la empresa es eficaz, dice, y enseña un mensaje de un zapador que recibió las botas justo antes de cumplir una misión: “pisó una mina. Me he roto la pierna pero todavía la tengo. Gracias”.

El teléfono de Yefimenko rara vez está en silencio más de unos pocos minutos. No ha tenido descanso desde el comienzo de la invasión, cuando tuvo que llevarse a su familia por seguridad.

“Descansaremos cuando ganemos”, explica.

La determinación de Yefimenko en el apoyo de la defensa de su ciudad y su país es tan fuerte como cuando los tanques rusos circularon por los alrededores de la ciudad hace casi 18 meses.

Cuando se despide alude a las armas que Ucrania necesita desesperadamente del extranjero: “que nos manden aviones y tanques. Sabemos qué hacer con ellos”.

Rostyslav Averchuk