“Hay mucha gente mirando estas primarias. Son el pistoletazo de salida de 2019”. Íñigo Errejón (Madrid, 1983) repite esta idea en privado y en público, ante el centenar corto de personas que asisten a uno de los actos de campaña del proceso para elegir al candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid del año que viene. Los tiempos se han acelerado en la región tras el escándalo del máster de Cristina Cifuentes, la ya expresidenta y ahora imputada. Errejón y el resto de su candidatura recorren el territorio de punta a punta pese a que, ante la ausencia de rival, nadie duda del resultado de la votación. Sí se teme una baja participación. El futuro aspirante a gobernar la Autonomía con más presupuesto de España cree que la carrera ya está lanzada. Que tiene opciones. Y que es fundamental movilizar a los suyos.
Viernes, 11 de mayo. Errejón y su equipo llegan andando desde el Congreso a la estación de metro de Ópera, donde le espera eldiario.es, al filo de cinco de la tarde. Asistirá a un acto, ajeno a la campaña, en el barrio de Carabanchel de la capital. La alcaldesa, Manuela Carmena, al borde de las lágrimas, inaugura un paseo que llevará el nombre del histórico sindicalista Marcelino Camacho. Sustituye en el callejero al exvicepresidente del Gobierno de la dictadura franquista Agustín Muñoz Grandes.
En el Parlamento, por la mañana, el diputado ha intervenido en varias televisiones tras el auto del juez que ha declarado a Cifuentes como investigada en la causa que investiga cómo logró su título de posgrado sin asistir a ninguna clase. Después, al acto de Carabanchel. Más tarde, se trasladará ya en coche al municipio que el candidatable considera su hogar, Pozuelo de Alarcón, para un encuentro con militantes. Allí vivió casi desde su nacimiento hasta los 23 años. Es el primer acto político de Errejón como dirigente de Podemos en casa en la breve historia del partido.
La agenda de Errejón y del resto de miembros de la candidatura, con Tania Sánchez y Ramón Espinar de números dos y tres, está atestada de actos desde hace días y hasta el próximo lunes, cuando concluye el plazo para votar en las primarias.
“La atonía estatal nos lleva a una campaña de un año”, asegura durante el viaje por el suburbano madrileño ante el bloque legislativo que vive el Congreso. Errejón recibe miradas constantes de los usuarios del Metro y atiende las peticiones de fotos mientras comenta cómo ve la actualidad política y las diferencias entre el primer ciclo electoral que afrontó Podemos y el que se presenta por delante. “Ya no se puede hacer lo de entonces. Lo intento, pero tengo menos margen”.
Solo han pasado cuatro años pero la entrada de Podemos en las instituciones obligó al joven partido a modificar su estrategia. Las pugnas internas de finales de 2016 y de todo 2017 golpearon duro a la formación que lidera Pablo Iglesias. Pero comienza a escampar, dicen, y la posición de partida no es tan mala como se les planteaba hace apenas unas semanas.
El barómetro del CIS de abril da a Unidos Podemos y las confluencias el 19,4% de los votos. El bipartidismo cae a límites nunca vistos. Las notas de Pablo Iglesias y de Alberto Garzón mejoran tras varios trimestres de caída. El efecto Sánchez parece haberse diluido.
La pacificación de Madrid, con la excepción del sector anticapitalista, ayuda y mucho al buen clima de las primarias. La cruz es la poca relevancia mediática del proceso, una novedad para Podemos. La bajada de la presión sobre el partido por su posición en Catalunya es palpable. Y será menor si el lunes se forma un Govern. Los comunes de Xavier Domènech revalidarían el triunfo en unas generales, según las encuestas.
Al candidato se le nota en el estado de ánimo. Está moderadamente optimista. Y las campañas, aunque sean a menor escala como esta, le gustan. Pero Sobre todo si tiene libertad para hacerlas a su gusto, eligiendo lemas, cartelería y argumentos.
El riesgo de la confluencia
Camino del acto que preside Carmena, Errejón se detiene para hacer una foto a una pintada en un kiosko de prensa. “Si no luchamos juntas nos matarán por separado”. La revolución feminista que explotó el pasado 8 de marzo pero que se viene fraguando muchos meses es una de las palancas con las que Podemos quiere desplazar la losa del patriotismo de bandera que ocupa el centro del tablero político y que ha provocado, en su opinión, un giro reaccionario en los últimos tiempos.
¿Cambiará el clima para el ciclo 2019-2020? “Es pronto para saberlo”, sostiene. “Depende de cuál sea la pregunta que se plantee”, apunta.
Por el nuevo Paseo Marcelino Camacho se cruza con dos vecinos de Carabanchel. “La verdad que no os creo, pero sois de lo mejor que hay”, le espeta uno. “Hay que creer. Arregladlo como sea”, responde el otro.
Alrededor del pequeño escenario desde el que la alcaldesa exclama un sincero “¡lo hemos conseguido!” se reúnen los principales rostros de su candidatura. Y dirigentes de CCOO, como su secretario general, Unai Sordo; y de IU en Madrid, como el teniente de alcalde Mauricio Valiente o Álvaro Aguilera, responsable de convergencia de la organización.
Las primarias de Podemos serán solo la primera parte de la, previsiblemente, complicada composición de la candidatura final para 2019, para la que se busca la confluencia con IU, con Equo y otros movimientos. Errejón y Aguilera se saludan. El dirigente comunista, como lo fuera Camacho, agradece la asistencia a su quizá futuro compañero. Ondean banderas con las que el dirigente de Podemos no se siente cómodo, más por estrategia que por ideología. Diplomacia para lo que viene.
Errejón recuerda que en 2015 IU concurrió en una candidatura propia y no logró representación en la Asamblea. Eso posibilitó un Gobierno en minoría del PP con el apoyo de Ciudadanos. “Si se quedan fuera, gobierna el PP otra vez”, vaticina. El dirigente de Podemos piensa que la única opción de ganar es sumar el máximo de opciones en una lista conjunta. Otra notable diferencia con lo ocurrido hace ahora tres años. Sus compañeros de partido también lo creen. Ese enigma no se resolverá hasta el otoño.
Tras los discursos, más fotos y saludos entre los muchos asistentes que se acercan a los políticos. Casi todos, muchos lustros mayores que ellos. Un intercambio rápido de opiniones con el secretario general autonómico y de vuelta a la agenda. Ramón Espinar, a una inauguración de un local del partido en Leganés. Errejón, junto a Tania Sánchez, a otro acto de campaña.
“Quiero que os alistéis conmigo”
En la Casa del Barrio de Pozuelo, el local de la candidatura con la que se presentó Podemos en 2015 en el municipio (Somos Pozuelo) le esperan un centenar de personas. Errejón y Sánchez, acompañados de la diputada regional Clara Serra y el concejal Pablo G. Perpinyà, se dirigen a los asistentes para pedirles el voto. Pero poco.
Aunque el proceso es interno, los discursos no se detienen apenas en las primarias. Giran alrededor de las elecciones de 2019. “Este es el comienzo del camino hasta las elecciones de 2019 para echar al PP de la Puerta del Sol”, asegura Serra. La diputada hace bandera del feminismo y denuncia cómo “el PP pone en riesgo las instituciones” y su labor de proteger a las personas más indefensas mientras recuerda los cientos de millones invertidos en el Metro Ligero, una obra más que investiga la Justicia.
Tania Sánchez se centra en la situación de los servicios públicos de una región que, dice, nadie ha intentado articular para construir “comunidad” y “red”. “Prefirieron hacer negocio con sus amigos”, acusa. Apuesta por cambiar la competición entre vecinos por la cooperación. Quiere gobernar, asegura, para convertir Madrid “en referente de una nueva España”. Para ello, las primarias son “el primer paso, el primer punto de una larga ruta” que termina en 2019.
Llega el turno del candidato a candidato. Su discurso, más largo, recorre la misma senda. “No me gusta la imagen de las instituciones tras el escándalo Cifuentes. A la fiesta del 2 de mayo ninguno de los cuatro últimos presidentes pudo ir. Eso indica que aquí hay un agujero negro moral y político”.
Errejón arremete contra Albert Rivera por el apoyo de Ciudadanos al PP: “Le da igual nuestra región. Si los madrileños pierden un año de gobierno no le importa”. Y contra el próximo presidente regional, Ángel Garrido: “O pide disculpas o no puede ser el presidente de todas y todos. Será solo el presidente del PP”.
Al PSOE no se le menciona. Al menos de momento. Errejón sospecha que sí o sí tendrá que entenderse con Ángel Gabilondo en 2019. Ninguno de los dos podrá gobernar solo. Lo que está en juego es la prevalencia de un proyecto sobre el otro.
Es la principal crítica que hace Errejón a la portavoz de su partido en la Asamblea, Lorena Ruiz-Huerta, quien este jueves le criticaba tanto a él como a Espinar por su estrategia. La diputada regional se ha quedado fuera de las primarias por decisión de su espacio político, Podemos en Movimiento. Un terremoto micropolítico de consecuencias todavía imprevisibles. El candidato sostiene, con todo, que querría contar con ella. También con Isabel Serra, también diputada y que ha optado por abandonar Anticapitalistas por diferir de la estrategia decidida.
No todos en el partido son tan suaves en la respuesta a anticapis y recuerdan que si concurren a unas primarias ajenas deberán abandonar los órganos.
Errejón sube el tono cuando habla de uno de los temas que más le afectan por una cuestión generacional, la de los jóvenes que han abandonado España para buscarse un futuro mejor en otro país. Señala la “corrupción y los sobrecostes” como el principal lastre de Madrid y lanza una promesa: “La primera medida cuando esté en la Presidencia será ver quién nos debe dinero”. También incide en la “desigualdad” y compromete una red de escuelas infantiles y una renta mínima para “invertir en el rescate ciudadano”. Por último, apuesta por un “modelo económico alternativo al del pelotazo y del ladrillo”.
El dirigente de Podemos vuelve a hablar de primarias solo al final del discurso. “He venido a pedir que me apoyéis. No es igual 5.000 votos que 25.000”, dice. Y concluye: “Después del clic en las primarias está todo. No quiero solo el voto. Quiero que os alistéis conmigo. Al día siguiente de votar, en marcha. El camino será largo y complicado, pero acaba en el sitio donde empezó todo, pero esta vez con nosotros dentro: en la Puerta del Sol”.
Suena Golpe Maestro de Vetusta Morla mientras los asistentes aplauden. Más fotos y conversaciones con las personas que se acercan al futuro candidato. Cierra la persiana del viernes mientras Errejón repasa la agenda del sábado y del domingo. “¿Entonces puedo comer en casa?”, pregunta. “No”, le responden.