Teherán, 29 nov (EFE).- Las autoridades iraníes han de calcular bien su respuesta al asesinato del científico Mohsen Fajrizadeh, considerado el padre del programa nuclear persa, si quieren evitar consecuencias nefastas para la estabilidad regional y para el ya maltrecho acuerdo nuclear de 2015.
Consciente de los riesgos, el presidente iraní, Hasan Rohaní, adelantó que la respuesta de su país será “en el momento apropiado y de la forma adecuada”, evitando caer en la trampa que, a su juicio, ha preparado Israel, país al que acusan de estar detrás del magnicidio.
“La nación de Irán es inteligente como para caer en la trampa de la conspiración de los sionistas. Ellos están pensando en crear caos y disturbios pero nos hemos enterado de sus planes de antemano y no podrán alcanzar sus malvadas metas”, aseveró en un discurso la víspera.
El asesinato de Farijzadeh, quien se sospecha trabajó en el pasado para desarrollar armas nucleares, ha ocurrido a pocas semanas de la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden, quien aboga por una política más conciliadora respecto a Irán y el regreso al pacto nuclear, una opción rechazada por Israel.
En opinión del analista iraní Diako Hoseini, del Centro Presidencial de Estudios Estratégicos, “los israelíes eran ”muy conscientes“ de este posible cambio en la política de EE. UU. y ”recurrieron al terrorismo para asesinar a la diplomacia“.
ROMPER PUENTES
El presidente saliente de EE. UU., Donald Trump, retiró a su país unilateralmente en 2018 del acuerdo nuclear con Irán y volvió a imponer duras sanciones al país persa. Su Administración ya ha adelantado que va a seguir aplicando nuevas sanciones hasta el último día, dificultando que Biden pueda dar marcha atrás.
El mismo Ben Rhodes, exasesor de Barack Obama, aseguró ayer en Twitter que el asesinato de Fajrizadeh es “una acción intolerable destinada a socavar la diplomacia entre la Administración estadounidense entrante e Irán”.
Aunque la desconfianza es alta también hacia el futuro Gobierno de Biden, había cierta esperanza de mejora ante la posibilidad de su regreso al acuerdo nuclear y el consecuente alivio de las sanciones. O, al menos, de que hubiera menos presión.
Para Rohaní, los enemigos están en “unas semanas en las que sienten que la época de su presión está disminuyendo y la situación global está cambiando”, por lo que van a “aprovechar al máximo para crear una situación insegura en la región”.
Ahora, está en la mano de Irán evitar eso. Una acción militar contra Israel puede encender la chispa de un conflicto y enterrar la diplomacia, mientras que las opciones relacionadas con el programa nuclear serían un tiro de gracia para el acuerdo nuclear.
TEMORES A UNA ESCALADA DE LA TENSIÓN
El asesinato del científico iraní ha tenido lugar, además, poco después de que el diario The New York Times revelara que Trump consultó recientemente la posibilidad de efectuar un ataque militar contra instalaciones nucleares iraníes con sus asesores, que desestimaron la opción.
Para el exdirector de la CIA, John Brennan, el asesinato de Fajrizadeh es “un acto muy imprudente” y “se corre el riesgo de represalias letales y una nueva ronda de conflicto regional”.
Una situación que recuerda a la vivida en enero pasado, cuando saltaron todas las alarmas ante una eventual guerra tras el asesinato en un bombardeo estadounidense del poderoso general de los Guardianes de la Revolución, Qasem Soleimaní.
La respuesta entonces de Irán fue relativamente moderada, con el objetivo de evitar un conflicto mayor. Efectuó un ataque con misiles contra una base militar en Irak con presencia de tropas estadounidenses que no causó víctimas mortales y que contó con un aviso previo.
Se desconoce cuál será la opción elegida esta vez por Irán pero habrá con seguridad una respuesta, aseguró a Efe Foad Izadi, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Teherán, debido a que este no es el primer asesinato de un científico iraní y a que ha habido recientemente ataques cibernéticos israelíes.
“Esas agresiones llevadas a cabo durante un largo plazo son ya insoportables para Irán”, subrayó Izadi, quien opinó que la República Islámica no iniciará una contienda pero la reacción puede generar -advirtió- que “la otra parte comience una guerra”.
Al margen del tema militar, según el analista Hoseini, el asesinato es “un acto provocador que tiene como objetivo obligar a Irán a tomar una decisión apresurada que dañaría la esperanza de reactivar el acuerdo nuclear”.
LLAMADOS A RETIRARSE DEL TNP
Este pacto, conocido como JCPOA en sus siglas en inglés, está muy debilitado desde la retirada de EE. UU. y desde que Irán decidiera en represalia en mayo de 2019 dejar de cumplir gradualmente sus compromisos.
Unos compromisos que el Parlamento iraní quiere reducir aun más tras los últimos acontecimientos. Según un comunicado de los diputados publicado hoy, el objetivo es poner fin a la aplicación voluntaria por parte de Irán del Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación (TNP), que otorga mayor acceso e información a los inspectores del OIEA.
El TNP es la piedra angular de los esfuerzos mundiales para prevenir la propagación de las armas nucleares, promover el desarme y fomentar un uso pacífico de la energía nuclear.
Entre los países que no lo han firmado se encuentra Israel, que se cree con bastante certeza, aunque no lo confirme, que posee cabezas nucleares.
El analista Izadi consideró que el TNP “no beneficia a Irán en ningún tema e incluso le ha causado problemas” al aumentar las exigencias internacionales, por lo que abogó por la retirada.
Sin embargo, apostó por mantener y permitir las inspecciones del OIEA con el fin de que todavía quede una esperanza para el histórico acuerdo nuclear.
Por Artemis Razmipour