Separada, con una hija, Isabel Carrasco ha sido todo en la política local y de Castilla y León. Todo, salvo presidenta del Gobierno regional, si bien en algún momento aspiró a ello. Nació en Campo y Santibáñez, a escasos 15 kilómetros de la capital leonesa, en 1955. Era licenciada en Derecho por la Universidad de Valladolid, especializada en el área de las finanzas y la hacienda. Así, fue profesora de Derecho Tributario en la Universidad de León, inspectora de Hacienda y auditora de cuentas.
No dejaba a nadie impasible. Es una reflexión muy secundada por todos quienes tratan de hacer un análisis sobre la presidenta de la Diputación y del PP de León, Isabel Carrasco, asesinada a tiros este lunes en la pasarela que une su casa con la sede de su partido.
Como política fue delegada territorial de la Junta de Castilla y León en la capital leonesa, entre 1987 y 1991, y desde ahí pasó a ser consejera de Economía y Hacienda hasta 2003, puesto del que fue apeada para ser senadora, sillón que ocupó hasta 2007. Ese año logró hacerse con el control del PP de León y de ahí, a la presidencia de la Diputación leonesa.
Isabel Carrasco empezó en política de la mano de José María Aznar, cuando era presidente de la Junta de Castilla y León, y Juan José Lucas la aupó a la consejería de Economía y Hacienda. Con la llegada de una nueva hornada al Ejecutivo regional su peso comenzó a diluirse, pero sus contactos fueron, siempre, inamovibles.
En 2011 fue conocida como la presidenta de los cargos, cuando una denuncia del PSOE, que todavía sigue abierta, desveló un sinfín de puestos de Isabel Carrasco: hasta 12. Presidenta de la Diputación de León, del Consorcio del aeropuerto leonés, del Instituto Leonés de Cultura, consejera de la antigua Caja España y de empresas participadas, como Invergestión, Inmocaja, Viproelco o Tinsa, miembro de la Asamblea de Caja España, concejal del Ayuntamiento de León, presidenta de Gersul (consorcio provincial para la gestión de residuos) y presidenta del Consorcio Provincial de Turismo.
En enero de 2013, se conoció que Carrasco aparecía como imputada por un delito de malversación de caudales públicos. Una denuncia del PAL (Partido Autonomista Leonés) hizo tambalearse a la presidenta del PP de León, pero fue momentáneo. Pese a ello, pese a que se empezaban a vislumbrar atisbos de realidad de que había cobrado dietas por kilometraje como consejera de Caja España por ir a Salamanca, donde se reunía el consejo de administración de la entidad, con el coche oficial de la Diputación. Según la denuncia, cobró por desplazamientos correspondientes a unos 20.000 kilómetros.
Ella lo negó hasta la extenuación. Incluso retiró la publicidad a aquellos medios de comunicación leoneses que osaban insistir con el caso de las dietas. Así era Isabel Carrasco. Una mujer que nada ni nadie silenciaba, a menudo rodeada de polémica, y cuyo asesinato deja consternado a León, a sus ciudadanos y a sus políticos, pese a las opiniones que había contra ella.