En los últimos meses, militantes de Izquierda Unida han abandonado las filas de la coalición para engrosar las de otras iniciativas políticas. Algunas de esas fugas han dolido en la coalición por el peso interno de quienes dejaban la organización. Su perfil público era, sin embargo, menor o nulo. Hasta ahora. La dimisión del concejal de Madrid Jorge García Castaño y su renuncia al carné de IU ha elevado el listón y asoma a la organización a un escenario que nadie reconoce querer y que trae recuerdos nada halagüeños: la escisión.
Los movimientos en IU de Madrid (IUCM) en los últimos meses han sido frenéticos y los frentes abiertos muchos. La confluencia con (o en) Ganemos Madrid, las primarias abiertas del pasado otoño y la posición ante la irrupción de Podemos, la asfixia económica que vive la federación, las resoluciones sobre el papel de IUCM en Caja Madrid y el futuro de Ángel Pérez y Gregorio Gordo y las acusaciones contra Tania Sánchez por los contratos de Rivas. La situación del 'número dos' de Cayo Lara, Miguel Reneses, diputado en la Asamblea de Madrid y excoordinador regional. Y la dimisión de Eddy Sánchez tras el triunfo de Sánchez en primarias, que dejó descabezada la organización cuando la situación todavía admitía una recomposición. Entre otros.
En este ir y venir, algunos enemigos irreconciliables, con cruce de querellas incluido, han vuelto a compartir mesa y mantel. Y otros que dijeron que nunca se irían lo han terminado haciendo. Entre ellos, García Castaño, cuya salida estaba “descontada”, según dirigentes próximos a la actual dirección. “Hace semanas que me llegó el rumor de que se iba, aunque luego pensé que no”, asegura una dirigente. Otra voz de la recién elegida dirección colegiada apunta en la misma dirección: “Su posición está tomada hace tiempo y no me pilla de sorpresa. Me parece lo más honesto y lo menos dañino”.
En su carta de despedida, García Castaño arremete contra la dirección federal: “Se ha mostrado incapaz de realizar un proceso de refundación de la organización o de impulsar la constitución de un bloque social y político que ayudara y reforzara el cambio político”.
Entre los partidarios de Sánchez tampoco quieren oír hablar de escisión, aunque sí lanzan un aviso: “Nosotros no somos Ezker Anitza”, aseguran en el entorno de la candidata. La referencia no es baladí. La ruptura de la organización en el País Vasco dejó a IU fuera de juego en la política institucional de la comunidad. Y hasta hoy.
Entonces, la dirección federal apoyó a quienes, en minoría, decidieron escindirse. Durante años, dos marcas (Ezker Batua y Ezker Anitza) compitieron no solo por un mismo espacio, sino por hacerse con el logo o las sedes, lo que fue resuelto en favor de los últimos en los tribunales. En fechas recientes también se ha recordado la quiebra que se produjo en Cataluña con Iniciativa per Catalunya en los 90. O a la Nueva Izquierda de Cristina Almeida y Diego López Garrido que acabó en el PSOE.
Lo que suceda en Madrid tendrá que recibir el visto bueno de la dirección federal, donde se da una bicefalia que es nueva para la organización. El coordinador, Cayo Lara, no será el candidato y su liderazgo merma cada día que pasa. IUCM ha desoído en reiteradas ocasiones órdenes directas de órganos federales para que dimitan Ángel Pérez y Gregorio Gordo. Esta misma semana, con Lara fuera de España, se filtraba la dimisión de su 'número dos'. El coordinador la conocía desde el 7 de diciembre, algo que no ha gustado nada en muchos sectores de la organización.
El probable candidato, Alberto Garzón, ha tomado partido claramente en favor de Sánchez. García Castaño ha sido, precisamente, uno de los pilares de la candidatura Recuperar Madrid, liderada por Tania Sánchez y Mauricio Valiente. La pugna rompió los puentes tendidos durante el verano de 2014 entre las dos visiones de la organización que conviven en IUCM. Dos posturas que salieron del proceso interno completamente enfrentadas y que han llegado a encararse por detalles burocráticos como ratificar las candidaturas salidas de las votaciones.
Dicha ratificación llegó en un Consejo Político Regional completamente dividido sobre la candidata y cuando Sánchez y Valiente habían anunciado un acto de proclamación ajeno a la dirección. La reunión el viernes 16 del órgano, el principal entre asambleas, contó además con el veto implícito de los candidatos y su seguidores.
Al día siguiente, sábado, Sánchez llenó el Palacio de la Prensa de Madrid para lanzar su precampaña. Aunque ya contaba con el aval de la organización se analizó con lupa la lista de asistencias y ausencias. Varios miembros de la dirección federal, con Alberto Garzón a la cabeza, apoyaron explícitamente a la candidata. Otros exdirigentes que tienen hoy la autoridad intacta lo hicieron a distancia. No estuvieron ni el coordinador general, Cayo Lara, ni el secretario general del PCE, José Luis Centella. Sánchez no milita en el partido, pero la delegación madrileña de este ha aprobado documentos muy duros con la vieja mayoría de IUCM y en favor de los candidatos.
En el acto, Tania Sánchez apeló a los suyos: “Estaré, y solo estaré, en el proceso de unidad popular que convoque la gente soñadora y que ganará Madrid para sus gentes. Vamos hasta el final, hasta el 24 de mayo. Hasta ganar y conquistar Sol”.
El principal obstáculo para la candidata es la querella que ha interpuesto contra ella el PP y que, de momento, no ha sido admitida a trámite. Desde dentro, sin embargo, hay quienes piden a Sánchez que dé un paso atrás no tanto por la querella, dicen, sino por haber protagonizado decenas de titulares en las últimas semanas que afectan a las posibilidades de IU.
Lo que pase en las próximas horas será clave en el futuro. Este sábado están convocados todos los coordinadores regionales a una reunión en la sede central. Allí, IUCM tendrá que responder a la enésima petición de asunción de responsabilidades por parte de Pérez y Gordo. La semana que viene se prevé que se celebre una Presidencia federal. Del resultado de todas estas citas depende que la organización se ponga a trabajar en las inminentes elecciones o pegue otro estirón a un amarre que está a punto de ceder.