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La izquierda busca reconstruirse ante el nuevo ciclo político

Alberto Ortiz

28 de marzo de 2024 22:11 h

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2024 marcará el fin de un ciclo en el que el espacio a la izquierda del PSOE ha vivido su revolución interna, una más desde que Podemos irrumpiera hace una década en el escenario político. En el lapso que va desde las generales de 2019 hasta las europeas que se celebrarán el próximo verano, han ocurrido multitud de cosas: la izquierda alternativa entró por primera vez en el Gobierno de la mano del partido que entonces lideraba Pablo Iglesias, esa formación afrontó un cambio de liderazgo y cedió el testigo del espacio político a Yolanda Díaz mientras su hegemonía se difuminaba. Y ahora Sumar, de nuevo desde el Gobierno, comienza a vertebrarse como una nueva fuerza estatal que aspira a representar ese segmento electoral, mientras Podemos inicia una nueva etapa tras su paso al Grupo Mixto.

Las elecciones europeas señalan la frontera entre el ciclo que termina y el nuevo periodo. En estos meses, las diferentes fuerzas políticas comienzan mientras tanto procesos asamblearios bien de fundación, bien de renovación de liderazgos o bien de reafirmación de sus posiciones. El propio Sumar acaba de celebrar su asamblea fundacional, mientras Izquierda Unida abordará en mayo el proceso para reemplazar a Alberto Garzón al frente del partido. Los dos partidos de Compromís celebran también este año sendos congresos, y Podemos, que no tiene a la vista una asamblea ciudadana, viene de una conferencia política y acaba de renovar los liderazgos en casi todos sus territorios.

Todas estas citas se darán antes o después de varios comicios que ya han empezado a marcar el paso de las decisiones en las diferentes organizaciones. La primera, hace apenas unos meses en Galicia, donde la izquierda no nacionalista sufrió un duro varapalo. El PSOE se mantuvo relegado a tercera fuerza y ni Sumar ni Podemos lograron entrar en el parlamento. La segunda, en Euskadi, el próximo 21 de abril. Allí las encuestas arrojan un escenario incierto frente a la pujanza de la izquierda abertzale. También hay elecciones catalanas el 12 de mayo, que podrían llevar a Catalunya en Comú a entrar en el Govern por primera vez como socio minotario en una coalición con otras fuerzas de izquierdas. Y las europeas, que además de perfilarse como un plebiscito interno entre el partido de Yolanda Díaz y el de Ione Belarra, medirán también cómo responde el conjunto de votantes de izquierda, incluidos los del PSOE, tras los primeros meses de Gobierno. 

Sumar

Sumar acaba de celebrar su asamblea fundacional, el primer paso de un largo proceso para la construcción de un frente amplio en el que aspiran a agrupar a diferentes formaciones: Izquierda Unida, los comuns, Más Madrid, Verdes Equo. El pasado sábado la plataforma de Yolanda Díaz dio el primer paso en un congreso en el que los inscritos refrendaron a la vicepresidenta segunda como coordinadora general y aprobaron el documento organizativo que pone las primeras reglas para la construcción de ese proyecto.

Yolanda Díaz lanzó Sumar hace dos años con el fin aunar en unas mismas siglas a las fuerzas de la izquierda alternativa pero la lentitud en el armado de ese proyecto y la convocatoria electoral solo había permitido hasta ahora la conformación de una coalición electoral, que funcionó para el 23J y que sufrió con Podemos su primera baja. 

En estos meses, las personas que están al frente del proyecto político han dado pasos para trascender la coalición pero al mismo tiempo seguir contando con los partidos que la conforman. La ambición es compleja porque no solo hay formaciones políticas y militancia propia, también hay partidos estatales y otras formaciones de corte netamente regional que reclaman autonomía plena en sus territorios como Catalunya en Comú o Más Madrid.

Todas esas incógnitas, o al menos la gran parte, se resolverán en una nueva negociación entre Sumar y los partidos que arranca ahora y que concluirá con un segundo congreso en otoño. Esa asamblea la llaman constituyente y allí terminarán de definirse las reglas de ese frente amplio si finalmente se construye. Todo ocurre en mitad de un proceso en el que Sumar tiene que seguir funcionando como coalición electoral en Euskadi, Catalunya (donde la marca seguirá siendo Catalunya en Comú) y en las elecciones europeas.

Izquierda Unida

Una de las principales piezas con las que cuenta Yolanda Díaz para la construcción de Sumar es Izquierda Unida, que también afronta un proceso de introspección con la asamblea que decidirá quién hereda el liderazgo de Alberto Garzón, que abandonó hace dos meses la política después de ocho años al frente del partido. 

IU afronta su XIII asamblea seguramente en uno de sus mejores momentos de los últimos años, con cinco diputados en el Congreso, con un Ministerio en el Gobierno –el de Infancia y Juventud que tiene al frente a Sira Rego– y con un papel importante dentro de Sumar: es la única organización de carácter estatal dentro del proyecto y junto con Catalunya en Comú (y los diputados de Movimiento Sumar) la organización con más peso en el grupo parlamentario. 

La asamblea de Izquierda Unida, según decidió su última coordinadora federal, se celebrará los días 18 y 19 de mayo, aunque el proceso de debate ya ha comenzado. La dirección de la organización acordó durante los últimos meses iniciar un proceso de transición para tratar de pactar una candidatura de unidad. Esas reuniones se desarrollaban con normalidad hasta que este mes el anuncio de la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, de su candidatura para liderar IU causó un enorme revuelo interno.

Un sector del partido ligado al Partido Comunista de España (PCE) y a la federación andaluza, la más numerosa, acusó a la ministra de intentar con su anuncio influir en las primarias que se celebraban en esa semana para elegir el candidato que irá en la lista de Sumar a las europeas. El enfado de ese sector motivó que días después Antonio Maíllo anunciara que intentará pilotar una candidatura de unidad que no descarta liderar.

Las negociaciones para esa candidatura unitaria siguen y la organización se ha dado hasta el 15 de abril para negociarla. Si no hay acuerdo, podrían llegar dos listas a la votación de la asamblea. Ese escenario dejaría una imagen de división que a priori todos querían evitar tras la salida de Garzón.

Podemos

Podemos no tiene previsto celebrar este año una asamblea ciudadana como tal, al menos hasta que termine el ciclo electoral con las europeas. Pero sí que ha iniciado una serie de procesos para cambiar su hoja de ruta política, para modificar su ejecutiva y también para impulsar nuevas direcciones territoriales. 

En noviembre, la dirección del partido impulsó una conferencia política, con una agenda de reuniones y encuentros con la militancia y los diferentes territorios para cambiar el rumbo político marcado en la Cuarta Asamblea Ciudadana, la que eligió a Ione Belarra como secretaria general, con el fin de desvincular las decisiones del partido del liderazgo de Yolanda Díaz, una vez constatada la ruptura con su proyecto político. 

La militancia secundó el nuevo documento político que ponía nuevas condiciones para las coaliciones electorales y reforzaba la “autonomía política” del partido. Poco después esa voluntad se tradujo en la ruptura con Sumar en el grupo parlamentario y, aunque no directamente, en la decisión de concurrir en solitario en las elecciones gallegas. 

La dirección renovó hace poco su ejecutiva. Después de la salida de varias pieza clave del secretariado, como Nacho Álvarez, al frente de Economía, o Alejandra Jacinto, que dejó el partido en verano, Ione Belarra renovó su gabinete para dar entrada a perfiles como Tito Morano, Conchi Abellán, Martina Velarde o Irene de Miguel. 

En paralelo, Podemos activó un proceso de primarias para renovar los liderazgos en todos los territorios donde se vencían los mandatos o donde la dirección tuvo que crear gestores por dimisiones o crisis internas a lo largo de los últimos años, como en Balears, donde dimitió la ejecutiva en bloque tras los resultados de las autonómicas y municipales o en Asturias, donde la candidata al Principado y diputada en el parlamento, Covadonga Tomé, fue expulsada recientemente. 

En total, los inscritos han podido votar las nuevas direcciones en Asturias, Aragón, Canarias, Catalunya, la Comunidad de Madrid, la Comunitat Valenciana, Balears y la Región de Murcia. En todas ellas, la dirección logró situar candidaturas lideradas por portavoces estatales y miembros del núcleo duro de Belarra, como Isa Serra en Madrid, Javier Sánchez Serna en Murcia o María Teresa Pérez en Valencia.

Compromís

Compromís también se sienta en el diván en el 2024. En concreto, dos de las tres patas que componen la estable coalición valenciana. Iniciativa celebra su asamblea dentro de pocas semanas. La Mesa Nacional de Iniciativa-Compromís aprobó el pasado octubre la apertura de un espacio de “reflexión, debate y crecimiento” para “refundar el espacio político del ecosocialismo valencianista”, un proceso que culminará en abril con la celebración de una asamblea general. Por su parte, Més-Compromís, el antiguo Bloc, también celebrará un Congreso en otoño de este año, concretamente el 18 y 19 de octubre. 

Una de las ideas que manejan algunos dirigentes dentro de la coalición es que de ambos procesos salga un mandato para configurar la coalición en un partido, con un modelo similar al de EH Bildu, para terminar de consolidar una plataforma política que trascienda la mera coalición electoral. Para ello Compromís debería celebrar un nuevo congreso constituyente o fundacional que inaugure esa nueva etapa, aunque se trata de un proceso complejo que seguramente se alargaría más allá de este año. 

Más Madrid

La organización que lidera Mónica García celebró su Congreso hace apenas unos meses, precisamente cuando se negociaba la configuración del nuevo gobierno de coalición en la que el partido madrileño se hizo con el Ministerio de Sanidad. García pasó a dirigir esa cartera poco después de haber sido elegida como nueva líder del partido. 

La candidatura de García ganó ese congreso celebrado a finales de noviembre, con una lista en la que también estaban Rita Maestre, quien encabezó la lista al Ayuntamiento de Madrid, y la ahora portavoz de la formación en la asamblea madrileña, Manuela Bergerot, que sustituyó en la portavocía a Pablo Perpinyá, la persona que en su momento designó Íñigo Errejón para hacer la oposición en Madrid y que está alejado de la actual dirección.

Durante su intervención en aquel Congreso, García dejó clara la vocación madrileña de su formación en un momento en el que se preparaba para dar el salto a la política nacional, así como su intención de que Más Madrid preserve su autonomía en el nuevo ciclo político que se abría en ese momento, en vísperas de la investidura de Pedro Sánchez y cuando el partido debatía su manera de integrarse en Sumar. Esa voluntad de autonomía se ha traducido en algunos choques con Sumar durante las negociaciones para su encaje dentro de la plataforma, un debate que seguramente tarde todavía varios meses en resolverse.

Catalunya en Comú

Los comuns pusieron en marcha el pasado febrero una convención ideológica para afrontar el nuevo ciclo político y con la vista puesta en las elecciones catalanas que en ese momento estaban previstas para un año después. El proceso seguirá en marcha a pesar de que el president, Pere Aragonès, decidió adelantar esos comicios para el próximo mayo. El debate interno se dará pues a las puertas de una campaña electoral que podría terminar con los de Jéssica Albiach por primera vez en el Gobierno de la mano del PSC y ERC.

Los comuns celebrarán el 13 de abril el gran acto que culminará dos meses de debates en las asambleas locales a las que están llamadas unas 12.000 personas. De fondo, además de la actualidad política catalana, está la relación de esa formación con Sumar. La pata catalana está involucrada en el proceso de construcción del frente estatal y cuenta con hasta cuatro personas en la recién elegida ejecutiva.

Además, han acordado con la plataforma de Yolanda Díaz contar con plena autonomía en Catalunya. Los comuns serán la referencia catalana de Sumar, que no desplegará estructura orgánica en ese territorio.