Investigación

Kike Sarasola informa al Congreso de que no consta que Ayuso pagase por alojarse en sus apartamentos de lujo

Marcos Pinheiro

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Isabel Díaz Ayuso dio positivo por Covid-19 el 16 de marzo de 2020 y se confinó, como marcaba el protocolo. Pero en lugar de hacerlo en su casa, la presidenta madrileña pasó el periodo de aislamiento en dos apartamentos de lujo del hotel BeMate. Alargó su estancia más allá de la enfermedad y llegó a pasar más de dos meses en ese alojamiento, propiedad del empresario hotelero Kike Sarasola.

Ahora, este empresario afirma, en un escrito al que ha tenido acceso elDiario.es, que no ha encontrado ningún documento de alquiler de esos apartamentos a nombre de Ayuso, y que en sus cuentas no figura ningún pago por parte de la presidenta autonómica. En 2021, Ayuso afirmó que había sufragado de su bolsillo la estancia y bromeó incluso con que había pagado de más: “Soy una pringada”.

Sarasola afirma ahora que no ha localizado ningún documento que acredite ese pago. El empresario ha contestado así a un requerimiento de información que le hizo el pasado 11 de julio la Comisión de Investigación sobre los contratos públicos durante la pandemia creada en el Congreso.

Se solicitaba a la empresa Room Mate cualquier contrato de alquiler, cesión u otros servicios a nombre de Isabel Díaz Ayuso u otro miembro del Gobierno regional en 2020, así como “facturas o justificantes del pago de los servicios contratados”.

Sarasola contestó por escrito el pasado 18 de julio. Esta es su respuesta completa: “No hemos localizado en nuestros archivos ningún contrato de alquiler o de cesión, contrato de prestación de servicios o de uso de instalaciones hoteleras u otros inmuebles, suscrito con las personas que se refieren en su comunicación, desde el inicio de la Pandemia ocasionada por la Covid-19, hasta la fecha. En nuestros estados contables tampoco consta ningún pago como contraprestación”.

En 2021, Ayuso afirmó en una entrevista en Salvados que había pagado de su propio bolsillo y que tenía las facturas. Durante esa entrevista enseñó desde su móvil al presentador del programa, Fernando González ‘Gonzo’, una transferencia de 5.680 euros hecha a BeMate. También desde su móvil enseñó una supuesta factura de una estancia de 69 días a 80 euros el día, por un importe total de 5.520 euros. “Le he pagado de más, soy una pringada”, bromeó Ayuso. El Gobierno regional nunca ha hecho pública esa factura.

Dos años más tarde, en otra entrevista, el empresario Kike Sarasola contó que el jefe de Gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, le había pedido que alojase a la presidenta madrileña: “Lo va a pagar de su dinero, hazme buen precio”. En esa entrevista en Cuatro afirmó que Ayuso había pagado “desde su cuenta personal”.

Contactado por elDiario.es, Kike Sarasola ha rechazado contestar a las preguntas de este medio y aclarar a qué se debe esa discrepancia entre la versión de la presidenta madrileña y la que le ha dado él al Congreso. Desde el equipo de Ayuso insisten en la versión que ofreció en la entrevista con Salvados: “La presidenta pagó su estancia y tiene la factura”.

Un apartamento para vivir, otro para trabajar

Ayuso disfrutó de dos apartamentos de lujo en el hotel BeMate Plaza de España durante la etapa más dura de la pandemia. Se alojaba en la “royal suite skyline”, un ático de 88 metros y 100 de terraza con zona ‘chill out’, un cenador y vistas panorámicas al Palacio Real y la Casa de Campo. Ese apartamento de lujo se alquilaba por unos 200 euros al día: 6.000 euros al mes.

Además, la presidenta madrileña disponía de un segundo apartamento en el mismo edificio, unas plantas por debajo, que utilizaba únicamente para dormir: “Estoy en el hotel, duermo abajo, trabajo arriba, y no molesto a nadie”, dijo Ayuso en una entrevista.

La Comunidad de Madrid nunca aclaró si el pago de los 80 euros diarios pactados con Sarasola correspondían a un apartamento o a los dos.

La propia Ayuso tuvo problemas para explicar su estancia en los apartamentos de lujo. Primero dijo que se mudó para aislarse y no contagiar a nadie, luego que se trasladó allí cuando se decretó el Estado de Alarma y se contagió con posterioridad. La primera versión de la presidenta regional ya hacía aguas: se mudó para aislarse y no contagiar, pero lo hizo con su pareja de entonces, Jairo Alonso.

El 27 de mayo de 2020, Ayuso anunció que había abandonado el hotel BeMate Plaza de España, coincidiendo con la fase 1 de la desescalada de la pandemia. Ahora ha replicado ese sistema de doble residencia: vive en la casa de su pareja, el empresario imputado por fraude fiscal Alberto González Amador, y ambos disfrutan del piso de arriba, que está a nombre de una empresa vinculada a su abogado. Las explicaciones de ahora son las mismas que hace cuatro años: ninguna.