Los lazos que unen a la pareja de Ayuso con el directivo de Quirón que propició su comisión con mascarillas
De un lado, un consultor sanitario especializado en prevención de riesgos y con ganas de ampliar sus ingresos. Del otro, un importante directivo de la sanidad privada, que acaba recalando en un gigante del sector. Entre ambos se ha tejido a lo largo de una década un negocio que incluye sociedades compartidas, empresas pantallas, una lucrativa venta de mascarillas en lo peor de la pandemia y un ático de lujo en uno de los barrios más adinerados de Madrid.
Los caminos de Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, y Fernando Camino, alto cargo de Quirón, llevan muchos años cruzándose en el sector sanitario. Ha sido su último pelotazo, el que propició una comisión de dos millones de euros para González Amador de los que no quiso pagar los impuestos que le correspondían, el que ha desembocado en una causa penal que ha destapado la maraña de compañías y pagos tejida desde 2014 entre ambos.
Camino y González Amador se conocieron hace una década cuando trabajaban en el sector de las mutuas sanitarias. La expansión de grupo Quirón mediante la adquisición de esas mutuas y compañías de prevención unió sus trayectorias. Es ahí cuando comienza una relación que se mantiene hasta hoy y que les ha llevado a cerrar importantes negocios.
El director y el consultor
Camino es desde 2020 presidente de Quirón Prevención, una de las filiales del gigante de la sanidad privada en España. Es con esa filial con la que González Amador hizo la mayoría de sus servicios de consultoría y prevención de riesgos, antes de que estallara la pandemia que propició la compraventa de las mascarillas.
Según consta en la investigación, la empresa principal de González Amador –Maxwell Cremona– ingresó algo más de 275.000 euros en 2020. Los ingresos de la compañía los años anteriores fueron similares: en 2018 fueron de 287.000 euros y en 2019 llegaron a los 357.000 euros.
La cifra pagada por Quirón subió mucho en 2021, hasta los 722.000 euros. González Amador percibía ese dinero por, entre otras cosas, asesorar a los hospitales del grupo para obtener los certificados de calidad sanitaria. Fuentes conocedoras de su trabajo apuntan a que era un asesoramiento puntual y limitado porque muchos de esos centros llevaban años superando las inspecciones sin problemas antes de la adquisición por Quirón.
De hecho, la empresa de González Amador no tiene empleados contratados. Requiere a veces de los servicios de algunos autónomos, pero poco más. Los bienes a nombre de la compañía se reducen a una impresora, un portátil, y un Porsche Panamera que el empresario adquirió tras la pandemia.
González Amador, a pesar de ser un consultor externo, se presentaba en ocasiones como directivo de Quirón Prevención y se atribuyó la responsabilidad de la expansión de su negocio en Latinoamérica. En algunos emails que enviaba para buscar nuevas oportunidades para vender sus servicios se identificaba como “Director de Proyectos” de la filial de Quirón.
Una empresa pantalla para facturar
Este primer lazo que une a Camino y González Amador desemboca directamente en el segundo. La pareja de Ayuso decidió trasladar parte de la facturación de Quirón, que se había disparado, de su empresa principal a otra secundaria que compró en 2020, a fin de pagar menos impuestos. Así, utilizó una sociedad pantalla llamada Masterman & Whitaker Medical Supplies and Health Process Engineering SL.
Se trata de una sociedad sin trabajadores ni material y que en realidad se fundó con otro nombre: Círculo Belleza SL. La empresa se constituyó en León en 2008 por parte de Fernando Camino, el directivo de Quirón, junto con otros dos accionistas: Gloria Carrasco (que poseía la mayoría de las acciones) y Antonio Carrasco.
En resumen, González Amador usó una empresa pantalla comprada a Fernando Camino para facturar los ingresos de Quirón Prevención, dirigida por el propio Fernando Camino, y así pagar menos a Hacienda.
El gran negocio de las mascarillas
Esa facturación cruzada se queda en nada comparada con el gran negocio que hicieron estos dos empresarios. González Amador ingresó dos millones de euros por mediar en la compraventa de mascarillas en lo peor de la pandemia: puso en contacto a un vendedor, la empresa catalana FCS Select Products, con el comprador, una sociedad de Pontevedra llamada Mape Asesores.
Y aquí aparece, otra vez, Fernando Camino. La documentación a la que ha tenido acceso elDiario.es revela que Camino es uno de los administradores de Mape, la empresa que compra las mascarillas por 42 millones y propicia la comisión del 4,5% para González Amador.
Hay poca información más sobre esa compraventa. No hay una explicación de por qué una empresa gallega necesitaba la mediación de González Amador para comprar a una empresa catalana. No se sabe cuál es la justificación a que en mitad del trato se interponga también Inteconn, una compañía de EEUU cuyo papel no queda claro. Tampoco se sabe dónde acabaron esas mascarillas: Mape Asesores tiene como cliente a Quirón Prevención, pero se ha negado a contestar a las preguntas de elDiario.es.
González Amador solo hizo esta labor como comisionista en la pandemia. No puso en contacto a más empresas, no encontró más clientes a FCS –con quien había firmado un acuerdo para ello en enero de 2020–. Solo un negocio que le reportó enormes beneficios: ingresó 834.320 euros el 5 de mayo de 2020 y 1.138.360 euros el 5 de agosto de ese mismo año.
González Amador cobró casi dos millones de euros por mediar en la venta de mascarillas a la empresa que administra Fernando Camino, al que ya facturaba desde Quirón Prevención.
Todo empieza en Panamá
Otro hilo más une a González Amador y a Fernando Camino y retrotrae al inicio de su relación mercantil. La pareja de Ayuso tuvo hasta 2022 una empresa pantalla en Panamá llamada Insumos Médicos del Pacífico. La empresa se creó en 2013 por, entre otros accionistas, Fernando Camino.
Solo un año después de crearse consta ya la relación a través de esta compañía de los dos empresarios. En el registro de ese país figura una reunión de la asamblea de accionistas de la sociedad en febrero de 2014 en la que “actuó como Secretario Ad-Hoc el señor Alberto González Amador, en ausencia de Fernando Javier Camino Maculet”. Fue en esa reunión en la que González Amador tomó el control de la empresa.
Se deshizo de ella el 4 de mayo de 2022, pocos días antes de que Hacienda comunicase la apertura de la inspección al novio de Ayuso que ha derivado en una denuncia de la Fiscalía y en su imputación por parte del juzgado. No hay datos de para qué se usaba esa empresa.
Un ático en Madrid y un hostelero de León
Es el último vínculo, destapado por elDiario.es este martes. Alberto González Amador e Isabel Díaz Ayuso viven en un piso en Chamberí que el empresario compró tras el pelotazo de las mascarillas. Pero además, disfrutan de un segundo piso, un ático de lujo situado justo encima, con una superficie de 176 metros cuadrados, y que la pareja destina a recibir visitas, en cenas y otros encuentros, y ha dedicado una parte a habilitarla para la práctica de deporte.
Ese ático está a nombre de Babia Capital SL, cuyo principal propietario es Jorge Carlos Pablos Alonso, un empresario hostelero de León, la ciudad en la que reside Fernando Camino. Esta sociedad está administrada en la actualidad por Javier Luis Gómez Fidalgo, el fiscalista que representó a González Amador cuando empezó la investigación de la Agencia Tributaria. Ese abogado tiene también como cliente a Camino.
Es decir, Ayuso y González Amador disfrutan ahora mismo de un ático de lujo a nombre de una sociedad que administra un abogado que tiene como clientes al propio González Amador y a Camino.
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