Llega Núñez Feijóo con la bolsa de los regalos populistas
Se acercan las campañas electorales en este 2023 y hay que tener preparada la lista de los regalos. No todos serán viables, algunos nunca se harán realidad y finalmente estarán los que se pueden colocar en la categoría del populismo más desinhibido. Aquel que dice que ante una situación económica compleja, no sólo no hay que hacer sacrificios, sino que ha llegado el momento de hacer caja y recibir un dinerito por cortesía del Estado. No porque lo necesitemos. Porque nos lo merecemos.
El Partido Popular ha presentado esta semana una proposición de ley en el Congreso con el fin de recuperar la deducción del IRPF por adquisición de vivienda habitual. Alberto Núñez Feijóo ya había hecho la propuesta en noviembre y ahora ha sido el momento elegido para registrarla en el Parlamento.
En su momento, dijo que había sido el Gobierno de Pedro Sánchez el que la había suprimido. Era falso. Inicialmente eliminada por Zapatero, luego fue recuperada por Rajoy a finales de 2011 para volver a ser abandonada en 2013 cuando desde Bruselas preguntaron si el Gobierno se estaba dando a la vida loca teniendo en cuenta la muy delicada situación financiera de las cuentas del Estado.
La deducción sigue existiendo para los compradores de pisos anteriores a 2013. Funciona como una especie de paga extra al hacer la declaración de la renta. El máximo que te puedes deducir es 1.356 euros y no es raro que la mayoría de los contribuyentes en esa posición puedan restar cerca de mil euros.
Hay que explicarlo en estos términos: es un regalo que te hacen los contribuyentes sin derecho a esa deducción, incluidos los que no tienen dinero para comprar un piso. Como unas cuantas de las ayudas que concede el Estado en España, es una contribución que va de abajo a arriba. Cualquiera diría que debería ser al revés, pero es uno de los misterios de la economía española.
Puestos a hacer un regalo, Feijóo no quiere que le tomen por un tacaño. Su propuesta eleva hasta 5.000 euros la cantidad máxima a deducir. Está destinada a los contribuyentes con rentas de hasta 60.000 euros. El sueldo mediano en España es de 20.920 euros brutos anuales.
En un país en que la gente debe emplear más años de salario que nunca para acceder a una vivienda, en que el alquiler social se mueve en cifras ridículamente bajas, excepto en el País Vasco y en que los tipos de interés han provocado un claro aumento de la hipotecas, el PP prefiere centrarse en la clase media y media alta que ya puede acceder al mercado hipotecario por sí misma. Para todos los demás por abajo, sólo queda como alternativa la oración o la lotería. Si no pueden pagar la entrada, están como para recibir un crédito.
Es por tanto una medida claramente regresiva. Son las rentas altas las que más pueden beneficiarse, más aún con la propuesta de Feijóo que ha elevado el tope a 5.000 euros.
J. Ignacio Conde-Ruiz y Juan F. Rubio-Ramírez estimaron en 2012 que la deducción había costado a las arcas públicas en los diez años anteriores 53.000 millones de euros (en torno al 5% del PIB). Más o menos lo mismo que las administraciones y universidades se gastan cada año en educación en España. Tras el cambio de 2013, el Estado deja de ingresar en estos momentos algo más de mil millones anuales.
“Existe un amplio consenso entre los economistas y los organismos internacionales (FMI y OCDE) en el hecho de que aumentar las deducciones por vivienda tiene un efecto directo en la subida del precio de esta”, explicaban los dos economistas. Lo que quiere decir que perjudicará a los que intenten comprarse una casa en el futuro. No es extraño que ambos creyeran que recuperar la deducción es “una mala idea”.
Promotores de vivienda y bancos serían los beneficiarios más directos de la existencia de la deducción, además lógicamente de los contribuyentes que reducirían así su factura fiscal.
Un estudio realizado a partir de los datos de Dinamarca reveló que ni siquiera hizo que aumentara el número de personas que compraba viviendas a finales de los años ochenta. Lo que sí hizo fue que las casas adquiridas fueran de media más caras.
El responsable de la idea no es otro que el mismo político, Núñez Feijóo, que suele acusar al Gobierno de estar aumentando la deuda pública hasta niveles desconocidos hasta ahora. “Desde que llegó Sánchez, su Gobierno nos cuesta 6.000 millones de euros de deuda cada mes”, dijo en enero. “Es evidente que vivir emitiendo deuda pública es más fácil que cumplir el déficit y no incrementar la deuda”.
Lo dice quien pide bajar casi todos los impuestos y el que afirma que todo se solucionará reduciendo el gasto en instituciones, otro detalle populista porque el ciudadano sentirá que eso no le afecta directamente al bolsillo. El líder del PP alega que “hay unos 25.000 millones de euros de discutible justificación” en los últimos presupuestos.
Qué fácil es cuadrar las cuentas en tu mente si consigues convencer a la gente de que hay decenas de miles de millones disponibles gratis total con los que la vida será maravillosa y no habrá que preocuparse por nada más.
Cómo dudar de la generosidad del populismo. ¿Una ley de vivienda? Mucho mejor regalar dinero a los que ya tienen dinero para comprar un piso.
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