Cualquier tentación de ubicar a un juez acomodaticio en el puesto que se vió obligado a dejar Pablo Ruz hace ocho meses ha quedado frustrada. José de la Mata (Cádiz, 1961) no ha resultado una sorpresa para quienes advirtieron en abril, desde un lado y otro del espectro ideológico de la judicatura, que llegaba a la Audiencia Nacional un magistrado con 27 años de experiencia, “trabajador, capacitado e independiente”. Como Ruz, su sucesor huye del protagonismo al que parece condenar el Juzgado Central de Instrucción número 5, antes ocupado por Baltasar Garzón y Fernando Grande-Marlaska, entre otros. Con De la Mata, la figura del juez estrella languidece.
Ese carácter reservado no le ha permitido, sin embargo, permanecer ajeno a las peculiaridades del tribunal especial donde ahora trabaja. Ocurrió al fundamentar que seis mensajes en Twitter y un retuit de César Strawberry no eran suficientes para sentar al líder de Def con Dos en el banquillo por enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas del terrorismo. El juez enmarcaba los chistes, que calificaba de “deleznables”, en el carácter “altamente provocador, escabroso y sarcástico” del artista.
El fiscal Carlos Bautista arremetió contra el juez en un recurso en el que le acusaba de cometer “un cierto fraude procesal”, de estar menos capacitado que un “lector medio” por no apreciar delito en los mensajes del artista y de recuperar “las esencias del derecho penal de autor”. Venía a decir el fiscal que De la Mata había levantado la imputación a Strawberry por ser alguien con “fama de rebelde” y que presume de “vocación literaria, artística o científica con halo de transgresora”. La Sala admitió parcialmente el recurso y el cantante se sentará finalmente en el banquillo de los acusados.
En su Juzgado destacan que De la Mata se ha puesto al día en pocos meses de las complejas causas que ha heredado –entre ellas el caso Gürtel o la financiación irregular del PP- al tiempo que atendía las nuevas que han ido entrando. Con “criterio propio”, dicen que “sabe escuchar” y “hacer equipo”. Sobre su implicación, aseguran que trabaja “a destajo”.
Ese “criterio propio” se puso de manifiesto cuando el juez De la Mata encontró en la reforma de la ley de justicia universal argumentos para dejar abierta la posibilidad de volver a abrir la causa contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y seis de sus colaboradores, responsables del ataque a la Flotilla de la Libertad en 2010. Con tres españoles afectados y ninguna causa abierta en Israel al respecto, De la Mata advirtió en junio de que reabriría la causa si Netanyahu o cualquiera de los otros querellados ponían un pie en España.
La Fiscalía estuvo de acuerdo y la Sala de lo Penal ratificó la decisión del magistrado. El juez demostró que no iba de farol cuando en noviembre solventó los problemas sobre la identificación de los querellados y ordenó a la Policía y a la Guardia Civil que incluyeran las identidades de los querellados en sus bases de datos. Eso serviría para que le avisaran en cuanto entraran en territorio español.
De la Mata ha asistido desde entonces a otra maniobra con el sello de la Audiencia Nacional. La decisión de incluir a Netanyahu en los ficheros provocó que Ejecutivo de Israel montara en cólera y anunciara que trabajaba con las “autoridades españolas” para anular la orden de De la Mata cuanto antes. La Fiscalía entonces modificó su criterio, llegando a acusar al juez de “reinterpretarse a sí mismo” para sostener su decisión. Finalmente, un tribunal integrado por los jueces recusados de Gürtel, Enrique López y Concepción Espejel, ha ordenado a De la Mata que traslade a las Fuerzas de Seguridad la obligación de cancelar los ficheros policiales de Netanyahu y el resto.
Fuentes de la Audiencia Nacional aseguran que el nuevo titular del Juzgado de Instrucción 5 es consciente de la labor de los medios de comunicación y que por eso traslada sus resoluciones más relevantes a través del servicio de prensa de la Audiencia Nacional. Y nada más. Al magistrado no le gusta estar rodeado de periodistas. Si va a aparecer en los titulares, añaden, será por algo que ha dejado escrito en un auto.
Pasó recientemente con un asunto tan mediático como la resolución independentista del Parlamento de Cataluña. La Fiscalía de la Audiencia Nacional decidió entrar en el tema requiriendo a las Fuerzas de Seguridad, incluidos los Mossos, que le informaran de cualquier acto de apoyo a la misma por parte de funcionarios públicos.
Con la información recibida, el órgano que dirige Javier Zaragoza denunció a cinco ayuntamientos por los delitos de rebelión y sedición, aunque también citaba posible prevaricación, desobediencia, uso indebido de fondos públicos o usurpación de atribuciones.
De la Mata ha sido el primero en archivar de los cinco jueces en los que han recaído las distintas denuncias. El titular del Juzgado número 5 argumentó que cuando el Ayuntamiento de Sant Cugat aprobó una moción de urgencia, el Tribunal Constitucional no había declarado inconstitucional la resolución del Parlament, tan solo había decretado su suspensión provisional a la espera de entrar al fondo del asunto.
En su auto, De la Mata dejaba en evidencia el protagonismo que buscaba la denuncia al considerar “llamativo” que la Fiscalía considerara presunta rebelión o sedición apoyar la resolución del Parlament y no hubiera actuado contra aquellos parlamentarios que aprobaron o a las organizaciones que la impulsaron “activamente”.
De la Mata aprovechaba para recordar que la Constitución consagra la “más amplia libertad para la exposición y defensa pública de cualesquiera concepciones ideológicas, incluyendo las que pretendan para una determinada colectividad la condición de comunidad nacional”.
Apela a la libertad de expresión
Como había ocurrido en el caso del líder de Def con Dos, el juez volvía a apelar a la libertad de expresión como uno de los derechos fundamentales. Acaso por ahí se podría adivinar su concepción progresista de la aplicación de la justicia, pero nunca partidista, según destacan compañeros suyos consultados por eldiario.es. Si alguno le ha puesto alguna pega ha sido por considerarlo “excesivamente meticuloso”.
El juez José de la Mata fue alto cargo de la Administración de Justicia con el socialista José Caamaño como ministro, pero quienes le conocen aseguran que eso no le predispone. En este sentido, recuerdan que fue el magistrado Carlos García Calvo, de acentuado perfil conservador, quien le reclamó para que trabajara con él como letrado del Tribunal Constitucional.
Siempre de “buen ánimo”, según comentan algunos de sus colaboradores, De la Mata comparte con su antecesor, Pablo Ruz, la citada visión progresista que no se plasma, sin embargo, en militancia alguna. Ninguno de los dos está afiliado a una asociación de jueces.
Esa concepción progresista convive en ambos con su fe cristiana, que en el caso de De la Mata le lleva a salir en procesión cada Semana Santa, en su Cádiz natal. Este hecho no debería predisponer a juicios erróneos sobre otros aspectos de su faceta personal. Como quedó de manifiesto durante la declaración de Strawberry como imputado, De la Mata, que tiene dos hijos veinteañeros, ha visto la película de Alex de la Iglesia 'Acción Mutante'. El magistrado dejó claro en el auto posterior que sabe identificar la “estética hardcore”.
Todavía están pendientes tres resoluciones de los jueces de instrucción sobre otros tantos ayuntamientos que aprobaron mociones indepedentistas. El pasado miércoles, Carmen Lamela archivó las actuaciones contra el ayuntamiento de Premiá de Dalt. Precisamente, Lamela es la última en incorporarse a uno de los juzgados de instrucción de la Audiencia Nacional. Es amiga de De la Mata y, como él, llega con fama de rigurosa e independiente al Juzgado de Instrucción número 3. Su trayectoria hasta ahora anticipa que contribuirá a enterrar la figura del juez estrella.