La portada de mañana
Acceder
La declaración de Aldama: “el nexo” del caso Ábalos apunta más arriba aún sin pruebas
De despacho a habitaciones por 1.100 euros: los ‘coliving’ se escapan de la regulación
Opinión - ¿Misiles para qué? Por José Enrique de Ayala

Los mensajes islamófobos de Vox y el silencio del PP resquebrajan la paz social en Ceuta

La paz social de Ceuta, cuya población se divide casi a partes iguales entre cristianos y musulmanes, ha crujido esta semana como nunca desde 2006, cuando una chirigota con varios policías locales en sus filas dio altavoz al comentario tabernario 'qué mal lo hizo Hitler' por arremeter contra los judíos y no contra los fieles de Alá. Aquello terminó en una multitudinaria manifestación, altercados y la retirada de los premios que se habían dado a la agrupación.

Esta vez la llama la han encendido los mensajes que supuestamente se cruzaban en grupos de Whatsapp el presidente regional de Vox, Juan Sergio Redondo, con otros dirigentes de la formación como el también diputado autonómico Francisco Javier Ruiz ('Pachi', policía nacional en excedencia). En ellos, según las capturas propagadas en redes sociales y a través de los medios, no se descartaba tener que pasar de la “batalla electoral” a la “militar” para frenar la “islamización” y la “palestinación” de la ciudad.

“La III Guerra Mundial tendrá que comenzar algún día. Y será contra el Islam”, advertía 'Pachi Trepa' en otras charlas en la que se alertaba de que un ejemplo de lo “enferma” que están Ceuta y España es “que haya españoles que digan que tenemos que tragar moros por cojones”. Igualmente se repudiaba la “mierda de Ceuta de las Cuatro Culturas” que a su juicio ha promovido Juan Vivas (PP) desde 2001, cuando accedió a la Presidencia de la Ciudad.

El líder del Ejecutivo local, cuyo partido llegó a ocupar 18 de los 25 escaños de la Asamblea, gobierna desde mayo con solo nueve parlamentarios. Durante seis meses intentó conseguir “estabilidad” con el PSOE a cambio de asesores y altos cargos para los socialistas. En Navidad rompió con ellos (“no son fiables”) y empezó a apoyarse en Vox, de cuyo argumentario “contra la convivencia” había abjurado expresamente en campaña, pero con el que ha aprobado los Presupuestos de la Ciudad para 2020.

Paradójicamente, esta apuesta para dar tranquilidad al Gobierno ha resquebrajado en menos de un mes tanto a Vox, que el lunes vio irse a dos de sus seis diputados autonómicos tildando de “xenófoba” a la Gestora de Redondo y de “dictadura” su funcionamiento interno, como la cohabitación en la Asamblea y las calles de la ciudad, donde los más viejos afirman que el roce entre culturas es cada vez menos natural y sincero.

El Ejecutivo del PP ha tardado cinco días en “reprobar” -si se confirma que son ciertos, algo que niega Vox- los comentarios privados de sus dirigentes. Por el camino, el parlamento de Ceuta llegó el miércoles a todos los informativos nacionales con las imágenes de Mohamed Ali, el líder de Caballas, una formación localista que es la única en cuyas listas hay candidatos casi al 50% de las comunidades religiosas mayoritarias, a un tris de llegar a las manos con Redondo y Ruiz entre insultos.

“Lo que hay que levantar en Ceuta es un muro contra el fascismo”, reclama Ali, musulmán devoto que lleva años acudiendo a la romería de San Antonio y la ofrenda floral a la Virgen de África sin contar los votos que pierde por ello. “De Vox no espero nada porque son lo que son, pero el PP debería buscar otras alianzas para no poner en peligro a la ciudad”, alerta el político, que se ha desmarcado de cualquier manifestación, como la que sí promovió en 2006, para no correr el riesgo de incendiar las calles.

El jueves, en una barriada de la periferia cada vez más monocolor musulmana, aparecieron pintadas con amenazas contra el partido de extrema derecha en general ('Muerte Vox', 'Vox fachas') y Ruiz en particular ('Pachi, quieres guerra tendrás guerra'), pero también contra el presidente de la Ciudad ('Vivas traidor cómplice'), cuya dimisión exigieron por la tarde las aproximadamente 700 personas que secundaron una “concentración antifascista”. A diferencia de la organizada hace casi 14 años por las coplas carnavaleras contra los musulmanes, terminó sin incidentes.

Solo el viernes, después de que la Fiscalía pidiese al juzgado de guardia la apertura de diligencias por un presunto delito de odio con el fin de poder intervenir y analizar los teléfonos de los líderes de Vox en Ceuta, el portavoz del Ejecutivo local rompió su silencio para decir que las frases, si se confirma su veracidad, son “merecedoras de reprobación” y “radicalmente contrarias” a la apuesta del PP “por el respeto, la concordia y la convivencia entre todos los ceutíes cualquiera que sea su origen, credo religioso o cultura”.

“Queremos una Ceuta tal como es”, resumió Alberto Gaitán, que insistió en que “no hay ningún pacto” con Vox y en que el PP seguirá sondeando “a todos los partidos” para sacar adelante sus propuestas en un Pleno en el que los dos tránsfugas de Vox han abierto una tercera posibilidad de mayoría al PP con ellos y los localistas del MDyC, de electorado eminentemente musulmán.

Mensajes “manipulados” y “fuera de contexto”, según Vox

Vox se ha negado a responder a preguntas sobre los mensajes publicados y solo en comunicados ha defendido que “están manipulados y, en su totalidad, fuera de contexto”. Ni un paso atrás: en sus canales oficiales ha aludido a la condición de “musulmán” de Ali para lamentar que “no se adaptan ni para cumplir las reglas básicas de un Pleno”. Desde su punto de vista lo que está siendo es víctima de “una maniobra orquestada por ciertas personas, grupos políticos, mediáticos y económicos para desestabilizar y bloquear el futuro y la gobernabilidad de Ceuta”.

Sin embargo, su aproximación al PP no se ha tambaleado. Los de Vivas han concedido a Vox la ejecución de una “purga de socialistas” en todos los puestos que ocupaban en la Administración y la supresión de subvenciones a entidades como 'Enfermos Sin Fronteras', que en 2011 recibió la Medalla de la Autonomía por su apoyo a pacientes foráneos sin recursos, o 'Mujeres Progresistas'.

El portavoz del PP en la Asamblea, Carlos Rontomé, que en 2012 advirtió en un trabajo sociológico que “la marroquinización de la ciudad no resulta un escenario probable pero sí su islamización”, ha reconocido esta semana que su partido lo consagró todo a la aprobación de los Presupuestos para 2020, hasta las invectivas de “derechita cobarde” que le regalaba Vox, el partido más votado en la ciudad en las generales de noviembre.

No se ha parado ahí. Al día siguiente de aprobar las cuentas, con la sociedad en ebullición, los dos partidos volvieron a remar juntos en la Asamblea, que carece de competencias, para instar al Ministerio de Educación a implantar el veto parental en los centros educativos locales. “Entrar por este camino es peligroso en una ciudad multicultural: si la ultraderecha quiere vetar quizá otras posiciones y creencias van a pedir lo mismo con otras cosas como que sus hijos vayan a una y, si entramos en esa batalla, la convivencia está perdida”, alerta el director provincial de Educación, Javier Martínez.

“El silencio de Vivas esta vez no es moderación, es cobardía, y consintiendo a Vox que ataque a todo tipo de asociaciones, partidos, periodistas y representantes públicos el presidente ha dejado de desempeñar el papel de garante de la estabilidad de Ceuta que ha jugado desde 2001”, lamenta una antigua contrincante política.