Miguel Urban y Luis Montes reciben a eldiario.es en uno de los epicentros de la génesis de Podemos, el madrileño barrio de Lavapiés. La librería La Marabunta se sitúa muy cerca del Teatro del Barrio, donde Pablo Iglesias lanzó la iniciativa hace ahora un año, y del que fue el primer local de lo que entonces no era ni el esbozo de un partido. Urban, número siete de la candidatura de Podemos a las europeas, se ha postulado para dirigir el partido en la Comunidad Madrid; Montes aspira a liderar el área de Sanidad.
Urban recurre al espíritu de la creación de Podemos, al “empoderamiento” y a la participación ciudadana para contraponer su candidatura a la de Luis Alegre, uno de los hombres de máxima confianza de Pablo Iglesias y que también aspira a dirigir Podemos en la región.
El de Madrid es el primer proceso de Podemos al que concurre Miguel Urban desde las primarias de las europeas. ¿Por qué ha elegido este?
Miguel Urban: Cuando fundamos Podemos yo llevé la responsabilidad de organización y extensión hasta que se empezó a organizar la asamblea ciudadana. Me tocó la difícil y bonita tarea de iniciar los círculos, un proceso de autoorganización, que es para mí una de las cuestiones más interesantes del proceso de Podemos. Mucha de esa gente, cuando empezamos a hablar y debatir qué íbamos a hacer en la Comunidad de Madrid, me dijeron que no podíamos dejar las cosas a medias y que había que seguir por donde habíamos estado construyendo y que diera el paso.
Su candidatura ha recibido críticas por algunos dirigentes del partido. Carolina Bescansa dijo hace unos días que había un Podemos para ganar y otro para protestar. ¿Existen esas dos almas en el partido?
Luis Montes: Sería mala cosa que hubiera dos Podemos. Como yo lo entiendo, no hay un Podemos para agitar y luego hay un aparato para gobernar. Hay que abrir un proceso en la sociedad de cambio de ciclo donde lo que prime sea la participación. El tejido asociativo se ha convertido en un erial, por lo que tenemos un trabajo por delante que asusta.
M. U.: Podemos nace para ganar, pero porque ya ha habido una victoria política y ahora habrá una electoral. La primera es consecuencia de un movimiento de removilización social que se inaugura con el 15M y que va más allá de la propia protesta. Ha habido protestas que han salido victoriosas: no se entiende que el Canal de Isabel II siga siendo público sin la Marea Azul o que se haya conseguido paralizar un proceso de privatización de la Sanidad gracias a la Marea Blanca.
El papel de Urban en Podemos es más conocido, pero ¿cuándo y cómo se aproximó Luis Montes al partido?
L. M.: Antes del verano creamos un círculo de Disponibilidad de la Propia Vida. Después fue una entrevista con Miguel, que me solicitó si estaría dispuesto a integrarme en el Consejo Ciudadano de Madrid. No le costó mucho convencerme, no me tuvo que vender ninguna moto. Creo que fueron 16 o 17 minutos. Yo creo que esto es lo que hay que hacer. Y si se puede aportar algo a ese cambio tiene que ser en Podemos.
Pero no es la primera vez que un partido o iniciativa política le pide su colaboración.
L. M.: La historia es la historia y siempre está la coyuntura. La primera vez fue en 2004, con la Plataforma de Artistas, que dio su apoyo a Zapatero, con la ceja. En aquel momento estábamos en plena burbuja y no había posibilidad de cambio; yo entendía que cualquier fuerza democrática que valorara de alguna forma la libertad era mejor que lo que teníamos. En la siguiente legislatura estuve en la fila cero de IU. Era otra coyuntura y, desde mi punto de vista, el PSOE estaba tocando fondo.
El secretario general de Podemos pidió en distintas comunidades autónomas listas unitarias para los órganos internos. ¿Se intentó en Madrid? ¿Por qué no se ha logrado construir?
M. U.: Nosotros lo intentamos. En este caso no hubo un tuit de Pablo 'que se pongan de acuerdo fulanito y menganito', aquí hubo un proceso que ha dado lugar a Podemos Ganar Madrid. Fueron tres encuentros abiertos a todo el mundo y, para que no hubiera errores, llamamos a las diferentes listas que habían concurrido en el conjunto de la comunidad de Madrid. Y, evidentemente, llamamos a la de Claro que Podemos y se habló directamente con Luis Alegre. Participaron en el encuentro del 11 [de enero, cuando se lanzó la candidatura] y pedimos que plantearan candidatos. Desde ahí tuvimos el silencio por respuesta hasta la rueda que se presentaba Luis con Sarah Bienzobas y Juanma del Olmo. Y no supimos nada más.
¿Y cuál cree que es el motivo?
M. U.: Pues que han decidido apostar por la gente que se ha movido en Claro que Podemos. Creen que es la mejor fórmula para configurar la lista. Nosotros lo hemos hecho de forma mestiza, con gente que venía de otras muchas listas y gente que no venía de ninguna. Luis [Montes] y yo no habíamos participado de ninguna. Creo que para fomentar la participación, las cosas tienen que ser publicitadas y abiertas, lo que yo entiendo como método Podemos. Al final va a decidir la gente, con lo cual yo no le daría más importancia.
Además de la presencia de Luis Montes, está Alberto San Juan, que firmó el manifiesto fundacional de Podemos. ¿A qué responde el uso de perfiles públicos para la lista?
M. U.: Nosotros dijimos desde el principio que nuestra intención es que la lista no fuera completa y sí plural. Creíamos que teníamos que hacer un Podemos que representara a la gente desde abajo y con la gente. Y eso son 16 personas elegidas en encuentros presenciales que hemos llamado 'caucus' (como ha hecho Echenique en Aragón), en donde han participado unas 600 personas. Y también creíamos que la sociedad civil madrileña tenía que estar representada por áreas. En el caso de Luis [Montes] no tuvo competencia. Pero en el caso de Cultura, con Alberto se presentaron cinco personas más. Él tiene un trabajo político previo no solo porque haya sido responsable de acción social en la Unión de Actores, sino que además tiene un proyecto como es el Teatro del Barrio. Tiene mucho que decir sobre cómo sería una política cultural en Madrid. Queríamos hacer la lista más preparada para el objetivo fundamental: echar a la mafia de la Comunidad de Madrid, a Ignacio González.
¿Cuáles son las bases programáticas que les diferencian con el resto de las candidaturas para dirigir Podemos en Madrid?
M. U.: Me gusta hablar más de puntos fuertes. El organizativo, con mucha importancia a la participación de base a través de los círculos. Estipulamos un espacio donde puedan estar los secretarios generales de los diferentes pueblos con el Consejo Ciudadano regional, para que haya una estructura de coordinación y debate. Rescatamos los espacios de encuentro con los movimientos sociales, donde nos puedan exigir cosas y tener capacidad de proponer cosas al conjunto de Podemos. Eso enriquece y genera una democracia más horizontal y transversal.
¿Y en lo programático?
M. U.: La idea del plan de rescate ciudadano. Partimos de que ha habido un saqueo generalizado en la Comunidad de Madrid, no simplemente un Gobierno de la derecha, sino una mafia. Se ha visto en la Púnica o en la Gürtel. Han saqueado lo que es de todos y han llevado a la exclusión social a muchos. A eso hay que darle un rescate, donde la ciudadanía se involucre. Queremos sacar también a debate un programa para los primeros 100 días del Gobierno de Podemos.
¿Qué es eso?
M. U.: Una propuesta para cuando formemos el consejo ciudadano para poner en marcha un programa de medidas concretas, no abstracto.
L. M.: Dentro del ordenamiento actual y con las competencias que tengamos, sin entrar en procesos legislativos.
¿Por ejemplo?
M. U.: La paralización de los desahucios, de la venta de vivienda por parte de los fondos buitres.
L. M.: Reinclusión de 800.000 ciudadanos de Madrid en la sanidad universal o frenar la derivación de pacientes a clínicas privadas. Y los contratos de ese tipo que acaben en junio no se volverán a hacer.
M. U.: Una prestación de desempleo universal, equiparable al sueldo mínimo para sacar de la indigencia a miles de madrileños; acabar con la pobreza energética o que ninguna familia se quede sin agua por no poder pagarla, con una moratoria. Lo vamos a presentar esta semana.
L. M.: Y analizar todos los cargos, su cualificación, su contenido...
¿No se plantea Podemos hacer debates internos para exponer las posibles diferencias que pueda haber entre las candidaturas?
M. U.: Creo que sería bueno y necesario un debate con Luis Alegre y los otros candidatos. Necesitamos un debate de ideas y de proyectos que responda a una organización como Podemos, que es plural y debe ser pluralista. Creo que de los debates salen mejores ideas y necesitamos dialogar más. Si no lo hacemos durante los procesos internos, ¿cuándo lo vamos a hacer? Desde aquí emplazo directamente a Luis Alegre y al resto de los candidatos a un debate sobre nuestro proyecto para Madrid y Podemos.
Las cláusulas de algunos contratos hacen difícil revertir su aplicación. La nueva operación Campamento, el rescate de las radiales, etcétera. ¿Podemos podrá revertir este tipo de actuaciones o habrá sapos que se tengan que tragar?
M. U.: Hay medidas que tienen que ser una primera muestra de honestidad y de cómo va a ser la legislatura, serían esas 100 medidas que comentábamos ahora. Pero estamos enfrentándonos a un poder brutal. No podemos decir de golpe, el hospital de Valdemoro, por poner un ejemplo, lo desprivatizo. No, porque te pueden decir, pues mire, el de Arganda o el de Aranjuez se lo cerramos. Lo que puede pasar es que las medidas imprudentes y no sensatamente tomadas se puedan convertir en que tienes que aumentar el cupo [de personas por hospital] y de 530 se nos ponga en 780, con lo cual han acabado con el ejercicio de poder para toda la legislatura. Eso sí, en todos los contratos hay muchas cláusulas en las que sí se puede presionar.
L. M.: Me consta, por las mareas, que los hospitales están funcionando muy mal. Tener un observatorio de número de quejas, de qué se hace mal, y presionar con ese mal funcionamiento. Porque, si no, con quien nos enfrentamos nos devora. Tienen mucha experiencia en el ejercicio de poder.
M. U.: En ese sentido el tema de la auditoría es un elemento clave. Nada más entrar habría que hacer una auditoria ciudadana de cómo se gasta el dinero.
L. M.: Tendrá que ser una auditoría externa, siempre que nos hayan dejado algo, que igual tenemos que pedir un préstamo porque no nos han dejado nada.
Este programa de los 100 primeros días lo redactarán ustedes, pero quien lo pondrá en marcha será quien gobierne. ¿Planean participar en la lista electoral de Podemos en caso de ganar el consejo ciudadano?
M. U.: Hay que ir paso a paso, lo que vamos a hacer es una propuesta para que sea debatida por la ciudadanía, los círculos y todas las personas que quieran. Sobre si nos vamos a presentar o no, poco a poco: ganamos el consejo ciudadano y, una vez ahí, tendremos que discutir las áreas.
L. M.: Hay que dar muestras de credibilidad para la ciudadanía. O ilusionamos para que todo sea muy participativo, o la deriva de no crear esa ilusión es la abstención. Es un trabajo muy difícil pero también muy ilusionante. Creo que es la única vía de salvación que tenemos en la Comunidad de Madrid.
M. U.: En el consejo veremos de forma colectiva quiénes son las mejores personas para ir. Pero al fin y al cabo quien decidirá será la gente, porque se harán primarias.
El documento político de Podemos establece que tiene que ir con su propia marca en las autonómicas. ¿Prevén la confluencia con otras fuerzas?
M. U.: Siempre apostamos por espacios de confluencia o frentes de unidad popular porque creemos que, si solo no puedes, con amigos, sí.
L. M.: Lo que se llama compañeros de viaje; te apetece estar en el mismo tren.
M. U.: O gente que no tiene carné de nada, que también son fundamentales. No es que no queramos respetar los acuerdos de la asamblea ciudadana, nos vamos a ceñir a ellos, pero en lo organizativo y en lo político vamos a intentar todo tipo de confluencias para conseguir no solo ganar Madrid, sino transformarlo. Es verdad que ha habido un partido, el de Bankia, al que están juzgando. Y a esa gente es a la que queremos echar. Pero otros son fundamentales para construir ese otro Madrid. ¿Que puede ser una lista conjunta? O no. Da igual si al final no se rompen los puentes. Si hay espacios de confluencia como Ganemos Madrid, pues apostaríamos. Y es una cosa que debatiríamos con el consejo ciudadano estatal, si lo hubiera, apostaríamos al menos para estar y debatir.
Juan Carlos Monedero está siendo señalado en los últimos días y, aunque tangencialmente, puede afectar a Podemos no solo en el ámbito estatal. ¿Creen que ha dado todas las explicaciones que la ciudadanía puede estar demandando?
M. U.: Yo creo que las que no haya dado las dará. Juan Carlos siempre se ha prestado a dar explicaciones, ha recorrido varios platós de televisión y tiene varios blogs donde se ha explicado. Ahora se ha abierto un expediente informativo en la Complutense que habrá que ver qué dice y cómo se desarrolla. Lo que parece que está claro, según los técnicos de Hacienda, es que no hay delito fiscal. Lo que sí estamos viendo es que desde que empezamos a ir primeros en las encuestas no paran de salir cuestiones. Y lo que nos queda en los próximos ocho meses.
L. M.: El compañero Monedero tiene la confianza total de Podemos como una persona honesta y honrada. No es comparable la segunda preocupación de la ciudadanía [la corrupción, según el CIS] con el tema de Monedero o Errejón. A lo mejor, si Luis Montes sale en el consejo dirán: “¡Han fichado al doctor Muerte, que es un asesino!”. ¿Y voy yo a empezar otra vez el proceso de dar explicaciones? No.
El doctor Montes vivió en primera persona una campaña muy agresiva. ¿Es comparable desde el punto de vista personal?
L. M.: Lo que pasó en el Hospital Severo Ochoa es claramente una cortina de humo para sus intereses y privatizaciones. Surgió el día 13 de marzo y se terminó el día 1 de agosto, cuando hicimos las maletas para irnos al pueblo. Ahí terminó la campaña. En esos cinco meses hicieron todos los contratos de adjudicación a la iniciativa privada de la construcción de los ocho nuevos hospitales. De eso la ciudadanía no habló nada. Solo se habló de más de “400 homicidios”, una cortina de humo. Sacando esto no tienen que sacar programas. Difama, que algo queda. Es política. Qué terrible que eso sea la política.