A medida que las agujas del reloj se acercaban a las 12 del mediodía, hora prevista para dar comienzo a la concentración que insta al diálogo sobre Catalunya y que responde a una iniciativa espontánea y ciudadana, se acercaban más personas a Cibeles.
La mayoría de ellas lo hacían ataviadas con prendas blancas que han contribuido a un paisaje de marea blanca como “símbolo de paz y entendimiento”, según han explicado algunos manifestantes.
Ante la masiva respuesta, que ha obligado a cortar el tráfico, Pablo Fernández, una de las personas que ha participado en la organización, expresaba su “sorpresa, muy grande y positiva”.
También ha puntualizado que, desde la plataforma promotora, “se entiende y respeta que haya gente que quiera llevar banderas, pero creemos que, en este momento de tanta polarización, eso no contribuye a una solución y creemos que la polémica de enfrentamiento puede abrir heridas que nos cueste generaciones cerrar y con costes para la gran mayoría de ciudadanos y ese es el mal camino”.
Puntuales, algunos organizadores de este movimiento que ha corrido como la espuma en las redes sociales y que ha congregado a miles de personas en Madrid y otros puntos del Estado, han desplegado una pancarta que rezaba “#HABLAMOS?” y que sirve también de hashtag de la convocatoria.
Poco después, al grito de “menos odio y más conversación” ha arrancado oficialmente la protesta con tinte pacífico y positivo. Otras consignas como “Dale, Mariano, a ver si hablamos”, “Nuestras armas son las palabras”, “Menos odio y más conversación”. “Lo que tienen que hacer es sentarse a hablar, hablar, hablar y hablar”, se escuchaba en una conversación esporádica que florecían en Cibeles.
En otro punto, cerca de la emblemática fuente de la diosa, Ana, vestida con camiseta blanca le decía a su amiga Begoña: “a mí desde luego Rajoy no me representa nada de nada, ni otros, ni Puigdemont…”, a lo que esta contestaba: “La gente es mejor que sus representantes políticos, y eso lo tengo muy claro”.
Consuelo, de 77 años asegura que su motivación para acercarse hoy a la concentración radica en un deseo “ de diálogo y no violencia” y confiesa estar viviendo este momento “con mucha tristeza porque los políticos y sociedad en general, ya tendríamos que ser más tolerantes, más dialogantes”, explica.
Entre la multitud, un grupo de amigos vestidos de los pies a la cabeza con prendas blancas, llevaban en las manos claveles del mismo color. Marisa, una de ellas explicaba que, lo que le gusta de este evento es “que no hay banderas y que se vea que hay gente que no estamos de acuerdo en llegar a estos extremos.
Esto de ir con una bandera por la calle y pelearse entre vecinos, hace siglos que hemos superado“, expresa con firmeza. El ambiente de entendimiento, con aire festivo, familiar y pacífico, regalaba escenas como el recorrido al perímetro de la plaza, llevando una gran tela blanca movida por manifestantes que cantaban, ”esta es nuestra bandera“.
Nacho Murgui, acudió junto con otros concejales, para apoyar esta “iniciativa muy bonita e importante, que un grupo de ciudadanos y ciudadanas ha tomado” y que, según el segundo teniente alcalde de Madrid, “es lo que hace falta: que nos sentemos a hablar”.
La convocatoria paralela “a favor de la unidad de España”
A pocos metros de distancia se celebraba otra convocatoria que reclama la unidad de España a la que, también han acudido miles de personas, en este caso, llevando banderas rojigualdas. Algunos de estos manifestantes se inmiscuían en la concentración de #Hablamos con gritos y provocaciones que fueron rechazadas en numerosas ocasiones, al corear casi al unísono: “sin banderas, sin banderas”.
También se dieron momentos de intento de interlocución entre ambas partes. Algunos manifestantes explicaban a quienes se acercaban con estandartes de España que la convocatoria era “en favor del diálogo y la paz, no en contra de nadie”, como así explicaba una señora a una pareja que contestó que su apoyo estaba dirigido “hacia las fuerzas armadas”.
Finalmente, la protesta ha terminado sin altercados, hacia la una del mediodía, cuando ha finalizado la concentración por la unidad de España, los participantes se han dirigido a un lateral de Cibeles para encontrarse con los que llaman al diálogo.