Mariano Rajoy es el presidente que menos cambios ha hecho hasta ahora en su equipo de ministros. De hecho, siempre se ha negado a llamar crisis de Gobierno a las remodelaciones de su gabinete y las ha calificado de “ajustes”. En los últimos cuatro años se ha limitado a sustituir las bajas ya fuera por dimisiones más o menos forzadas (Ana Mato, Alberto Ruiz-Gallardón y José Manuel Soria) o por cambio de destino como el que llevó a Miguel Arias Cañete a Bruselas, a Alfonso Alonso a Euskadi o el más reciente de Ana Pastor a la presidencia del Congreso.
En el caso de que Rajoy consiga su propósito y resulte investido dentro de tres semanas, el nuevo gabinete tendrá que incluir forzosamente nuevas caras. Además de las carteras de dimisionarios que han recaído en Rafael Catalá (Fomento y Justicia), Luis de Guindos (Industria y Economía ) y Fátima Báñez (Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y Trabajo).
El titular de Defensa, Pedro Morenés, ya manifestó hace tiempo que no deseaba repetir. Es el único que ha sido tan claro. Del ministro de Economía no se puede decir lo mismo. De Guindos ha jugado al despiste en los últimos meses a pesar de que ya a mitad de la legislatura había manifestado su interés en dejarlo al cabo de cuatro años. “Mi voluntad clara es dejar el Gobierno. He tenido la suerte y el honor de ser ministro de Economía. Mi mujer dice que me podía haber tocado en una época más fácil pero las mujeres siempre son muy exigentes”, dijo entonces.
Según algunos diputados del PP, las cábalas sobre la creación de otra vicepresidencia, de corte económico, justifican que se haga el interesante después de dar por supuesta su vuelta a la empresa privada una vez terminara la legislatura. En ese área económica también se apuesta por el ascenso de Álvaro Nadal, director de la oficina económica de Moncloa.
Cristóbal Montoro, que se ha defendido durante los últimos cuatro años de las peticiones de dimisión con socarrones “no se preocupe, que me iré algún día” no parece tener ganas. En su equipo niegan que haya sido nunca su voluntad y confirman su disposición para hacer “lo que le mande Rajoy”.
El retiro de José Manuel García-Margallo, el más veterano y líder de la facción del gabinete más veterana y apegada a Rajoy, también se da por hecho. En la cartera de Exteriores se otorgan posibilidades de ascenso al director de gabinete del presidente, Jorge Moragas.
Si no por decisión propia, al ministro que sus propios compañeros consideran más quemado en la opinión pública es al de Interior. El escándalo de la policía política para maniobrar en Cataluña contra independentistas y las grabaciones con el director de la oficina antifraude catalana le han costado una comisión de investigación.
En el caso de que María Dolores de Cospedal vea lograda sus ambiciones de ser ascendida, ya que se prevé que deje el cargo de secretaria general en un próximo congreso del partido, la duda no es solo la cartera que podría ocupar. En la actual estructura, con una única vicepresidencia para Soraya Sáenz de Santamaría, la convivencia entre ambas resultaría complicada. Con una como ministra de la presidencia y otra al frente del partido, las tiranteces se han puesto en evidencia en más de una ocasión. Con ambas en la mesa del Consejo de Ministros, se dan por descontadas.