La fuga de Younes Abouyaaqoub, el terrorista más buscado, acabó a las 16.20 horas del lunes en una ladera entre viñedos del Alto Penedés, a 50 kilómetros de Barcelona. Una patrulla de los Mossos de la comisaría de Sant Sadurní d'Anoia, alertada por varias llamadas de ciudadanos, abrió fuego contra él tras darle el alto y ver cómo el sospechoso abrió la camisa, exhibió lo que simulaba ser un cinturón de explosivos, y gritó: “Alá es grande”.
Josep Lluís Trapero, el mayor de los Mossos que ha ejercido como portavoz de la policía catalana durante cuatro días desde el comienzo de la crisis, relató así el final de la huida del sospechoso número uno sobre las 19.30 horas en una comparecencia en cuatro idiomas flanqueado por el presidente de Cataluña, Carles Puigdemont:
“Cerca de la estación de Renfe en Sant Sadurní d'Anoia fue avistado por una patrulla de Mossos”, relató Trapero. “Además, entró una llamada de una mujer en los mismos términos. No tenía duda alguna de que se había topado con la persona de la que se había difundido información como responsable de los atentados. Se perimetró la zona. Y en las viñas dos agentes de la comisaría de Sant Sadurní han visto a una persona escondida. Le han dado el alto. Y al ver gente de uniforme, esta persona llevaba una camisa abierta y mostraba un chaleco, ha dicho 'Alá es grande'. Exhibió lo que podía ser una carga de explosivos y los Mossos han hecho uso de su arma reglamentaria y han dado muerte a esta persona”.
La comprobación de huellas confirmó sobre el terreno que se trataba del enemigo público número 1. La inspección de los Tedax de la Policía catalana evidenció que, igual que había sucedido el viernes de madrugada con los cinco terroristas abatidos en Cambrils, la amenaza era falsa.
Los investigadores no tienen duda de que este joven marroquí vecino de Ripoll fue el conductor que el jueves sobre las cinco de la tarde lanzó una furgoneta alquilada modelo Fiat Talento a toda velocidad por la zona peatonal de La Rambla arrollando a un centenar de personas. Trece fallecieron durante los minutos posteriores al atropello, que dejó decenas de heridos.
Los informes policiales recogen cómo las cámaras de seguridad lo captaron saliendo a pie y aparentemente desarmado con un polo a rayas blancas y negras por el mercado de La Boquería. Según la información que manejan los responsables de la lucha antiterrorista, Younes Abouyaaqoub caminó después durante una hora en medio de una ciudad sumida en el caos hasta llegar a la zona universitaria. Allí se fijó en un Ford Focus de color blanco que estaba aparcando. Al volante estaba Pau Pérez, su víctima número 14, un cooperante de una ONG que pasaba por allí.
Lo mató a cuchilladas y lo desplazó a los asientos traseros para seguir con su huida. En la zona de Diagonal al toparse con un control antiterrorista, Abouyaaqoub aceleró a fondo y arrolló a una agente de los Mossos que resultó herida. Su compañero disparó varias veces contra el vehículo, que logró escapar.
El Focus apareció abandonado cinco kilómetros después durante la tarde del mismo jueves junto a un edificio de oficinas en San Just Desvern. Cuando lo localizó la policía catalana pensó en un primer momento que el acompañante había fallecido por los disparos de la patrulla que le dio el alto. Luego comprobaron que el cuerpo no tenía ninguna herida de bala sino de arma blanca. En cualquier caso, hasta el lunes los Mossos negaron que el episodio guardase relación con los ataques yihadistas.
Una fuga de treinta kilómetros
Cómo recorrió el terrorista más buscado los 30 kilómetros que separan San Just Desvern de la zona boscosa del Penedés donde fue tiroteado por los agentes cuatro días después es una incógnita que los investigadores todavía tratan de despejar. El comisario jefe de los Mossos descartó que durante los momentos previos a su detención, cuando la policía lo cercaba, estuviese acompañado.
Según el relato del portavoz de la policía catalana, la colaboración ciudadana resultó definitiva para capturar al hombre más buscado, gracias a la llamada que recibieron los Mossos alertando de que el joven que aparecía en las fotografías de todos los telediarios estaba en la comarca del Penedés. La mujer que telefoneó y dijo tener conocimientos de fisonomía mostró su absoluta certeza y añadió que el joven marroquí iba con manga larga, a pesar de que el sol golpeaba con fuerza a esa hora de la tarde.
Con la muerte del conductor de la furgoneta que sembró el horror en el centro turístico de Barcelona, los investigadores dan, ahora sí, por desarticulada la célula terrorista, según la conclusión de Trapero: “Hemos hablado de que el núcleo sobre el que trabajamos, siempre hemos dicho que eran 12 personas, cuatro están detenidos y pasarán a disposición de la Audiencia Nacional, las dos personas que aparecen muertas en Alcanar, los cinco abatidos en Cambrils, sumamos doce personas que hemos mencionado desde siempre. (...) Las 12 personas a las que nos hemos referido siempre están muertas o detenidas”.
El otro gran objetivo de la investigación, el imán de Ripoll, a quien la inteligencia antiterrorista considera el líder del comando y responsable de la radicalización de los jóvenes de esta localidad de Girona, estaba muerto desde la víspera de los atentados.
Según los informes policiales, Abdelbaki Es Satty, manipulaba explosivos durante la noche del miércoles en ese chalé que la célula había ocupado en Alcanar (Tarragona) cuando la vivienda saltó por los aires. En ese accidente perdió la vida una segunda persona, todavía por identificar, que los Mossos consideran el último integrante del comando.
Críticas de Puigdemont al Gobierno
Con la célula desarticulada, asomó la primera crítica de Carles Puigdemont al Gobierno español. Tras varios días tratando de mostrar unidad en actos donde compareció junto a Mariano Rajoy, el presidente catalán aseguró visiblemente molesto: “Ya teníamos claro antes de este triste episodio que la policía de Catalunya se había ganado por méritos propios y por competencias estatutarias estar presente en organismos internacionales y españolas que gestionan información sensible. Pero creo que ahora no lo discutirá nadie. Estoy convencido de que cuando los Mossos se incorporen a la Europol, repercutirá en una mayor seguridad”.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que estuvo en permanente contacto con Puigdemont para conocer la evolución de las investigaciones, felicitó a través de un tuit a la policía catalana y al resto de las fuerzas de seguridad cuando supo del desenlace: “Felicidades, una vez más a los Mossos y al resto de los cuerpos de seguridad por su magnífica labor. Juntos venceremos al terrorismo”.