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Caza, toros y Navidad: la irrupción de Vox recupera viejas causas de la derecha y complica al PSOE

La inesperada irrupción de Vox con 12 escaños en el nuevo Parlamento de Andalucía a raíz de las elecciones del pasado 2 de diciembre ha agravado la batalla que mantienen desde hace meses la formación que preside Santiago Abascal, el PP y Ciudadanos por hacerse con el electorado más a la derecha, mientras las tres formaciones negocian un acuerdo para gobernar la Junta tras casi cuatro décadas de ejecutivos socialistas.

La disputa ha llevado a los populares a situar entre sus prioridades políticas algunas de las principales reivindicaciones de la formación de extrema derecha, como la defensa de las tradiciones religiosas, la tauromaquia o la caza. Y complica también al PSOE, donde conviven diferentes posturas sobre esas tradiciones, tal y como han evidenciado miembros del Gobierno y varios barones territoriales ante esas materias.

“Plantearemos medidas en defensa de la caza y en defensa de la tauromaquia que algunos partidos que se presentaban a las elecciones querían prohibir”, anunciaba exultante Abascal en rueda de prensa un día después de los comicios andaluces. En su programa de 100 medidas aprobado en octubre, en el multitudinario acto de Vox en el Palacio de Vistalegre de Madrid, el partido contempla “impulsar una ley de protección de la tauromaquia, como parte del patrimonio cultural español” y establece que “se protegerá la caza, como actividad necesaria y tradicional del mundo rural”.

Los dirigentes de la formación de extrema derecha han exigido, además, la defensa de las tradiciones católicas y han hecho suya la bandera de la Navidad, frente a quienes, según ellos, pretenden acabar con esas fiestas, una acusación que repiten sin concretar nunca dónde ven la amenaza.

“Al que no le guste, que se aguante”

En su plan de competir directamente con Vox, el PP se apresuraba a introducir todas esas exigencias del partido de Santiago Abascal en su programa político apenas unos días después de las elecciones andaluzas. El pasado día 7 los populares presentaban dos Proposiciones no de Ley en el Congreso para defender la tauromaquia y la caza.

El sábado, en una intervención en Murcia, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, vio necesario recalcar que su partido estaba a favor de la Navidad. “Nosotros ponemos el belén, el árbol, celebramos nuestras tradiciones y nuestra Semana Santa y nos sentimos orgullosos. Y al que no le guste, que se aguante, porque nosotros somos españoles”, señalaba. “Y al que quiera ir a los toros, que vaya y al que no le guste que no vaya. Pero aquí no se prohíbe nada. Ya está bien”, concluía.

Los argumentos son calcados a los que los líderes de Vox exhibieron en sus mítines durante toda la campaña andaluza antes de convertirse en la sorpresa de la noche electoral. 

A principios de esta semana, Casado aprovechaba su intervención en un desayuno informativo para pronunciar unas declaraciones similares criticando en este caso al ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que días antes había asegurado que “hay una visión casposa de España en la que todos tenemos que ser toreros o cazadores”. El líder del PP consideraba este lunes que Ábalos está llamando “casposos a los españoles que cazan o van a los toros”. 

“Eso es la ingeniería social del PSOE. Como a ellos no les gusta cazar ni ir a los toros, los que van a los toros o cazan son casposos. Les pido libertad, que dejen de prohibir los toros, que dejen de demonizar a los cazadores o a los pescadores; que dejen de hablar de asesinatos de toros o asesinatos de truchas o asesinatos de corzos. Por favor, vamos a ponernos serios”, exclamaba. Según Casado, la caza genera 6.000 millones de euros y “da de comer” a 190.000 trabajadores, mientras el mundo del toro “emplea a 180.000 personas” y “representa tres mil millones de euros de movimiento económico”.

Los datos desmienten el discurso alarmista del líder del PP sobre la caza. En los últimos años casi cualquier regulación en el horizonte que haya suscitado quejas del sector cinegético ha sido revertida o soslayada. Ante el fin de los cotos legales en parques nacionales, la declaración del plomo como riesgo ambiental, la sentencia del Supremo contra las especies invasoras de interés cinegético o el intento de Hacienda de controlar la bolsa de dinero negro entorno a los rehaleros de las monterías, el resultado final ha ido en favor de las tesis de cazadores y pescadores.

La postura de Ribera y Ábalos

Esta misma semana, diputados del PP preguntaban directamente al Gobierno sobre ambos asuntos y también sobre la Navidad, en un claro intento de hacer suyos los intereses de Vox.

“¿Es el Gobierno partidario de respetar las tradiciones navideñas de los españoles en los espacios públicos que son de su competencia?”, preguntaba el miércoles la parlamentaria popular Silvia Valmaña, al ministro de Cultura, Joan Guirao, durante la sesión de control al Ejecutivo en la Cámara Baja, que le respondía: “El Gobierno respeta, como es su obligación, puesto que lo exige el propio preámbulo de la Constitución española, todas las tradiciones españolas y, por supuesto, las navideñas”.

A continuación tomaba la palabra el exportavoz del Ejecutivo de Mariano Rajoy, el también exministro de Cultura Íñigo Méndez de Vigo, que se interesaba por unas palabras de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que aseguró que era partidaria de suprimir los toros y la caza aunque insistió que se trataba de una opinión personal. “¿Están ustedes de acuerdo con las declaraciones de la ministra para Transición Ecológica sobre la supresión de los toros?”, preguntaba el exministro a su sucesor Guirao. 

“Señoría, seguramente no se va a sorprender usted si le digo que este Gobierno no va a suprimir los toros (...) la supresión de algo que está regulado se hace aquí, en las Cortes Generales, y es a propuesta de los grupos parlamentarios o del Gobierno, y no nos consta en ningún caso y no está en nuestras previsiones traer eso aquí. Como responsable del ministerio ya manifesté en mi comparecencia ante la Comisión de Cultura y Deporte que la tauromaquia es una tradición y las tradiciones no se prohíben por decreto, pero también le tengo que decir que no se imponen por decreto”, respondía el actual titular de Cultura. 

La agenda política auspiciada por Vox también generaba un conflicto interno al PSOE. Las afirmaciones de Ribera y de Ábalos sobre la caza y los toros –que el ministro luego matizó, declarándose favorable a la tauromaquia– no gustaron a algunos de los barones territoriales del partido. 

La “preocupación” de los barones del PSOE

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, envió una carta a Ribera en la que le mostró su “preocupación” por sus palabras sobre la caza por la “importancia no solo económica, sino medioambiental, que esta actividad tiene para el sostenimiento del Ecosistema en prácticamente toda Castilla-La Mancha”. El presidente regional recordó a la ministra de Transición Ecológica que la caza genera “24.000 de empleos al año, 10.000 de ellos directos” y aporta “más de 364 millones de euros al PIB regional (un 2% del total)”. Otro argumento que aportó a eldiario.es un dirigente socialista es que muchos de los cazadores y de quienes viven de esa actividad son votantes suyos. 

El Gobierno pensaba recurrir la Ley de Caza castellano manchega ante el Tribunal Constitucional por una cuestión técnica, pero en un intento por evitar un enfrentamiento mayor con Page, finalmente rechazó llevarlo al Consejo de Ministros de este viernes.

“En unas semanas nueva ley de caza pactada con la federación. Hay más de 100 ganaderías de reses bravas en Extremadura. Por algo será. La mejor Escuela Taurina. La primera Feria del Toro.” apuntaba, por su parte, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, a través de un tuit, en defensa tanto de la caza como de los toros poco después de las polémicas palabras de la ministra de Transición Ecológica. 

En el debate sobre las propuestas más polémicas de Vox influye el horizonte electoral del próximo año en el que se celebrarán comicios autonómicos, municipales y europeos, con la posibilidad abierta de un adelanto de las generales. Las encuestas aventuran que el partido de extrema derecha podría irrumpir con fuerza en todos los territorios e incluso entrar en el Congreso de los Diputados. Sus 12 escaños en Andalucía le están permitiendo, de momento, marcar el paso al PP y desestabilizar al PSOE.