Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como el pequeño Nicolás, acaba de recibir su cuarta condena de prisión. La Audiencia Provincial de Madrid le ha impuesto cuatro años y tres meses de cárcel por maniobrar con varios policías municipales del Ayuntamiento de Madrid y un guardia civil de la Casa Real para conseguir información de matrículas de coches “para obtener ingresos paralelos”. Entre los condenados está Emilio García Grande, coordinador de seguridad del Ayuntamiento de Madrid con Ana Botella como alcaldesa, que tendrá que pagar una multa de 3.600 euros.
Según los jueces, el joven se puso de acuerdo con dos policías municipales, con García Grande y con un guardia civil para “obtener ingresos paralelos y otras prebendas relacionadas con los ambientes sociales y políticos que frecuentaban” usando la información privilegiada que conseguían los agentes sobre matrículas de coches de empresarios a lo largo del año 2014
Con alguno de ellos tenía una amistad desde 2011, cuando el joven y uno de los policías habían empezado a coincidir en “actos oficiales”. Otro agente, del cuerpo de escoltas del Ayuntamiento, se unió al grupo y más tarde entablaron una relación estrecha con Gómez Iglesias tanto García Grande como el guardia civil destinado en la Casa Real. Los dos policías empezaron a conseguir información de matrículas de coches a través de las bases de datos confidenciales a cambio de dinero.
Todo quedaba por escrito en un grupo de WhatsApp bautizado como “departamento de seguridad nacional” en el que el joven intercambiaba información de matrículas con los dos agentes. La sentencia no refleja qué dinero cobraron a cambio de estas gestiones, pero sí cómo se referían a él en clave: “Lechugas verdes, lechugas moradas, rábanos”, eran algunos términos que se utilizaban. García Grande, por su parte, confirmó por mensaje al pequeño Nicolás que un coche por el que había preguntado no pertenecía al consistorio.
El resultado es una nueva condena de prisión para Francisco Nicolás Gómez Iglesias: cuatro años y tres meses de cárcel y una multa de 4.200 euros por ser inductor de varios delitos de revelación de secretos, violación de derechos oficiales y otro más de cohecho. Los dos policías municipales que le ayudaron son condenados a la misma condena de cárcel, el guardia civil de la Casa Real a un año y medio de prisión y, finalmente, Emilio García Grande es condenado a pagar una multa de 3.600 euros por violación de secretos oficiales.
Se trata de la cuarta condena que recibe este joven, aunque todavía no es firme y puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo. Previamente ha sido condenado a tres años y cinco meses por hacerse pasar por un enviado del CNI, a otros tres años más por hacer lo mismo y organizar un falso viaje de la Casa Real a Ribadeo, y finalmente a un año y nueve meses de presidio por falsificar un DNI para que un amigo hiciera el examen de selectividad por él. En total, sus condenas actuales suman 12 años y cinco meses de prisión.
El “reguero de víctimas” de Nicolás
En esta nueva sentencia, los jueces reconocen como en otros casos que Francisco Nicolás Gómez Iglesias padece un trastorno de personalidad, pero niegan que eso impida imputarle y condenarle. Vivía en una “realidad distorsionada” porque “no era quien decía ser”, explica la sentencia, pero usó esa ficción “para otros menesteres muy conscientemente, sin que su capacidad de decidir estuviera mermada sino todo lo contrario”.
Los jueces aluden incluso a su “agudeza y don de gentes” para crear un “mundo paralelo” que no era “una fantasía incontrolada”, sino al revés. “Fue una fantasía digna de una mente ingeniosa y él creó ese personaje para habitar si no entre las más altas esferas, sí en sus aledaños y poder vivir así una vida ansiada, pero en su camino fue dejando un reguero de víctimas y, eso, insistimos, ahora no puede tornarse en una ventaja”.
Rechazan por esto aplicar algún tipo de atenuante relacionado con este trastorno que padece el joven. “Precisamente la creación de ese personaje fue utilizado, lo aprovechó Francisco Nicolás y lo aprovechó conscientemente para obtener prebendas, hasta que se metió en tal burbuja que estalló”.
Sobre Emilio García Grande, el tribunal entiende que cometió un delito ya que “trasladó información reservada, desveló datos sensibles que conocía y pudo conocer en atención precisamente a su cargo u oficio sin que ello pueda quedar justificado por la relación personal con Francisco Nicolás en la que se escuda”. En el juicio explicó que conocía al joven porque pertenecían “a la misma sede del Partido Popular” y los jueces contestan que es “a todas luces increíble” que García Grande atendiera al joven “como haría con cualquier ciudadano”.