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Investigación

Nuevos audios del guardia civil que admitió ilegalidades en una grabación tumban su coartada del “agente doble”

Pedro Águeda

1 de noviembre de 2023 22:09 h

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Nuevas notas de voz y mensajes enviados por un suboficial de la Guardia Civil a la testigo que le grabó confesando ilegalidades desmontan la defensa del agente ante el juez, a quien alegó que estaba fingiendo porque actuaba de “agente doble”. Estos mensajes inéditos, a los que ha accedido elDiario.es, confirman la relación íntima del brigada con la testigo, con la que pasó una noche en una habitación de hotel que él pagó, y apuntan indicios de nuevas ilegalidades del Equipo de Delitos Económicos de la Comandancia de Madrid, como el acceso a datos médicos sin autorización judicial.

Las revelaciones del brigada Sergio B. a la mujer sobre su labor contra el crimen organizado ponen en duda la versión de que sabía que estaba tratando con una enviada de unos narcotraficantes a los que investigaba. El agente compartió con ella aspectos ciertos de las pesquisas secretas: “Tengo puesta una cámara y una baliza y si pita… mal (…) Vigillo a un malo su coxe [coche] y casa. Si mueve el coxe la baliza me avisa. Y la cámara puesssss si sale tb le veo hahaha”, escribe el pasado 8 de abril a la testigo de su trabajo contra uno de los investigados. 

En la grabación que dio origen al caso, el brigada confesaba que esas balizas no tienen autorización judicial. “Soy el más ilegal de los ilegales”, llegaba a decir el suboficial ahora investigado, que involucró en las presuntas prácticas ilegales a todo el Equipo de Delitos Económicos, el mismo grupo que falseó datos en los atestados del caso 8M. “Mi equipo las tiene”, decía sobre las balizas supuestamente ilegales. 

Antes de una de las citas que mantuvo con la mujer, y mientras realizaba un seguimiento a un investigado por narcotráfico, el brigada le remitió su localización exacta a través de la aplicación Google Maps. Esta ubicación tiene importancia para las pesquisas que él defiende que protegía del conocimiento de la supuesta infiltrada. El brigada se encuentra en un bar situado junto al domicilio de los abuelos de su objetivo, muy cerca de donde el investigado encontró una baliza que, según ha denunciado, fue colocada por el equipo del brigada, presuntamente sin autorización judicial. Los guardias civiles aseguran que esa baliza no les pertenece. 

Sergio B. llega a adelantar en su conversación con la mujer en qué momento el equipo tiene previsto realizar la detención del investigado. “Bueno, tenía una cita del hospital nuestro malo. Así que quiero planificarlo todo para mañana, que es cuando la tiene, a ver cómo ver hospital, entradas, salidas, toda la historia para poderle seguir desde allí (…) Me imagino que bastante lío, porque si todo se da bien, mañana le queríamos cascar, que con la suerte que tenemos seguro que mañana no aparece”, relata el brigada a la testigo en un audio que le envía.

En este mensaje, además, se revela lo que el abogado del investigado considera un indicio de que el Equipo de Delitos Económicos accedió sin autorización judicial a información médica de su defendido, especialmente protegida. “Tenía una cita del hospital nuestro malo”, escribe el guardia civil imputado.

La defensa ha incorporado los audios y mensajes nuevos a un escrito presentado al Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, que dirige el juez Santiago Pedraz. Esa cita médica que menciona en su mensaje el guardia civil no era del investigado sino de su pareja. “Se puede deducir, sin género de dudas, que han accedido al historial médico de la pareja, sin autorización judicial, quien no ha estado en ningún momento investigada”, recoge el citado escrito. 

El intercambio de mensajes y audios entre el brigada y la mujer denota la existencia de una incipiente relación, en contra de lo defendido por el suboficial y por su jefe, el capitán Abel Marín Seone, responsable del Equipo de Delitos Económicos y, en consecuencia, de todas las investigaciones bajo sospecha que las grabaciones han revelado. En un atestado remitido al juez Pedraz, Marín Seoane hizo suya la tesis que luego expondría el brigada ante el juez cuando fue citado como investigado. Según esta, fue la mujer quien insistió siempre en la relación mientras que él se percató pronto de sus verdaderas intenciones y le siguió el juego. 

Por contra, el abogado del investigado en la causa que aporta los nuevos audios y mensajes afirma que estos recogen un total de 40 contactos entre ellos, de los que 22 fueron iniciados por el suboficial y 18 por la testigo. La mujer declaró ante Pedraz que en un momento dado supo que uno de los objetivos de la Guardia Civil era amigo suyo y que puso a su disposición los audios para que se defendiera de las presuntas ilegalidades cometidas por los investigadores. También dijo a Pedraz que si le había grabado antes de eso es porque en el pasado ha tenido problemas con las mujeres de hombres casados, que la responsabilizaban a ella de la infidelidad de sus maridos. 

En esos intercambios con la mujer, Sergio B. llega a confesar cuestiones que afectan a su profesionalidad. Ocurre cuando explica a la testigo que ha superado un control de la Guardia Civil de Tráfico pese a conducir borracho. Vuelve de una cita con ella, la misma que acabó en un hotel. La habitación, según ha contestado el establecimiento hostelero al juez, fue pagada con una tarjeta del brigada. Tras la cita, en la que ambos comentan el alcohol que han consumido, el guardia civil escribe a su amante: “Por cierto, que sepas que me ha encantado ser guardia civil, porque conforme salida [sic] de Rivas estaban haciendo un control impresionante y me han parado y me he escaqueado ja ja ja”.

El tono de los mensajes se repite entre el guardia civil y la mujer que le grabó. “Hola corazón, pues qué decirte que no te haya dicho ya. Que me encantas multiplicado por 1000. Vamos, eres espectacular y que nos tenemos que ver mucho más pronto y muchas más veces”. Tanto el guardia civil como su jefe, el capitán al frente del Equipo de Delitos Económicos de la Policía Judicial, han defendido que fue la mujer quien se acercó insistentemente al agente.

La incorporación de la primera grabación a una causa por narcotráfico que investiga el equipo del guardia civil provocó que el juez Pedraz llamara a declarar a la mujer como testigo y, a continuación, al brigada como investigado. En la grabación del encuentro, el investigador de la Guardia Civil reconoce la colocación de balizas ilegales y de interrogatorios a investigados de agentes encapuchados y sin presencia de un abogado, todo ello a cargo de su equipo especializado.

En su declaración del mes de julio ante el juez, el brigada defendió que actuaba como “agente doble” y que inventaba historias para atraer a la mujer, de la que sabía que era una enviada de los narcos. El juez Pedraz ha decidido inhibirse en favor de un juzgado de Madrid, por ser este competente para investigar al agente por un delito relativo a su condición de funcionario. Por el momento, la imputación del guardia civil continúa en el marco de una pieza separada, dedicada al blanqueo de capitales, dentro de la operación Águila-Frozen contra el tráfico de drogas.

Al trascender la grabación al brigada, la Comandancia de Madrid asignó a Sergio B. un puesto administrativo, alejado de la investigación. El expediente disciplinario está detenido a la espera, como marca el reglamento, de que haya una resolución judicial firme. El jefe del Equipo durante los hechos descritos y sus compañeros continúan en el mismo destino.