La misión de observación electoral de la Unión Europea (UE) está ya en Kenia para seguir los próximos comicios kenianos del 4 de marzo, que considera “extremadamente importantes” al ser los primeros que tienen lugar en el país desde la violencia postelectoral de 2008, que dejó más de 1.500 muertos.
En una rueda de prensa ofrecida hoy en Nairobi, el jefe de la misión europea, el exprimer ministro esloveno Alojz Peterle, dijo ser consciente de que “las elecciones tendrán lugar en un ambiente desafiante y delicado”.
“Esperamos que la presencia de observadores independientes e imparciales de la UE sea una positiva contribución al proceso democrático electoral”, afirmó Peterle.
Según explicó el político esloveno, el núcleo de la misión electoral, formada por 10 expertos en comicios, llegó a Kenia el pasado día 19, mientras que otros 18 observadores llegarán el próximo 30 de enero, los cuales serán distribuidos por todo el territorio keniano y permanecerán en el país hasta el fin del proceso.
Por otra parte, 16 observadores más llegarán a poco antes de las elecciones y partirán poco después de que hayan concluido.
A la misión de observación electoral de la UE también se unirán miembros del Parlamento Europeo así como un grupo de observadores locales elegidos por las embajadas de los países miembro en Nairobi.
Por ello, en total el grupo de observación electoral europeo estará formado por aproximadamente 70 personas.
Peterle quiso, además, subrayar la importancia de la presencia de los observadores nacionales así como la de los internacionales de otros organismos, como los que aportará el Centro Carter o la Unión Africana.
El Centro Carter, que preside el exgobernante de EE.UU. Jimmy Carter, enviará por su parte un total de 44 observadores, una misión que la organización espera “reafirme al pueblo de Kenia que sus esfuerzos en la reforma de instituciones políticas puede llega a buen puerto”.
El próximo mes de marzo, Kenia afrontará sus quintas elecciones democráticas envuelta en un clima de tensión e incertidumbre, debido a que a finales del 2007 y principios del 2008, el país vivió una ola de violencia postelectoral en la que murieron unas 1.500 personas y otras 300.000 se vieron desplazadas.
En los comicios de 2007, los resultados, que mostraban una ajustada victoria del presidente, Mwai Kibaki, dieron pie a que el candidato de la oposición, Raila Odinga, asegurara que las elecciones habían sido un fraude, y que él era el verdadero ganador.
Esto desembocó en una ola de protestas y de enfrentamientos entre los seguidores de Kibaki, mayoritariamente de la etnia kikuyu, y los de Odinga, de la tribu luo.
Desde el fin de la violencia, que vino tras la firma de un acuerdo entre Kibaki y Odinga por el cual se formó un Gobierno de unidad, Kenia ha aprobado una nueva Constitución, con la que trata de garantizar que no vuelva a producirse un conflicto como el de 2008.
Sin embargo, en las elecciones primarias kenianas previas a las generales, que se celebraron el pasado jueves, ya se han registrado escenas de tensión, acusaciones de fraude e importantes retrasos y faltas de material, lo cual llevó a que se tuvieran que ampliar un día más.