Portavoces de Naciones Unidas en Ginebra opinaron hoy que el aumento de las protestas en todo el mundo, citando recientes ejemplos en Bolivia, Chile, Ecuador, España o Hong Kong, tiene como raíz el aumento de la desigualdad social y la brecha entre ricos y pobres, problemas que llamaron a atajar.
Aunque las razones de las protestas “son complejas y variadas” hay pautas comunes tales como “poblaciones hartas y enfadadas por las condiciones socioeconómicas, la corrupción, la desigualdad y el aumento de la brecha ricos-pobres”, destacó la portavoz de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos Ravina Shamdasani.
El portavoz de Naciones Unidas en Ginebra Rhéal LeBlanc, en la misma rueda de prensa, agregó que esta conflictividad social “indica que aún hay mucho que hacer para lograr los objetivos de desarrollo sostenible” en aras de reducir la pobreza y crear condiciones de trabajo digno.
Shamdasani apuntó que el descontento “se ve exacerbado por una creciente desconfianza en las instituciones de gobierno, los políticos y las elites en el poder” y subrayó que muchos de los movimientos de protesta empezaron por reivindicaciones específicas pero derivaron a muestras de malestar más generalizadas.
La portavoz añadió que la respuesta violenta contra algunas de esas protestas también ha servido para acrecentar el descontento en momentos en los que “las fuerzas de seguridad han incumplido los estándares internacionales sobre el uso de la fuerza e intentaron obstruir derechos humanos fundamentales como la libre expresión”.
Sobre el recurso a la violencia de algunos manifestantes, insistió en que las autoridades han de distinguir protestas pacíficas de aquellas que no lo sean, sin usar los altercados como carta blanca para usar la fuerza en cualquier circunstancia, lo que “es receta para convertir una situación terrible en catastrófica”.
Shamdasani concluyó que la respuesta a todas estas protestas con raíces comunes debe ser “un diálogo genuino y significativo”.