Ciudadanos se descompone sin que Inés Arrimadas pueda controlar ya lo que ocurre con los pactos de gobierno que cerraron con el PP hace dos años. La opa hostil emprendida desde Génova ha caído esta vez en Castilla y León como una bomba nuclear, similar a la que en mayo estalló en Madrid tras el fiasco de la moción de censura en Murcia, que acabó con el gobierno de coalición entre el PP y Ciudadanos en ambos territorios. A pesar de todo, Arrimadas ha dicho estar dispuesta a “seguir defendiendo el proyecto liberal” y a luchar por la supervivencia de su formación a la que este lunes el CIS volvía a ratificar el incierto futuro que les espera.
La inesperada decisión del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, de convocar por sorpresa elecciones y de destituir previamente a los consejeros de su gobierno, empezando por el vicepresidente, Francisco Igea, fue recibida por la dirección de Ciudadanos este lunes con una mezcla de indignación y tristeza, pero sobre todo, con hartazgo. El nuevo golpe de Pablo Casado contra la formación de Arrimadas pilló a la cúpula del partido totalmente por sorpresa, poco antes de comenzar la reunión del Comité Permanente que celebran todos los lunes en la sede nacional. El propio Igea se enteró de la noticia por un tuit de Mañueco, justo cuando estaba siendo entrevistado en Onda Cero. Poco después, anunciaba que volvía a su puesto de médico en el hospital de Palencia y desvelaba la fría y breve conversación que ambos habían mantenido en la que el presidente del Gobierno regional le notificó su destitución y la del resto de los consejeros.
El silencio de Inés Arrimadas mantenido durante toda la mañana no se rompió hasta cerca de las dos de la tarde, cuando decidió comparecer en la rueda de prensa posterior a ese Comité Permanente. La líder de Ciudadanos apareció en la sala de prensa arropada por el portavoz adjunto en el Congreso, Edmundo Bal, y el secretario de Comunicación del partido, Daniel Pérez. Los tres con caras circunspectas. Ninguno ocultó que se sentían traicionados una vez más por Casado, con el que la líder del partido reconoció que habla poco, por no decir nada. Pero fue Arrimadas la que expresó ese fuerte malestar públicamente.
Lo primero que hizo fue reconocer que ese adelanto electoral en Castilla y León les ha supuesto toda “una sorpresa”, sobre todo porque justo este domingo había hablado telefónicamente con Mañueco, “en una de nuestra habituales llamadas”, según explicó luego en una conversación informal con los periodistas en la que abundó sobre ese estupor con el que recibieron la noticia. Según reconoció, no entendía nada porque el presidente castellano y leonés no le hizo durante esa charla ni un solo comentario que hiciera sospechar sus intenciones. “Hablamos de muchas cosas -desveló- sobre todo de los presupuestos que iban a ir a Pleno esta semana”. La líder insistió, dolida, que Mañueco “no dejó vislumbrar en absoluto que pensaba dar este paso”.
¿Qué pasó en tan pocas horas para que el presidente de Castilla y León tomara esa decisión tan drástica sin consultarla con sus socios? La líder de Ciudadanos contestó a esa pregunta achacando sin tapujos el cambio de actitud de Mañueco a las presiones de Pablo Casado y la política “testosterónica” que, según dice, impera últimamente tanto en el PP como en el PSOE, el “viejo bipartidismo”. Además, encuadró la decisión de dicho adelanto en un intento del líder del PP de “solucionar los problemas internos que tiene en su partido” y, más en concreto, en la “batalla por el poder que mantiene con Ayuso” con el fin de “tapar su victoria en Madrid”.
Mientras, el PP dejaba caer la sospecha de que Igea y los suyos estaban preparando una hipotética moción de censura con el PSOE para tumbar al Gobierno castellano y leonés, en una reedición de la anterior moción, pero esta vez con Ciudadanos, iniciativa que en tal caso no se podría presentar hasta marzo. Es decir, en el PP esgrimieron los mismos argumentos que Ayuso utilizó en Madrid para destituir a Ignacio Aguado y a los consejeros de su anterior Gobierno de coalición y convocar también por sorpresa a los madrileños a las urnas.
En la formación de Arrimadas, varios dirigentes no dudaron en salir en tromba para acusar de “irresponsabilidad” a Casado y al presidente regional de su partido por dar este paso en pleno repunte de los contagios y en vísperas de la celebración de una conferencia de presidentes con Pedro Sánchez para abordar la grave situación y estudiar entre todos medidas de cara a estas inminentes Navidades. “Y Castilla y León se ha quedado sin consejera de Sanidad, que era la mejor valorada de todo el Gobierno”, se quejó Arrimadas.
Las sospechas de Casado
En declaraciones a los medios, Casado aseguraba poco después que Mañueco había hecho “todo lo posible para mantener la estabilidad institucional” y que si algo había caracterizado la gestión de la pandemia por parte de su Gobierno había sido “la prudencia y la responsabilidad”, informa Aitor Riveiro. Casado respaldaba luego a Mañueco con esa excusa de la hipotética moción de censura, algo que Ciudadanos niega tajantemente.
“Los que han hecho pactos a espaldas del presidente deberán explicarlo”, sostenía el presidente del PP en Twitter, en referencia a las negociaciones que había desarrollado Ciudadanos con el PSOE para conseguir una mayoría que aprobara los Presupuestos de la Junta para 2022 que se iban a votar esta semana.
“Es falso, y lo sabes”, le respondía el secretario de Comunicación de Ciudadanos, Daniel Pérez Calvo. “Y para alguien que aspira a ser presidente del Gobierno de España no todo vale, o no todo debería valer. Os equivocáis de nuevo: a España hay que librarla del sanchismo, no de Ciudadanos. ¿Vas a poder tú solo?”, le preguntaba.
Arrimadas, desolada, también negaba la mayor y defendía la “lealtad” que considera que siempre ha presidido sus relaciones con Casado y los pactos de coalición que cerraron con su partido. Además, no paró de recordar que el propio Mañueco dijo públicamente hace apenas cinco días que el Gobierno de coalición “funcionaba muy bien” y la legislatura se iba a agotar. Poco después, fuentes de la cúpula de Ciudadanos enviaban a los medios de comunicación un amplio listado de declaraciones de Mañueco en las que afirmaba que el Gobierno entre ambos partidos “gozaba de buena salud” y reiteraba que no tenía intención de adelantar las elecciones.
Pero la suerte parece estar ya echada para los cuatro próximos años dado que, a diferencia del de Madrid, el estatuto de autonomía de Castilla y León permite una legislatura completa. Y nadie quiere hablar ahora de la posibilidad de reeditar una nueva coalición entre ambos partidos. Tampoco de listas conjuntas. Con los sondeos sonriéndoles, el PP tiene la sartén por el mango mientras Ciudadanos, sin candidato, lo primero que tendrá que hacer teóricamente es convocar primarias y decidir qué hacer en una autonomía en donde a ellos las encuestas les vaticinan un resultado nefasto. Las últimas primarias en Castilla y León acabaron con una sonora polémica tras el intento de pucherazo que buscaba dar la victoria a la exdirigente del PP Silvia Clemente, superada finalmente por Francisco Igea tras descubrirse la emisión de votos fraudulentos, aunque sin consecuencias judiciales.
¿Habrá primarias en Ciudadanos? Bal insinúa que no
Las miradas sobre la cabeza de cartel de Ciudadanos para el próximo 13 de febrero se posan sobre la actual líder autonómica, la leonesa Gemma Villarroel, persona de plena confianza de Arrimadas y miembro del Comité Ejecutivo Nacional. El exvicepresidente no ostenta en la actualidad ningún cargo orgánico. Preguntado en La Sexta sobre su continuidad como candidato, Igea afirmó “estar a disposición del partido”, descartando ir en listas del PP: “Con el señor Mañueco no puedo ir en ninguna lista, no puedo ir con un señor que ha cometido la desvergüenza de esta mañana”. Y abundó que “si depende de nosotros el señor Mañueco no volverá a ser presidente”. De momento Igea se reincorpora este mismo martes a su trabajo como médico especialista en digestivo en el Hospital de Palencia.
Este martes Arrimadas evitaba, por otro lado, respaldar la posible repetición de Igea como candidato argumentando que el partido tiene que “valorar la situación extraordinaria” que se ha generado y buscar la mejor opción “pensando en el interés de los ciudadanos” y aplicando los estatutos“. ”Va a ser una candidatura de unidad“, ha añadido, elogiando luego la labor en el gobierno de Igea, que fue su rival en primarias para liderar el partido.
Por su parte, el portavoz adjunto de Ciudadanos y vicesecretario general del partido, Edmundo Bal, insinuaba que en esta ocasión podría no celebrarse este proceso interno ya que los estatutos del partido dejan abierta la posibilidad de que sea la Ejecutiva Nacional la que tome esta decisión por “razones de oportunidad o urgencia”. Al ser preguntado sí a él le gustaría que Igea repitiera, se ha limitado a decir: “Yo daré mi opinión dentro de la Ejecutiva a la que pertenezco”.
La líder de Ciudadanos justificaba el mantenimiento de los acuerdos con el PP tanto en el Ayuntamiento de Madrid como en Andalucía, que siguen aún vivos, asegurando que “funcionan” y que ellos no se van “a dejar llevar por las vísceras” como hacen el PP o el PSOE. Además, opinó que está convencida de que Juan Manuel Moreno, el presidente de la Junta de Andalucía, “va a aguantar las presiones” de Casado y agotará la legislatura, y en el tal caso cree que decidirá la fecha electoral pactándola con su socio, Juan Marín, coordinador autonómico de su partido.