FICHA TÉCNICA:
Ámbito: Autonómico.
Universo: Censados/as en la Comunidad Autónoma de Madrid
Tamaño de la muestra: 800 entrevistas
Trabajo de campo: Del 23 al 30 de enero de 2019.
Metodología: Telefónica.
Nivel de confianza y error muestral: 3,54%
El poder hegemónico que el Partido Popular ha disfrutado en las últimas décadas en Madrid toca a su fin. Así lo señala el barómetro especial de Celeste-Tel para eldiario.es. Según los datos de la encuesta, Ciudadanos ya ha alcanzado las posiciones electorales del PP en el Ayuntamiento, y en la Comunidad el PSOE se pondría por delante de los conservadores.
Los datos aportados por el estudio son demoledores para la formación que preside Pablo Casado. El PP perdería casi 400.000 votantes en las elecciones autonómicas, frente a un PSOE encabezado por Ángel Gabilondo que se convertiría en la fuerza más votada. La paradoja de la debacle del Partido Popular es que, pese a su debilidad, podrían mantener el Gobierno en la Comunidad, gracias al auge de las derechas y con la participación imprescindible de Vox.
El ascenso de Ciudadanos y la llegada de los ultraderechistas de Vox a las instituciones pueden convertirse en la única tabla de salvación de un partido en decadencia evidente en sus feudos tradicionales.
En el ayuntamiento de Madrid, las opciones del PP tampoco son buenas. Apenas podrían conseguir un empate con Ciudadanos. El PP es también en la ciudad de Madrid la formación que más votos pierde, según los datos de la encuesta: 221.000 apoyos que se esfuman con dirección a Ciudadanos y Vox.
La gobernabilidad en la capital de España parece más proclive a caer del lado de Villacís. En una situación de empate técnico, el PP debería entregar la alcaldía si quiere recibir los apoyos para mantener la Comunidad.
Se mire de donde se mire, la foto fija del PP en Madrid es la misma. Los votos que pierden en la Comunidad acaban en Vox y Ciudadanos. En el Ayuntamiento, sucede lo mismo. En las dos disputas electorales, los conservadores solo están en condiciones de mantener al 58,5% de su electorado de 2015. Dicho en otras palabras; algo menos de la mitad de los votantes del PP han desaparecido.
El líder del PP, Pablo Casado, no ha conseguido que su formación remonte en las encuestas seis meses después de las primarias que le encumbraron como máximo jefe del partido y tras poner en marcha una estrategia de virar a la derecha y de acercamiento al sector aznarista –con una línea más radical que la seguida por Mariano Rajoy los últimos 14 años–, que se vio refrendada entre los días 18 y 20 de enero en la Convención Nacional, el congreso del “rearme ideológico” de los populares.
La dirección popular, no obstante, resta importancia a todos los estudios demoscópicos publicados recientemente, incluido el Barómetro del CIS que situó al PP como cuarta fuerza política, por detrás de PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos.
Génova insiste en que las encuestas que maneja de forma interna no tienen nada que ver con las que se están conociendo en las últimas semanas. La dirección de los populares asegura que sus estudios sitúan al PP como primera fuerza, por delante del PSOE en intención de voto y, por tanto, con opciones de repetir como el partido más votado en el caso de que se celebraran ahora las elecciones generales.