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ENTREVISTA | Patxi López

“No me reconozco en definir al PSOE casi en una alianza con Pablo Iglesias”

Patxi López (Portugalete, 1959) fue el primero en saltar a la piscina para intentar hacerse con un PSOE que quedó destrozado el 1 de octubre con la dimisión de Pedro Sánchez. El exsecretario general ha percibido su paso al frente como una traición, pero el exlehendakari desliza que tiene que analizar por qué quien estuvo con él hasta el final le ha abandonado.

Al diputado vasco muchos le miran como la llave que puede garantizar una victoria a Sánchez o a la candidata oficiosa Susana Díaz si se retira y se postula con uno de los dos. Pero él no se cansa de repetir que llegará hasta el final y que los militantes verán su nombre en las papeletas.

Lleva algo más de un mes en campaña, viajando por distintos puntos de España para “escuchar” a la militancia, y teniendo contactos discretos con cargos intermedios del partido. Reconoce que palpa distancia entre las bases y la élite del PSOE y plantea que del próximo congreso salgan reforzados los mecanismos de participación.

¿Tres candidatos a la secretaría general del PSOE son multitud?

De momento no hay tres, hay dos. Pero a mí me parece bien que haya candidatos que estén decididos, que den un paso al frente, que tengan un proyecto y ganas de liderar este partido. Quiere decir que el PSOE está vivo y que tiene gente con fuerza suficiente. Sí creo que hay que regular la segunda vuelta en las primarias para que solo pasen los dos más votados y el ganador tenga un mayor respaldo.

En ese caso, si quedara tercero, a quién apoyaría: a Susana Díaz o Pedro Sánchez?

No contemplo esa posibilidad.

Ha tenido un arranque de campaña un poco accidentado en el que le han acusado de traición a Pedro Sánchez. ¿Ve las aguas más calmadas?

En las redes aparece de todo. Pero no lo tengo en cuenta porque cuando estoy con la militancia nadie me acusa, lo que quieren es definir un proyecto nuevo, sumar para ver cómo salimos de la división y el enfrentamiento. Por lo tanto, me siento muy bien recogido cuando estoy con la militancia y, bueno, están tranquilas las aguas.

¿Qué le ha llevado a alejarse de Pedro Sánchez?

Esto no se hace por alejarte de uno o de otro, sino por una convicción de gente que viene a hablar conmigo, gente en la que creo y en la que confío, que me dice: “Patxi, no podemos ir a un choque de trenes, tenemos que abrir un nuevo tiempo, tenemos que dejar atrás la división, tenemos que ver si somos capaces de unir de nuevo al partido en un proyecto de izquierdas exigente”. Y hace uno la reflexión particular. El partido me lo ha dado todo. Cuando hay que dar un paso al frente en vez de ponerme de perfil, lo doy. Y cada vez estoy más convencido.

Muchos de los dirigentes que están con usted son los que apoyaron a Pedro Sánchez y le dijeron que no se podía ir a un choque de trenes. ¿Qué ha hecho Pedro Sánchez para ir a ese choque de trenes?

No tanto volver a un choque de trenes que podía producirse en unas primarias sino dejar atrás el tiempo en el que nos hemos dividido y enfrentado entre militantes. A veces se hace la reflexión de que quien ha protagonizado el tiempo anterior igual no es lo mejor que protagonice el siguiente. Pero eso quizás lo tendría que pensar Pedro: por qué esa gente que había estado con él le acaba diciendo que igual habría que abrir un nuevo tiempo con otras personas. Yo lo hago por convicción, por pensar que hay dos objetivos fundamentales que son unir al partido y definir un proyecto de izquierdas. Creo que puedo hacerlo.

¿Su candidatura rompe el bloque crítico que se articuló durante el mandato de Sánchez y sobre todo tras el 1 de octubre? ¿Les han pedido que vayan juntos?

Hay voces de todo tipo dentro del PSOE. Hay pluralidad de militantes que tienen ideas diferentes. Unos dicen por qué no te pones de acuerdo con Pedro y otros dicen por qué no te pones de acuerdo con Susana. Yo lo que quiero es ponerme de acuerdo con los militantes. Desde el día uno dije que iba a defender el derecho de los militantes a escuchar diferentes propuestas, a ser escuchados para saber qué quieren que hagamos en el futuro y a votar y a elegir. La candidatura de Patxi López va a estar en las urnas en las primarias sin apaños por arriba que de alguna manera abandonen a la militancia. 

¿Llegará hasta el final?

Sí.

¿Qué le diferencia de Pedro Sánchez?

No sé. Yo defiendo lo que defiendo: un partido integrado y unido en torno a un proyecto de izquierdas, de una izquierda exigente. Esto no se trata de ver quién fue más malo y quién tuvo más responsabilidad en lo que nos pasó porque ahí tuvimos responsabilidad todos. No se trata de ver quién es el mejor militante, el que más vale, el que más gana, sino de hacer una apuesta por integrar aquí. Se trata de no apartar a nadie sino de juntar a todos. Defiendo eso y una izquierda exigente que no sea acompañante de las políticas de la derecha, que tampoco busque los pactos con Pablo Iglesias como definición del Partido Socialista, sino que ocupe el espacio que le corresponde.

¿Y Susana Díaz no representa a esa izquierda capaz de integrar al partido?

Yo digo lo que represento yo.

¿Y qué le diferencia de Susana Díaz?

Yo digo lo que defiendo yo.

¿Teme que una victoria de Susana Díaz provoque una desbandada de militantes?

No. Pero no de Susana ni de nadie. En alguna ocasión he dicho que me pareció desafortunada esa frase de Pedro cuando dijo “si pierdo, me voy de la política incluso”. Un militante socialista, si pierde, se queda para ayudar y yo por eso siempre he dicho que si soy elegido secretario general lo primero que haré será llamar a los otros candidatos para integrar, pero si no soy elegido lo primero que haré también será llamar para ponerme a disposición, pero no para estar en ejecutivas sino para ayudar a reconstruir y unir el partido y a redefinir el proyecto. Lo que no haré nunca será alentar o constituir una especie de oposición interna a la dirección. Esto nos ha pasado. Eso lo único que ha tenido son resultados catastróficos y esto es demoledor. Alguien gana estas primarias y todos detrás a ver cómo reconstruimos el partido. 

¿Y si gana Pedro Sánchez, teme que haya una fractura total entre los dirigentes del PSOE?

Espero que si gana Pedro Sánchez será porque así lo ha decidido la militancia y todos entendamos que tenemos que estar ahí detrás ayudando, cada uno con nuestra idea. No se trata de uniformar, el PSOE no es ni puede ser un partido de pensamiento único, es un partido de múltiples ideas que tenemos que ver si somos capaces de incorporarlas a un proyecto colectivo.

¿Por qué el “no es no” no es un modelo político sino una estrategia?

No, es una decisión estratégica en un momento determinado. ¿El “no es no” qué contiene más? Un proyecto tiene que ser una alternativa que dé respuestas, que dé soluciones a los ciudadanos y las ciudadanas que lo pasan mal, que defina un modelo de país, un modelo económico, un modelo social. El “no es no” es una posición en un momento determinado, nada más.

Hay que pasar de esa etapa para empezar a hablar de un “sí es sí” a un proyecto socialista que se instale en esa izquierda en la que se quiere reconocer la mayoría progresista y en la que nos queremos reconocer los socialistas, un proyecto que sea capaz de conectar con mucha gente que con un PSOE débil y hundido está huérfana y no tiene voz, no tiene a nadie que transmita sus reivindicaciones a las instituciones. 

Usted defendió el no, pero luego se abstuvo. ¿Por qué se abstuvo?

Porque si un partido no debate y no vota para adoptar una decisión, no es democrático. Pero si en un partido que debate y adopta una decisión, no se acepta la decisión que se ha adoptado en el órgano al que le corresponde, deja de ser un partido. Quiero que mi partido siga siendo un partido. 

¿Comparte con Javier Fernández que esa reflexión y ese debate no se hicieron antes porque había intereses orgánicos?

Sí. Fue sorprendente porque resulta que cuando se hizo el debate parecía que todo el mundo había defendido la abstención desde el principio de los tiempos y yo nunca escuché prácticamente a nadie hablar de la abstención. Pues entonces estaban pensando en alguna otra cosa.

¿Está teniendo coste para el PSOE haberse abstenido o lo están rentabilizando?

Eso está por ver. En aquel momento, en aquella decisión estratégica, yo avalé el no al Gobierno de Mariano Rajoy precisamente por el coste que puede tener para el PSOE. Es una decisión que se aleja de lo que habíamos propuesto en la campaña y de lo que habíamos prometido a los electores. Y los electores no olvidan. 

En la gestora hay una cierta felicidad por el ligero repunte que le dan las encuestas, ¿lo ve suficiente?

Un punto no es suficiente. El PSOE lo que tiene que dar es un salto de diez puntos, claro que se empieza uno a uno. Necesitamos con urgencia que la ciudadanía asocie al PSOE con un proyecto diferente, no con un PSOE que es capaz de recortar los recortes, de ir atemperando las políticas del PP, sino capaz de plantarles cara, de construir una alternativa, ser el freno de esas propuestas...

¿Y eso no lo está haciendo el PSOE?

No he dicho eso. He dicho que tenemos que hacerlo con más contundencia. No es malo que hayamos conseguido subir el salario mínimo interprofesional cuando el Gobierno no pretende hacerlo. No es malo que hayamos conseguido que se ponga en marcha un plan de lucha contra la pobreza energética cuando el Gobierno miraba para otro lado. Pero creo que la posición del PSOE no deber ser exclusivamente esta de ir arañando cosas sino de hacer frente con más contundencia al PP. 

¿Y cómo lo haría?

Con una posición más exigente. La oposición de verdad tiene que tener tres asientos: la crítica al Gobierno, la definición de una alternativa y la definición de espacios de consenso. Los espacios de consenso los residenciaría en la política antiterrorista, en la proyección exterior de España, en lo que tiene que ver con la convivencia interna ahora que tenemos un desafío independentista. Pero en el resto tendría una posición más exigente. 

¿Qué más podría conseguir el PSOE? ¿Cuáles cree que deberían ser sus prioridades?

La primera es pactar con los militantes para unir al partido y hablar con los otros candidatos para integrar ideas, personas, voluntades en un mismo proyecto. Lo segundo que tenemos que hacer entre todos es ser capaces de definir al PSOE por una nueva esperanza de la ciudadanía. La ciudadanía vota al PSOE y le hace grande y mayoritario cuando lo asocia con una esperanza de futuro mejor. Felipe González, el cambio; José Luis Rodríguez Zapatero fue en aquel momento salir de una guerra injusta...

Necesitamos definir una nueva esperanza para la sociedad española con un nuevo modelo atractivo que procure el progreso de todos, que el progreso de unos no sea la miseria de muchos como ahora, que saque a millones de personas de la cuneta de la marginación, de la pobreza, de la exclusión... Un proyecto que los progresistas identifiquen como el imprescindible para frenar la globalización neoliberal que nos está imponiendo todos sus dogmas de fe y a veces nos resignamos diciendo que no se puede hacer otra cosa; sí se puede y podemos hacerlo. Tenemos que empezar a definirlo y proyectarlo a la sociedad con mucha más nitidez.

Si todo eso ya figuraba en el programa electoral, ¿qué es lo que ha fallado?

Bueno, no todo figuraba así en el programa electoral. Tenemos que adaptarlos permanentemente a los cambios. Tenemos que ser, además, más valientes en las propuestas. No digo ir a una izquierda de pancarta y de megáfono sino ser más valientes, más exigentes, poner pie en pared para no tragarnos muchos dogmas de fe de la derecha: este de que no se puede hacer otra cosa, este de que tenemos que volver a la teoría del esfuerzo como si los trabajadores en este país no se esforzaran, este de que la economía es cosa de economistas, este de que solo los empresarios crean empleos... Ninguna de estas cuestiones es verdad.

La economía tiene que ser gobernada por la política, desde lo público también podemos crear empleo y hacer propuestas para generar nuevos nichos de trabajo, la globalización se puede regular para que sea justa y no para que nos impongan solo sufrimiento. Contra todo esto tenemos que rebelarnos en el PSOE. Yo digo que entre el asalto a los cielos que nos prometen algunos y la resignación que nos instalan otros está el espacio del PSOE en esa izquierda valiente y exigente que necesita este país.

¿Cómo se puede regular la globalización?

Fácil no es, pero lo que necesitamos es un proyecto socialdemócrata en toda Europa. Por lo tanto, necesitamos desde el PSOE liderar una propuesta para llegar a acuerdos con el resto de partidos socialistas en Europa para empezar a poner reglas. Puedo dar ejemplos que no van a caber. Uno: cuando vas a comprar un yogur está todo regulado por la UE. Te dice qué debe contener, qué no debe contener, hasta el color de la tapa y cuando lo compras pagas un impuesto que es el IVA. Sin embargo, hay un tío en la City de Londres que da a una tecla y hace diez millones de operaciones financieras y no tiene ninguna regulación y no paga absolutamente nada.

Podremos ponernos de acuerdo para regular las transacciones financieras y poner una tasa para que contribuyan también al bienestar colectivo, podremos ponernos de acuerdo en Europa para empezar a tener una fiscalidad armonizada o una deuda mancomunada o un Estatuto de los Trabajadores igual para todos los europeos, o un salario mínimo común. Claro que podemos. Primero necesitamos la alianza de los partidos socialistas que creemos en estas cosas y hay que trabajar por ello. 

Volviendo a la resignación que para usted representa el PP. ¿Desharía la decisión del Comité Federal de permitir que gobierne Rajoy mediante una moción de censura?

Para presentar una moción de censura hay que tener una candidatura alternativa. El PSOE no puede ahora formalizar una candidatura alternativa, no hay con quién pueda hacerlo. Ya se intentó y no se quiso. 

¿Qué relación deben tener con Podemos?

La que tenemos que tener con los partidos políticos. Habrá cosas que podamos acordar con ellos y otras en las que estamos en las antípodas. Yo no quiero definir al PSOE por con quién se va a aliar o acordar. Quiero un PSOE autónomo, sin complejos, que no mira ni a izquierda ni a derecha, que mira al frente, que quiere pactar, primero, con los militantes y, después, con los ciudadanos progresistas de este país. Esto de definir al PSOE por si tiene alianzas con unos y con otros no lo comparto, me parece que es tener complejo. Sé que alguno está hablando de esto, pero definir al PSOE en el pacto con Pablo Iglesias no me parece la mejor forma de ganar para el PSOE.

Pero es que hay una nueva geometría electoral que parece que ha venido para quedarse, que el bipartidismo está muerto...

Pero es que eso está por ver. Lo que quiero es un PSOE que empiece a ocupar su espacio, a recuperar lo que ha perdido electoralmente y, por tanto, quiero un PSOE ganador en ese sentido. Y después, si tengo buscar acuerdos con alguien, nunca voy a decir con quién, siempre voy a decir para qué. ¿Pacto con Podemos para cualquier cosa? Primer definiré para qué y luego decidiré. 

La tendencia muestra que el PSOE ha ido bajando desde 2011. ¿El próximo secretario general, si no logra recuperar esos niveles, habrá fracasado?

Uno pierde credibilidad, cercanía y electorado en cinco minutos; recuperarlo siempre cuesta muchísimo más y el PSOE tiene que ir poco a poco recuperando esa credibilidad. Esto no se hace de la noche a la mañana, pero es imprescindible para hacerlo tener un partido unido, no dividido. Si estamos divididos, nadie va a confiar en nosotros. ¿Cómo va a confiar en alguien que se está pegando en nuestra propia casa? Y si no tenemos ese proyecto que despierte esa esperanza en un futuro mejor, porque es verdad que tenemos una tarjeta de visita magnífica de la que estamos muy orgullosos, pero nadie nos va a seguir por lo que hayamos hecho en el pasado, sino por lo que proponemos para el futuro. Por eso sigo insistiendo: unir y proyecto será lo que nos permita recuperar lo que hemos perdido. 

Si esa tendencia al alza es lenta, se puede suponer que en las próximas generales el PSOE no habrá recuperado los niveles para gobernar en solitario. ¿Está condenado a entenderse con Podemos?

No. No estoy condenado a entenderme con alguien. Decidiré para qué. Quiero tener el mejor resultado posible y si voy con el complejo de que lo que voy a hacer es pactar con Podemos, ¿por qué van a dejar de votar a Podemos? Cuando los ciudadanos voten, decidirán quién suma para gobernar y quién no, quién tiene mayorías y quién no. Quiero dar los pasos como hay que darlos. Quiero un PSOE fuerte para recuperar una parte de lo que hemos perdido.

¿Y si el PSOE no suma, quien haya estado al frente habrá fracasado?

Pero, ¿por qué? Ya lo he dicho: uno pierde credibilidad, votos y cercanía muy rápidamente y se recupera, quizás más rápido de lo que lo estamos haciendo, pero quizás no consigas recuperar el 100%. ¿Vamos a empezar a quemar líderes en la pira como si sobraran en este partido? No entiendo esa reflexión. Sí la entiendo, pero no la comparto.

Le han dejado fuera de las ponencias económica y política...

Siempre he estado fuera.

También a su equipo. Y les animan, a los precandidatos, a que hagan sus aportaciones vía enmiendas. ¿Tiene algo en mente?

Vamos a ver, digo que siempre he estado fuera porque siempre es así. Cada vez que llega un congreso, la dirección del partido escoge a unas personas para redactar un texto base y ese texto base es el que todos los demás enmendaremos. Cuando lo tenga, veré qué cuestiones son las que no comparto y las enmendaré, pero sobre esto no hay ninguna batalla. Me gustaría que, por primera vez en la historia, el PSOE, en vez de cerrar el documento en el congreso y darlo como todo hecho para presentarnos en sociedad, lo que hiciera fuera tener un documento maestro y abierto para abrir el debate a la sociedad y los progresistas. Tenemos que implicar y buscar la complicidad de miles de socialistas que no tiene carné del PSOE pero que pueden enriquecer nuestro proyecto y que estarían dispuestos. 

Si el congreso es el máximo órgano del PSOE, ¿cómo se hacen esas incorporaciones para que parezcan bien porque tal y como está la cosa...?

Primero se adoptan en el congreso las bases de un debate que quieres hacer con los progresistas de este país y, cuando ese debate concluya, ya tendrás otro foro donde podrás aprobarlo de forma definitiva. No será por cuestiones internas que no lo podamos hacer, ¿no?

Usted ha sido una de las personas más próximas a Pedro Sánchez, estuvo en su dirección. ¿Ve un giro a la izquierda en sus planteamientos respecto a lo que hizo cuando estuvo en Ferraz?

No conozco al 100% lo que presentó en el Círculo de Bellas Artes. Algunas cosas que han destacado, como esto que decía de definir al partido casi en esa alianza de Pablo Iglesias, pues no me reconozco. No quiero definir al partido por sus alianzas. Y algunas otras cuestiones, como esto del impuesto negativo. Tampoco me gusta mucho. Me sigue pareciendo que es rebajar el impuesto a un empresario de sus beneficios para que pueda seguir pagando una miseria a los trabajadores, que ya se lo pagarán los demás. 

¿Debe la Constitución reconocer a España como un Estado plurinacional?

En esto no tengo ningún complejo. Esto de la nomenclatura me empieza a parecer muy antiguo. Que en el siglo XXI estemos con estos debates de una identidad uniforme para cada comunidad o para el conjunto de España como si no viviéramos en un mundo de identidades múltiples. Yo puedo ser vasco, español, europeo en el orden que me dé la gana y en la proporción que me dé la gana. Eso me parece el siglo XXI que estamos viviendo.

Esto de que algunos quieran construir soberanías exclusivas y excluyentes para convertirse en islas en un mundo de gobernanza multipolar... Un socialista tiene que estar pensando en ver cómo cedemos soberanía a Europa para eso que decía de un Estatuto de los Trabajadores, la fiscalidad, políticas económicas y sociales comunes... Todo esto me parece muy antiguo.

Pero genera mucho malestar en el PSOE. ¿Tienen complejos?

A veces sacralizamos las palabras en vez de relativizar lo que significan. Nación siempre ha tenido dos vías de acepción: la de nación cultural basada en hechos históricos, tradiciones o lingüísticos y la nación en términos políticos que significan soberanía o Estado. Yo con la nación en término cultural no tengo ningún problema porque no rompe absolutamente nada. De hecho, en algunos estatutos está reconocido eso, por ejemplo, en Andalucía la realidad nacional.

Usted fue muy crítico con la gestora y la posibilidad de que el PSC quedara fuera de las primarias. Ahora se van a tener que registrar los miembros del PSC que quieran votar. ¿Le parece una propuesta razonable?

No me suelen gustar los votos rogados. Pero si hay un acuerdo entre el PSOE y el PSC me va a parecer bien porque seguro que es un acuerdo que en lugar de romper lo que hace es revisar las relaciones pero también reforzarlas. 

Quiere que los militantes ratifiquen decisiones como una moción de censura al secretario general.

Sí, porque hay una legitimidad que nace de la militancia, que es la del secretario general elegido en unas primarias, que no puede ser revocada de cualquier manera. He hecho una propuesta para evitar el choque de legitimidades entre un secretario general elegido por la militancia y un órgano que le controla que es un órgano representativo. No puede haber secretario general ni poder sin control ni límite. Nunca. Si decidimos que es el Comité Federal quien le controla, busquemos la fórmula también de evitar ese choque de legitimidades. Vamos a las fórmulas tradicionales de la democracia: moción de confianza que ratifican los militantes. Me parece lógico.

¿Falla la democracia representativa en el PSOE?

No, para nada. Pero algunos han querido enfrentar la democracia representativa con la participativa. La esencia misma del sistema democrático es la combinación y la complementariedad de las dos cosas. El problema es que no lo teníamos regulado ni previsto. Pusimos en marcha unas primarias sin prever o incluso previendo que podíamos tener un conflicto de estas características no fuimos capaces de regularlas. 

¿Quiénes son algunos?

Quienes estén aireando este tipo de cuestiones. Yo lo que busco son soluciones a los problemas y busco la compatibilidad de dos sistemas. Esto es como todo: las consultas nos pueden parecer lo más democrático. Pero las consultas son la suma cero. Quien gana, lo gana todo y quien pierde, lo pierde todo porque la consulta es un sí o un no.

Pero la pluralidad que existe en el seno de un partido y en el sistema en su conjunto solo es recogida en un sistema representativo que respeta las minorías. Tenemos que hacer compatibles las dos cosas para no estar todo el día en la suma cero. No puede ser que un partido que es plural y es diverso y que tiene a gala serlo busquemos solo el juego de las mayorías porque es fundamental también tener en cuenta y respetar otras opiniones y a las minorías. Por eso siempre hay que compatibilizar a las minorías. 

¿Qué consultaría a los militantes?

Las cuestiones de gran importancia, las que generan división, incertidumbre... Pero también regulándolo. Lo que no puede ser de ninguna manera es que el jefe decida qué se consulta y qué no porque esto solo se hace en las repúblicas bananeras. Las consultas tienen que estar reguladas. Por tanto, abramos el debate de qué se consulta. En demasiadas ocasiones, y yo tengo mi propia responsabilidad, parece que la militancia solo nos servía para llenar mítines, para hacer campaña o para aprobar alguna lista que le presentábamos hecha. Creo que esto se ha acabado, afortunadamente. Esto ha generado mucha distancia entre la militancia y los dirigentes. Esto es malísimo para un partido. Tenemos que darles más canales para la participación. 

¿La abstención debería haberse consultado?

Nadie propuso eso. 

¿Pero a toro pasado usted lo hubiera hecho?

No voy a hacer un balance para saber quién fue más malo. Nadie propuso eso.

Hablando de llenar mítines, el otro día fue muy crítico sobre un acto de Susana Díaz al decir en Twitter que era mejor escuchar a los militantes que llevarlos a donde está uno.

Dije que prefiero ir a donde están los militantes y es la campaña que estoy haciendo. Si defiendo que los militantes tienen derecho a escuchar diferentes opciones y también a ser escuchados sobre lo que piensan, estoy poniendo en marcha un formato que me permite escuchar a los militantes. No digo que esté mal al revés y seguro que yo hago alguno, pero en este momento lo que me parece más importante es saber qué piensan, saber cómo incorporamos lo que piensan los militantes después de las primarias, que es fundamental. 

¿Ha percibido una fractura entre los militantes y la élite del PSOE?

Hay distancia y tenemos que ser capaces de reducir esa distancia. La militancia también tiene que entender los dirigentes tienen la obligación de tomar decisiones en momentos determinados, que no todo puede ser una sucesión de consultas permanentes. Pero también los dirigentes tienen que saber que cuando se adoptan decisiones hay que dar cuenta de ellas.

He propuesto que una vez al año, empezando por la federal, mandemos un informe a las agrupaciones que sea el informe de balance de lo hecho el año anterior y un informe de estrategia de lo que queremos hacer en el siguiente para que se discute y se vote en las agrupaciones e incorporemos eso a lo que queremos hacer en el siguiente periodo como otra forma de participación.

Algunos han querido enfrentar la democracia representativa con la participativa. He hecho una propuesta para evitar el choque de legitimidades entre un secretario general elegido por la militancia y un órgano que le controla que es un órgano representativo. No puede haber secretario general ni poder sin control ni límite.