Pocas horas antes de que el expresidente del PSOE José Antonio Griñán haga el paseíllo para declarar en el Tribunal Supremo como imputado por su presunta responsabilidad en el caso de los ERE, los socialistas intentan aparentar normalidad. Aunque reconocen que es una “foto desagradable”, repiten el argumentario: se demostrará su inocencia. Sin embargo, Chaves y Griñán se han convertido en una moneda de cambio cada vez más necesaria para que Susana Díaz saque adelante la investidura.
Pedro Sánchez ha evitado pronunciarse sobre la renuncia de los expresidentes andaluces. Tanto en Ferraz como en el PSOE andaluz insisten en el argumento de que la declaración de los expresidentes andaluces es “voluntaria”, a pesar de que el Supremo les ha citado a declarar como imputados. Díaz y Sánchez aseguraron que les pedirían los escaños si eran imputados y luego matizaron que la condición indispensable es que se les atribuyera la comisión de un delito concreto. Los socialistas se muestran, al menos en público, convencidos de que saldrán del alto tribunal con su honorabilidad demostrada, aunque todo apunta a que cualquiera de las opciones tardará tiempo en llegar.
“La situación jurídica de Griñán y Chaves no variará en el corto plazo”, señala un destacado dirigente socialista consultado por eldiario.es. Esa es la idea que se extiende en Ferraz, donde nadie contempla que la declaración en el Supremo cambie nada, de manera inmediata, para los dos socialistas andaluces.
Por el momento, la situación de los exdirigentes se ha convertido en el centro neurálgico de las negociaciones para la investidura en Andalucía. El PSOE carga contra Podemos y Ciudadanos por haber colocado como condición indispensable las cabezas de ambos. Según fuentes del PSOE andaluz, “han puesto una condición imposible de cumplir porque no quieren llegar a ningún acuerdo”. “Si quieren impedir el acuerdo, iremos a nuevas elecciones. tendrán que asumir las consecuencias”, dicen las mismas fuentes.
Mientras tanto, Susana Díaz tiene pocas cartas en su mano para ofrecer en la negociación. La candidata a presidir la Junta “podría ofrecer su disposición a no renovar a Griñán y a Mar Moreno en el Senado”, dicen fuentes parlamentarias. Esos asientos se deciden por mandato del Parlamento andaluz, pero no ocurre lo mismo con el sillón de Manuel Chaves en el Congreso. Dicho de otro modo, Díaz no tiene en su mano todo lo que Podemos y Ciudadanos le piden para llegar a un acuerdo.
Con este contexto llega Griñán al Supremo este jueves donde está garantizada la atención mediática y el paseo ante las cámaras para quienes pasaron de tener las llaves de Andalucía a ser, únicamente, la llave.