Pedro Sánchez pasa a la ofensiva mediática para luchar la batalla del relato ante la investidura

Tras meses alejado de los micrófonos, con comparecencias puntuales y fundamentalmente obligadas en cumbres internacionales, Pedro Sánchez ha decidido dar un paso al frente y empezar a defender su posición ante la investidura, que se está atascando mucho más de los que los socialistas pensaron en un inicio. Moncloa planea una agenda de entrevistas para el aspirante a la presidencia del Gobierno a poco más de dos semanas de la primera votación. 

En los siete meses de 2019, Sánchez solo ha ofrecido dos ruedas de prensa en España, ambas con preguntas limitadas para los periodistas: una el 15 de febrero para anunciar el adelanto electoral y otra el 6 de junio, que convocó en el último momento tras recibir el encargo del rey de intentar formar Gobierno. En ella admitió solo preguntas de dos periodistas en las que reclamó “altura de miras” a PP, Ciudadanos y Unidas Podemos para que le dejaran gobernar y evitó pronunciarse sobre la coalición que ya entonces le reclamaba Pablo Iglesias. El presidente en funciones ha comparecido en más ocasiones, pero en el extranjero con motivo de cumbres de la UE –donde los jefes de Gobierno siempre lo hacen– y en Osaka (Japón) con motivo del G-20. 

Ha sido en esas intervenciones en las que Sánchez ha ido enviando mensajes concretos sobre el proceso de investidura. Así, tras el 26M aprovechó su presencia en Bruselas para advertir a Iglesias de que reconsiderara su exigencia de un Gobierno de coalición tras la debacle de Podemos en las autonómicas y municipales. En otras de esas apariciones en el extranjero, ha insistido en su apuesta por un Gobierno de cooperación que deje a Unidas Podemos huecos en segundos niveles de la Administración además de alcanzar un acuerdo programático que se vigile a través de una comisión de seguimiento. 

En los medios de comunicación tampoco Sánchez se ha prodigado nada desde el 28A. En la campaña electoral, el presidente en funciones fue el candidato encapsulado en la primera parte de la competición y empezó a conceder entrevistas en el segundo tramo. La estrategia se asemeja a la actual: Sánchez ha permanecido parapetado en la seguridad que le confiere Moncloa, donde han mantenido a los periodistas alejados de Sánchez en sus apariciones públicas. 

La última entrevista de Sánchez se publicó el viernes antes de las generales en el periódico El País. “Que entre en el Gobierno Podemos no es ningún problema”, aseguró en un momento en el que los socialistas admitían que la segunda parte de la campaña habían notado un bajón y una mejora del que había sido su socio desde la moción de censura. El viraje desde esa afirmación hasta la actual negativa a incluir a los de Iglesias en el gabinete la habían explicado públicamente distintos portavoces socialistas, pero no Sánchez. Hasta ahora. 

La batalla por el relato ante los tiras y aflojas de Sánchez e Iglesias ha comenzado y en PSOE temen que no se entienda su posición. “Nos hemos equivocado o hemos fallado en contar bien cómo han sido las negociaciones”, reconoce un cargo del Gobierno, que asegura que los socialistas han movido ficha mientras Iglesias sigue instalado en su posición inicial. 

Ante esa situación, Sánchez dejó negro sobre blanco su posición en su primera entrevista tras el 28A este jueves en Telecinco. Confirmó lo que en privado iban deslizando distintos miembros del Gobierno y de la dirección socialista: Sánchez mantiene la puerta del Consejo de Ministros cerrada para miembros de Unidas Podemos, aunque se abre a incorporar perfiles de independientes que le proponga Iglesias. 

Además, los socialistas han reforzado los argumentos por los que ahora no ven factible que haya dos partidos en el gabinete al entender que puede suponer que haya “dos gobiernos” y no uno con un “mensaje coherente” en temas clave como Catalunya a las puertas de la sentencia del procés. “Es evidente que tenemos una discrepancia de fondo en cómo abordar la crisis catalana”, zanjó el presidente en funciones a pesar de la “lealtad” que le ha prometido Iglesias: “Yo se lo agradezco, pero el hecho cierto es que tienen una forma de abordar la crisis, que es el derecho de autodeterminación”.

Además, Sánchez insistió en que no quiere que la gobernabilidad dependa de los independentistas al deslizar que esa es la única vía posible si Unidas Podemos se incorpora al Ejecutivo complicando que PP y Ciudadanos puedan apoyarle en momentos determinados por la presencia de Iglesias. 

Fuentes gubernamentales admiten que Sánchez tiene pensado hacer nuevas entrevistas para exponer su posición sobre las conversaciones con Iglesias. En Moncloa admiten que no tienen el plan cerrado, pero que lo irán “viendo en próximos días”. Sánchez vuelve a reunirse con Iglesias y Pablo Casado el próximo martes. En ese momento quedarán justo dos semanas para la sesión de investidura, cuya convocatoria los socialistas creen que propiciará movimientos.