El plan de Casado para fusionar a PP y Ciudadanos en España Suma hace agua a las puertas de las elecciones catalanas

Iñigo Aduriz

13 de agosto de 2020 21:46 h

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La ansiada “reconstrucción” del centro derecha que el líder del Partido Popular, Pablo Casado, se fijó como uno de sus grandes objetivos al ser elegido presidente, en 2018, hace agua. Esa fusión de PP y Ciudadanos –con la vista puesta en integrar también a Vox en un futuro– en una única marca que se llegó a denominar España Suma, se está viendo ahora dificultada a las puertas de las elecciones catalanas para los que los populares acordaron concurrir en coalición con el partido de Inés Arrimadas.

El fracaso de la lista única que presentaron los dos partidos en Euskadi –que perdió tres de los nueve escaños que había logrado el PP en solitario, en 2016–, y el giro de la dirección de Ciudadanos hacia posiciones proclives al acuerdo con el Gobierno, alejan la posibilidad de una lista conjunta para los comicios a los que el presidente de la Generalitat catalana, Quim Torra, sigue sin poner fecha, pero que se esperan para el próximo otoño.

En junio, Arrimadas puso fin al cordón sanitario que habían impuesto las tres derechas al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Ciudadanos, que gobierna en coalición con el PP en la Comunidad de Madrid, Andalucía, Murcia y Castilla y León, acordó con PSOE y Unidas Podemos su apoyo a las dos últimas prórrogas del estado de alarma, así como al decreto de nueva normalidad, que finalmente también apoyó el PP. Además, el partido de Arrimadas pactó con el Gobierno su apoyo a tres de los cuatro dictámenes de la Comisión para la Reconstrucción. A todo esto se unen las malas relaciones que mantienen ambos partidos en su gobierno conjunto de Madrid, que se han evidenciado durante la gestión de la pandemia.

En este escenario, dirigentes populares, entre los que están los principales barones del partido como el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo o el andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, ya se han mostrado en contra de reeditar la coalición con Ciudadanos en Catalunya. El propio líder del PP catalán, Alejandro Fernández, pidió desechar esa idea durante el Comité Ejecutivo Nacional del partido que se celebró el pasado 15 de julio, apenas tres días después del batacazo de PP+Cs en las elecciones vascas, y recibió el apoyo de gran parte de los líderes territoriales.

Fernández, líder del PP catalán: “Ha cambiado el escenario”

El pasado lunes, Fernández reconoció que su partido sigue “estudiando” el potencial de una coalición con Ciudadanos, a pesar de que rechazó la propuesta lanzada por el partido de Arrimadas, que plantea sumar a esa hipotética alianza al PSC con la idea de conformar un bloque constitucionalista en contra de las fuerzas nacionalistas e independentistas. En una entrevista en Catalunya Ràdio, el líder del PP catalán reconocía, en todo caso, que está analizando si la coalición con Ciudadanos sigue siendo factible dado el “giro estratégico” de los naranjas “de apoyo al Gobierno del PSOE”, que en su opinión “ha cambiado el escenario”.

“Cuando el centro derecha se une en torno al Partido Popular es capaz de derrotar a la suma del socialismo, el populismo y el nacionalismo”, insistía Casado el 15 de julio ante los principales dirigentes del partido, dando a entender que seguía vigente su apuesta por concurrir en coalición con Ciudadanos a las elecciones catalanas. “La gran tarea política pendiente es la más difícil, que no es romper para quedarte con un pedazo, sino recomponer lo que se ha roto. Es la de crear una gran corriente de opinión nacional dispuesta a resolver con claridad los dilemas que una vez más tiene delante”, remarcaba.

En realidad, Casado trató de consumar en la coalición España Suma con Ciudadanos, y también con Vox, antes de las generales de 2019, pero el rechazo de esos dos partidos que luchan con el PP por el mismo electorado pospuso los planes del líder de los populares, que busca esa alianza inspirado por las tesis de su padrino político, el expresidente del Gobierno José María Aznar.

Su indisimulado objetivo desde que perdió las generales del 10N con el segundo peor resultado de la historia del PP –mejoró en 23 escaños el logrado el 28A, llegando a 89– es consolidar su papel como líder de la oposición y reforzar la posición de su partido para volver a situarlo como la histórica fuerza hegemónica del conservadurismo que fue durante años, al menos hasta la actual división de la derecha en tres –PP, Vox y Ciudadanos–.

La ruptura de la foto de Colón

Durante el Congreso Nacional que le hizo presidente, Casado asumió “la responsabilidad de reconstruir el centro derecha y recuperar los miles de votos perdidos” hacia las formaciones de Albert Rivera y Santiago Abascal. El líder del PP consiguió escenificar una primera foto de la unión de las tres derechas en la polémica concentración de Colón que tuvo lugar en febrero de 2019 para exigir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, un adelanto electoral.

Esa foto está ahora rota por las distintas estrategias de las tres derechas. Arrimadas es proclive a pactar con el PSOE y Vox acaba de asestar un duro golpe a la estrategia de Casado con la moción de censura que presentará contra el Gobierno en septiembre, y a la que el PP ya ha dicho que no.

Los populares también consideraron como los primeros pasos hacia España Suma los acuerdos logrados con Ciudadanos y Vox el verano pasado en distintos gobiernos autonómicos –Andalucía, Comunidad de Madrid y la Región de Murcia– y municipales –Madrid o Zaragoza–. Aunque el PP no renuncia a fusionar a Vox a sus filas en un futuro –de ahí los guiños y la asunción de parte de las ideas y las formas de la extrema derecha–, dirigentes consultados por eldiario.es reconocen que la integración de la extrema derecha es ahora complicada, ya que se encuentra en un momento de alza electoral como tercera fuerza del Congreso.

Aprovechar la descomposición de Ciudadanos

La “reunificación” pasaba además por aprovechar la descomposición de Ciudadanos para consumar una fusión de la formación que se dice “liberal” en el PP. Se trata de un proceso que en las filas populares fijaban para el medio plazo pero que en todo caso debía producirse durante la XIV Legislatura que acaba de arrancar y que los conservadores aventuran “corta” por la ajustada mayoría con la que cuenta Sánchez en el Congreso y las diferencias con algunos de sus socios, sobre todos los nacionalistas.

Tras la conformación de los gobiernos autonómicos de coalición entre populares y Ciudadanos, las elecciones al Parlamento vasco del 12 de julio fueron la última gran prueba en las urnas para la gran obsesión de Casado de fusionar a PP y Ciudadanos en el marco de la “reunificación” del centro derecha que se partió en tres con la caída del Gobierno de Mariano Rajoy tras la moción de censura de 2018.

El experimento se tradujo en la creación de la coalición PP+Cs, denominación de la lista conjunta en la que los dos partidos concurrieron a los comicios vascos y con la que también pensaban presentarse en Catalunya. El fracaso estrepitoso en esa cita con las urnas ha supuesto, sin embargo, un previsible cambio de planes.