La Jefatura Superior de Policía de Sevilla ha convertido este lunes su salón de actos en una capilla improvisada para celebrar una misa con motivo de la jubilación del máximo responsable de la zona de Andalucía Occidental, el comisario principal Francisco Perea Bartolomé. La ceremonia ha sido oficiada por el arzobispo de la Archidiócesis de Sevilla, que se desplazó a dependencias policiales para el acto.
El plan de la Policía se ha llevado a cabo a pesar de la polémica que le ha precedido. El pasado 7 de noviembre, el Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados presentó tres preguntas por escrito en relación con utilización de un edificio público para la celebración de un acto de una determinada confesión religiosa. En el escrito, al que ha tenido acceso eldiario.es, los socialistas apelan al artículo 16.3 de la Constitución que consagra la “aconfesionalidad del Estado”.
La llegada de Jorge Fernández Díaz al Ministerio del Interior supuso la “introducción de nuevo de prácticas y cánticos en actos públicos que había sido excluidos de los programas oficiales de conformidad a la declaración de nuestra Carta Magna”, afirma el PSOE. “Estos cambios no han cesado con la marcha de Fernández Díaz”, advierte el escrito, que firma el diputado y portavoz del PSOE en la comisión de Interior, Antonio Trevín.
La preparación del salón de actos para la misa ha corrido a cargo de un agente que además es diácono y responsable del Servicio Religioso de la Jefatura, ha explicado un portavoz de la propia Jefatura Superior. Al oficio estaba previsto que asistiera la familia del comisario Perea y los agentes que lo deseen. No se ha dispuesto servicio para la misa, ha añadido la misma fuente. El PSOE se interesaba en una de sus preguntas parlamentarias por si los agentes acudían en horas de servicio. También interroga por si “se han llevado a cabo actos religioso en dichas dependencias de otras confesiones religiosas”.
Fuentes policiales consultadas por eldiario.es aseguran que al acto han asistido medio centenar de personas, entre ellas el delegado y el subdelegado del Gobierno en Sevilla, así como distintos miembros del cuerpo diplomático acreditado en la ciudad hispalense.
'La muerte no es el final'
El cambio más llamativo en este sentido en la Policía durante la época de Fernández Díaz se produjo con la introducción de una canción militar, de contenido religioso, en el homenaje a los caídos que se celebra en los actos oficiales del Cuerpo. La muerte no es el final fue obligada a entonarse por primera vez el 28 de febrero de 2014 en la Academia de Ávila. Los alumnos de la escuela tuvieron que aprenderse la letra en los días previos.
Recientemente, el Ministerio del Interior ha decidido que sea la Universidad Católica de Ávila tome el relevo de la pública de Salamanca en la formación de los policías nacionales. El argumento de la Dirección General de la Policía es que la oferta de la UCA es más barata, por lo que la Universidad de Salamanca (USAL) dejará de dar clases a los futuros policías después de haberlo hecho durante 28 años.
El escrito del PSOE con motivo de la misa en la Jefatura de Sevilla también alude al proceso de “militarización” de la Policía en los últimos años. El Ministerio del Interior destinó cerca de 3 millones de euros a cambiar las divisas de los uniformes para que se parecieran a las que llevan los miembros de las Fuerzas Armadas. Los socialistas denuncian que incluso de ha introducido “el uso de armas armas para la realización de salvas en eventos determinados”.
Fernández Díaz ha plasmado su firma en varias condecoraciones a imágenes de la Virgen por parte del Cuerpo Nacional de Policía. Una de ellas, que concedió la Medalla al Mérito Policial a la Virgen del Amor de Málaga, fue recurrida por una organización laicista ante la Audiencia Nacional, pero el tribunal especial terminó rechazando que fuera anulada la concesión.