Las inminentes visitas a Cuba de los primeros ministros de China y Japón ilustran el renovado interés que despierta la isla caribeña en Asia, cuya primera potencia ya es uno de los principales aliados económicos de la isla, un tren al que Tokio podría subirse en breve.
Con el aterrizaje en Cuba del mandatario nipón, Shinzo Abe, previsto para última hora del jueves, se abrirá un capítulo en la relación bilateral La Habana-Tokio, al ser la primera visita de un primer ministro japonés a la isla comunista.
La llegada de Abe, propiciada por su asistencia en Nueva York a la Asamblea de la ONU, sigue al viaje en mayo del 2015 de su ministro de Exteriores, Fumio Kishida, quien ya avanzó el interés en estrechar la cooperación con Cuba pocos meses después de que se anunciara el deshielo diplomático con Estados Unidos.
Como en otros países, el proceso de normalización de relaciones con EEUU y la dinamización de la economía cubana a raíz de las reformas introducidas por Raúl Castro han suscitado un nuevo interés de Japón por Cuba, con la que hasta ahora el principal lazo era la cooperación al desarrollo.
El hecho de que el deshielo esté siendo más lento de lo esperado, con el bloqueo todavía en pie y la incertidumbre de las próximas elecciones presidenciales en EEUU, hace que un posible despliegue de un potente socio como Japón en Cuba cobre mayor importancia por el oxígeno que supone para la economía insular.
Pero la presencia del “premier” nipón supone mucho más, porque Cuba es un país en el que, a nivel diplomático, no son las buenas intenciones sino los hechos los que abren puertas, y una visita al más alto nivel es un gesto rotundo del interés de Japón en mejorar y reforzar los lazos bilaterales.
La llegada de Abe viene precedida de otro gesto importante rubricado esta semana: la regularización y reestructuración de la deuda bilateral a medio y largo plazo, en el marco del convenio multilateral entre Cuba y los países acreedores del Club de París.
La prensa japonesa, al hilo de este viaje, había aventurado una posible condonación de dos tercios de la deuda de La Habana con Tokio, aunque finalmente se ha optado por la reestructuración.
Una condonación habría supuesto que Japón perdonara a Cuba unos 120.000 millones de yenes (unos 1.038 millones de euros o 1.165 millones de dólares).
Además, la prensa nipona ha adelantado que Abe ofrecerá el suministro de equipos médicos como ayuda oficial al desarrollo, con vistas a la futura exportación de ese tipo de tecnología, y un acuerdo de formación de especialistas médicos.
La presencia de Shinzo Abe allana el camino a las empresas japonesas que busquen establecer inversiones en Cuba, donde turismo e infraestructura son otras áreas que su país podría explorar a partir de este hito.
Aún con este espaldarazo diplomático, la relación de Japón con Cuba queda lejos de la que la mayor de las Antillas tiene con China, segundo socio comercial de La Habana tras Venezuela y “hermano” ideológico por vía del comunismo.
El primer ministro chino, Li Keqiang, llegará en los próximos días a Cuba, en un viaje confirmado pero con fechas aún no divulgadas.
El sólido vínculo, que cumple 56 años en 2016, quedó escenificado en julio de 2014, cuando el presidente chino, Xi Jinping, visitó la isla, se reunió con los hermanos Castro y rubricó una treintena de acuerdos para impulsar la relación bilateral “a nuevas alturas”.
China y Cuba están “unidos estrechamente por las mismas visiones, ideales y metas de lucha”, sostuvo entonces Jinping.
Ya en 2004 y 2008 su antecesor, Hu Jintao, había cursado visitas a Cuba.
En cifras, la relación China-Cuba se tradujo en los primeros nueve meses de 2015 -últimas cifras oficiales disponibles- en un intercambio por 1.596 millones de dólares, para un crecimiento de casi el 57 % respecto a 2014.
Durante la visita de Jinping se concretaron dos líneas de créditos por parte del gigante asiático a la isla, una libre de interés y la otra con destino a la construcción de una terminal “multipropósito” en Santiago de Cuba (sureste).
También hubo acuerdos para el suministro de níquel cubano a China, así como su participación en proyectos del sector petrolero de la isla y colaboración en las áreas de salud, biotecnología, educación, agricultura, energías renovables, turismo e industria, entre otras.
También desde Asia, Vietnam mantiene su apuesta por Cuba, según quedó de manifiesto este mes en un foro bilateral en La Habana al que asistió el ministro vietnamita de Planificación e Inversiones y en el que se avanzaron futuras colaboraciones en sectores estratégicos de la isla como industria y energías renovables.
Cuando se cumple un año de la visita oficial a Cuba del presidente de ese país, Truong Tan Sang, Vietnam se mantiene como segundo socio asiático de la isla, con un comercio bilateral que en los últimos años ha superado los 500 millones de dólares anuales.