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Ciudadanos apura el plazo que se dio para cerrar el acuerdo con PP

La negociación entre PP y Ciudadanos que se inauguró formalmente el viernes pasado cumple una semana con avances pero sin culminar en un acuerdo cerrado. A última hora de este viernes, los equipos negociadores seguían sus conversaciones y aceptaban que había progresos significativos y capítulos con su redacción prácticamente cerrada. Pero la importancia de los flecos restantes movió a Ciudadanos a curarse en salud y admitir que era “imposible” tener listo el documento final el viernes por la noche. El plazo de 48 horas fijado por Ciudadanos como tope se cumple este sábado por la noche.

Se da por hecho que las dos delegaciones seguirán intercambiándose documentos y cifras durante este fin de semana. Mientras, Mariano Rajoy protagoniza este sábado en Pontevedra su tradicional acto de arranque del curso político, aunque este verano no ha habido el parón habitual.

Aunque el PP pretendía que su líder pudiera esgrimir el triunfo durante ese mitin, que sirve de precampaña en Galicia, las negociaciones obligan al partido del Gobierno a esperar. El motivo, la reticencia del partido de Rivera a ponérselo en bandeja antes de que expire el ultimátum escenificado por Juan Carlos Girauta a última hora del jueves.

Las diputaciones se quedan

En aras de una alianza que permita a Rajoy someterse a la investidura con 32 escaños más de los 137 que obtuvo el 26 de junio, los conservadores han tenido que hacer cesiones a las que se negaron durante la mayoría absoluta de los pasados cuatro años. Así, pese a su negativa a mejorar las instituciones, el PP ha tenido que acatar la necesidad de agilizar y abaratar el gasto de las actuales diputaciones. Por contra, Rivera ha tenido que renunciar a su voluntad de eliminarlas.

El método de elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial también se da por seguro que cambiará. Los de Rivera pretendían en un principio que 12 de los 20 vocales fueran elegidos directamente por los jueces. Después, cuando negociaron el pacto de gobierno con Pedro Sánchez, lo que cerraron fue reducir a 10 los vocales y que pasaran después un examen para asegurar sus méritos.

El PP, que se negaba al principio, en los últimos días se ha mostrado dispuesto a estudiarlo ya que ellos mismos incluyeron una reducción del órgano judicial en el programa electoral de 2011 que luego no llevaron a la práctica.

La reforma del Senado tendrá que esperar

No ha sucedido lo mismo con el papel del Senado. En este punto las posiciones de partida estaban completamente alejadas. Si por Ciudadanos fuera, la Cámara Alta dejaría de existir porque, en palabras de Girauta, es un “pesebre”. Si con Sánchez se acordó que se transformara en una “estricta Cámara territorial” con un máximo de 100 miembros, ahora es el PP es que aleja esta reforma, ya que la condiciona a que haya un acuerdo con los socialistas.

Por ese motivo, el PP aboga por abrir una comisión que estudie la reforma y donde estén presentes los socialistas, porque sin ellos es imposible contar con una mayoría reforzada que autorice su modernización.

Una de las banderas de Rivera ha sido desde el nacimiento de su partido la regeneración. Esas pretensiones han metido en apuros a Ciudadanos. Pese a exigir la dimisión de imputados por corrupción como requisito mínimo para hablar con el PP, los de Rivera han aceptado que haya un diputado del PP imputado por prevaricación, malversación de caudales públicos, fraude y exacciones ilegales sentado en el hemiciclo.

“Lo que es corrupción política lo decimos nosotros porque hemos puesto el listón más alto”, llegó a decir Girauta después de que su partido limitara al enriquecimiento personal ilícito y la financiación irregular de partidos los casos en los que exigir la renuncia a los cargos públicos.

Compromiso de más democracia interna

Que se circunscriba por el momento a los cargos públicos nacionales ha hecho que en el PP ya se conozca como la “cláusula Barberá”, en referencia a la senadora y miembro de la Diputación Permanente que está cercada por los indicios de corrupción, pero aún a la espera de que el Tribunal Supremo decida si la imputa o no.

Ciudadanos ha tratado de salvar su falta de credibilidad en este aspecto con la invitación al PP y al resto de partidos a que acepten en sus respectivas ejecutivas el compromiso de extender la exigencia a cargos municipales y autonómicos.

La exigencia de primarias en el PP es algo que tampoco saldrá adelante en el documento que rubriquen ambas formaciones. Los conservadores siempre se han negado a acatar la pretensión de Rivera con la defensa de que es un asunto interno que además ya se aborda en el partido a la espera del próximo congreso. Para que sean los militantes los que escojan a su candidato es necesario reformar los estatutos, algo que se prevé en los meses posteriores a que haya Gobierno, tal y como ha prometido Rajoy a los suyos.

Sin dotación económica hasta el jueves noche

Sólo a partir del jueves a altas horas, los conservadores se avinieron a poner cifras sobre la mesa, como exigía Ciudadanos. El partido de Rivera amenazó con romper si no había dotación para las medidas que considera cruciales. Esto es, un plan de choque contra la pobreza que incluya un complemento salarial para los ingresos más bajos, un mayor acercamiento entre las bajas por maternidad y las de paternidad para avanzar en conciliación, dinero para extender la educación pública de 0 a 3 años y más recursos para intentar paliar el fracaso escolar.

El secretismo en cuanto a los fondos ha sido total. El PP puso el jueves encima de la mesa una cifra, muy lejos de los 7.800 millones que Ciudadanos estimó inicialmente que serían necesarios y que luego redujo a la mitad en aras del cumplimiento del déficit ya en plena campaña electoral de junio. En el pacto con el PSOE aceptó que la inversión total fuera de 7.000 millones, pero incluyendo ahí el complemento salarial y el ingreso mínimo vital, promesa estrella de Pedro Sánchez.

Las conversaciones seguirán este sábado, pero sigue sin saberse cuándo terminarán. Tampoco cuando se producirá la presentación del acuerdo, que será mucho menos solemne que la de Rivera y Sánchez en febrero. El Congreso está en guardia por si es necesario abrirlo en fin de semana para servir de escenario al pacto, pero ni prensa ni los ujieres habían recibido aún la información en el momento de redactar esta información. Una vez sellado, el presidente en funciones se pondrá en contacto con el líder del PSOE para pedirle de nuevo su abstención.