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Casado desaira a los críticos al imponer a Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria pese a sus salidas de tono

El líder del Partido Popular, Pablo Casado, ha decidido mantener a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso de los Diputados. La diputada por Barcelona seguirá en su puesto, para el que el presidente de los populares la eligió en julio –aún en la anterior legislatura–, a pesar de haberse caracterizado por abanderar una estrategia propia, al margen de la dirección del partido, y protagonizar múltiples polémicas con sus mensajes extremos.

Esta actitud le ha llevado a crearse múltiples enemigos internos, empezando por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, con el que ha mantenido discrepancias públicas en distintas reuniones del partido, según han explicado a eldiario.es dirigentes populares, que insisten en que las diferencias entre ambos son “enormes”, sobre todo en el ámbito estratégico.

Esas mismas fuentes señalan que los barones que tratan de presentarse como más moderados, como el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, o el líder del PP vasco, Alfonso Alonso, habrían tratado sin éxito de convencer a la dirección del partido para que Álvarez de Toledo quedara relegada a diputada rasa. Estos dirigentes que critican que la dirigente sea “imprevisible” buscaban otorgar el puesto de portavoz en el Congreso, un cargo de marcado carácter político y estratégico, a un dirigente con un perfil más moderado para competir con el PSOE y no con Vox durante los plenos de la nueva legislatura.

Tras el 10N, Casado decidió en cambio mantener a la polémica parlamentaria y experiodista como máxima representante del partido en la Cámara Baja, al considerar que el de Álvarez de Toledo es un perfil que gusta en el electorado de derechas y por la gran apuesta de Génova 13 por la fusión entre PP y Ciudadanos en la coalición España Suma, de la que la diputada es una de las grandes defensoras.

Enfrentamiento con el PP vasco

Con una argumentación un tanto enrevesada, miembros de la dirección del PP justifican la postura del líder estatal en que el discurso de Álvarez de Toledo, claramente más conservador que el de la mayoría de los líderes populares, consigue “centrar” a Casado y darle una imagen más moderada.

La actividad ordinaria del PP y los mensajes que ha querido lanzar el equipo de Casado se volvían a ver en cambio ensombrecidas durante toda la semana pasada por una nueva polémica protagonizada por la portavoz popular en el Congreso. El domingo 8, en una entrevista publicada por El Correo, Álvarez de Toledo aseguraba que el momento político actual es “más difícil que cuando ETA mataba”, provocando una airada reacción pública de las víctimas del terrorismo y un rechazo interno que se transmitió en privado, principalmente por los líderes del PP vasco –con quienes ya se enfrentó en verano– que se tuvieron que enfrentar a la violencia de la banda.

La dirigente popular reafirmó el pasado miércoles sus palabras durante una conferencia en la Universidad Carlos III de Getafe (Madrid) ante unas pocas decenas de estudiantes. “Nunca desde 1978 hemos estado en un momento tan complejo políticamente como ahora”, recalcaba Álvarez de Toledo. “El PSOE encabeza el proceso de liquidación constitucional con los separatistas, los golpistas y con el partido que considera legítimo que nos mataran”, señalaba en alusión a la izquierda abertzale. “Esto no tiene precedentes, no tiene parangón y no tiene justificación”, zanjaba.

Las negociaciones de PSOE, Unidas Podemos y otras fuerzas políticas para formar gobierno generaban otra fricción entre Álvarez de Toledo y la dirección del PP. Mientras Casado defiende que el pacto de la izquierda supone de facto la ruptura de cualquier posible entendimiento con el PSOE de Sánchez y ha recalcado una y otra vez su 'no es no' a facilitar la investidura, la portavoz del PP en el Congreso reivindica en cambio un “Gobierno de concentración entre fuerzas constitucionalistas” entre las que incluye a PSOE, PP y Ciudadanos.

El consentimiento sexual y Catalunya

En plena campaña, la diputada provocó otro disgusto a la dirección del PP cuando en el debate de los portavoces parlamentarios que se celebró el 1 de noviembre en RTVE Álvarez de Toledo volvió a destacar por su postura contraria a la tipificación del consentimiento sexual. “Yo seguiré defendiendo que no todo lo que no sea un sí es un no”, señaló, generando el rechazo del resto de los contertulios, que le reclamaron sin éxito que rectificara su postura.

Génova quiso centrar la campaña en la economía y en la capacidad de gestión del PP y lanzó a sus mandos la consigna de evitar entrar en asuntos que consideraron que les “perjudicaban”, como cuestionar el feminismo, el derecho al aborto o la memoria histórica.

Las palabras de Álvarez de Toledo volvían a situar al PP en la derecha en pleno intento por girar al centro de la dirección de Casado, y tuvieron que ser rectificadas por la número dos del partido por Madrid, Ana Pastor, en el debate de La Sexta del 8N: “Cuando no hay consentimiento, es violación”, dijo ella. A esa cita ya no acudió Álvarez de Toledo sino Pastor, amiga íntima de Rajoy y máxima defensora del marianismo, del que siempre ha abjurado la actual portavoz parlamentaria.

También en campaña, Álvarez de Toledo tomó otra decisión muy cuestionada dentro del PP. En un acto en Catalunya, comunidad por la que se presentó a los comicios –fue la número uno por Barcelona para el 10N–, la portavoz parlamentaria pidió “perdón” en nombre de su formación por “desamparar” a los constitucionalistas catalanes durante décadas, incluso mientras gobernaban Mariano Rajoy o José María Aznar.

“Hemos sido profundamente anticatalanes porque aceptamos nacionalismo como animal de compañía y entregamos (a los nacionalistas) el poder en la aulas, los medios de comunicación y la legitimidad moral”, dijo entonces. Estas palabras generaron un fuerte rechazo interno, sobre todo en cargos del PP catalán y en exministros que ejercieron sus cargos en los últimos lustros, según explican dirigentes populares consultados por este diario.

Un nuevo golpe de autoridad

Álvarez de Toledo nunca ha sido una dirigente política de doctrina y argumentario. Siempre ha ido por libre. Ligada al PP desde 2006, fue diputada entre 2008 y 2015 y ese último año rompió con la dirección de Mariano Rajoy por la supuesta tibieza del expresidente del PP. Una vez triunfó la moción de censura que hizo presidente a Pedro Sánchez, en mayo de 2018, la aún portavoz del PP en el Congreso confesó en un polémico artículo de opinión en el diario El Mundo, donde era columnista, que por sus discrepancias con Rajoy había llegado a votar a Ciudadanos, partido con el que quería fusionar al de los populares.

En verano, Feijóo y el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, presionaron para que Álvarez de Toledo, del sector más cercano al expresidente José María Aznar, no fuese designada portavoz en el Congreso, un puesto de máxima responsabilidad y visibilidad en cualquier formación política, por las posiciones derechistas defendidas por la experiodista.

Según ellos, Álvarez de Toledo, que obtuvo el único escaño del PP en Catalunya el 28 de abril, alejaba al partido de la centralidad que buscaba tras los fracasos electorales de las generales y autonómicas. Casado persistió en su idea y la hizo portavoz pese al rechazo interno. Ahora vuelve a apostar por ella y da un nuevo golpe de autoridad ante sus barones.