El PP asume el desplome por la fractura de la derecha pero peleará la campaña para sumar con Ciudadanos y Vox
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, daba este jueves en Madrid el pistoletazo de salida a la campaña electoral de las generales –la primera desde su triunfo en las primarias– y presentaba a su formación como un “valor seguro” ante la la inédita fragmentación de la derecha en tres partidos (PP, Ciudadanos y Vox). “Hoy empieza todo. Hoy empieza una campaña que va a cambiar España”, decía el líder del PP ante los asistentes al mitin con el que iniciaba el camino hacia el 28A.
La división que Casado no ha logrado frenar pese a intentar convencer a los de Albert Rivera para concurrir juntos al Senado o pedir a Vox que no se presentara en las circunscripciones más pequeñas –donde más daño puede hacer la fragmentación al PP–, ha llevado a los populares a asumir una fuerte caída en expectativa de voto que auguran todas las encuestas.
La dirección del PP da por perdidas 20 provincias, lo que les llevará a perder el 28A, según vaticinan los propios dirigentes populares, entre 30 y 50 escaños respecto a los 131 que lograron en 2016.
Ante ese previsible retroceso en las urnas por la fuga de votantes tradicionales del PP que se han pasado a Ciudadanos y a Vox, el objetivo central de los de Casado durante los próximos 15 días de campaña será tratar de salvar los muebles en las generales, manteniéndose como la fuerza más votada del espectro de la derecha e intentando reeditar la fórmula andaluza para llegar a la Moncloa: conseguir el número suficiente de escaños en las urnas que les permita sumar con los de Albert Rivera y Santiago Abascal para “echar a Sánchez”.
“Vamos a una elecciones decisivas para España, y vamos a convencer porque se nota que decimos la verdad de lo que pensamos. Muchos quieren imitarnos, pero no les sale. Salgamos a ganar y a recuperar el futuro de una España en libertad”, explicaban este jueves en el PP.
“Solo podemos ser alternativa de Gobierno si votamos unidos, solo podemos mantener la unidad nacional si votamos unidos. Tengo respeto a todos los partidos políticos, pero el patriotismo no puede estar reñido con las matemáticas”, apuntaba, ya de noche, Casado en el acto de inauguración de la campaña.
Una agria precampaña
Para lograr sus objetivos, en las últimas semanas Casado no ha dudado a la hora de utilizar una estrategia de trazo grueso y de durísimos ataques a sus rivales políticos, fundamentalmente Pedro Sánchez –al que llamó “felón” y que aseguró que prefiere “las manos manchadas de sangre que las manos pintadas de blanco”– y Pablo Iglesias, además de los partidos independentistas.
El líder del PP, cuyo giro a la derecha se pone a prueba en estos comicios, es consciente de que su estrategia de radicalización, la criba que realizó a la hora de elegir a su dirección –no logrando integrar a su rival en las primarias Soraya Sáenz de Santamaría– y su polémica intervención en todas las listas electorales –premiando al sector aznarista y apartando de las candidaturas a partidarios de Santamaría y a algunos de los dirigentes más cercanos a Rajoy– le han generado suficientes enemigos internos como para verse forzado a lanzarse a por un resultado que vender ante los suyos en esta primera prueba de fuego en las urnas.
No se puede permitir más errores como los cometidos en la precampaña, en la que ha acumulado serios tropiezos como los referidos al aborto –llegó a decir que las mujeres embarazadas deben ser conscientes de “lo que llevan dentro”– o, este mismo miércoles, cuando primero anunció que bajaría el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y luego, ante la polémica generada, se retractó y acusó a los medios que informaron de sus intenciones de difundir “fake news”.
Igual que en Andalucía, aunque haya retroceso en escaños y pese a que este sea tan pronunciado como el que auguran los sondeos, si Casado logra llegar a la Moncloa con el apoyo de Ciudadanos y Vox la dirección del PP considerará el resultado como un triunfo “del cambio” y el líder de los populares tendrá asegurada su permanencia al frente del partido.
El presidente más breve
Si además de la debacle el PP no suma con los de Rivera y Abascal y Sánchez consigue permanecer al frente del Gobierno, es probable que Casado tenga los días contados en la presidencia de los populares y que las presiones internas acaben por convertirle en el presidente más breve del PP.
Distintos mandos populares descartan que en la campaña que se inicia este jueves el partido vaya a intentar llenar grandes recintos como plazas de toros, estadios o polideportivos como aquellos actos de masas de la era de las mayorías absolutas. El plan es optar, según las fuentes consultadas por eldiario.es, por una estrategia “más cercana” y “pegada a los votantes”, y “enfocando también el mensaje a través de las redes sociales e internet”. “Es por donde podemos llegar a la gente”, recalcan.
En estas dos semanas Casado visitará 17 comunidades autónomas recorriendo cerca de 15.000 kilómetros y protagonizando, en total, unos 25 actos. “Vamos a ganar, vamos a gobernar y vamos a recuperar el rumbo de España”, zanjaba anoche el líder del PP.