Entre la preocupación y la incapacidad por la falta de respuesta ante el reto que supone que por primera vez haya una formación política para arrebatar el espacio político del centro derecha, en el Gobierno de Mariano Rajoy y el Partido Popular se buscan las fórmulas para responder al desafío de Ciudadanos, cuando las encuestas lo sitúan por delante de la formación conservadora en un año en el que el partido se enfrenta a los principales juicios por corrupción de la Gürtel.
Este lunes Rajoy presentará una batería de medidas en la Junta Directiva Nacional para poner en marcha al partido y al Gobierno ante las criticas internas y externas por inmovilismo, una estrategia que le ha funcionado y ha sido marca propia del presidente del Gobierno, pero que ahora provoca incertidumbre y desasosiego en las baronías territoriales.
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y eterno delfín en la sucesión de Rajoy, mostró en su análisis sobre los resultados del PP en las elecciones catalanas las debilidades del partido: “Los catalanes sabían que la única posibilidad de que hubiese un gobierno presidido por un partido constitucionalista era votar a Ciudadanos”.
Hasta el momento, la minoría del PP en el Congreso ha marcado los movimientos del Gobierno que se han traducido en la ralentización intencionada de la actividad parlamentaria que ha servido para que Rajoy cumpla un año en Moncloa con las políticas impulsadas durante la legislatura del rodillo de su mayoría absoluta. Los pésimos resultados del partido en Catalunya han desbaratado las tácticas de dilación y han abierto un nuevo y difícil escenario para los populares.
Vuelta al centro reformista
Tanto las elecciones generales de 2016 como las autonómicas catalanas han demostrado que el discurso de revitalización económica ya no da má de sí. Como una broma pesada para Rajoy se impone la necesidad de actuar como le solicitaba el expresidente del Gobierno José María Aznar o como le recordaba como venganza personal el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato: “La gente no quiere partidos burocráticos y aburridos”.
De hecho, la palabra “reformas” ha vuelto a colocarse en el centro de la estrategia política de los populares como lo hizo con Aznar y su centro reformista. “Queremos mandar un mensaje de reformas, este gobierno está en condiciones de decir que esta legislatura será el de las reformas, queremos darle un nuevo empuje a grandes reformas de nuestro país”, explicaba el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, tras el Comité de Dirección de la semana pasada.
La vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular, Andrea Levy, añadía con un ataque directo a la falta de experiencia en el Gobierno de Ciudadanos que “podemos decirle a los españoles que, aunque quedan muchas reformas por hacer, el horizonte de España es mucho más esperanzador e ilusionante que cuando el PP no estaba en el Gobierno. Nuestras siglas son fiables. Para hacer oposición quizás sirvan muchos, pero para gobernar solo sirve el PP.
Una vez que se ha admitido que el partido y el Gobierno estuvieron “muy centrados en Catalunya”, ahora “toca llevar la agenda a otro lado”, según fuentes del PP. En este nuevo paso de políticas reformistas entran desde las pensiones, la educación, la reforma del sistema de financiación autonómica, el pacto por la energía, y el pacto por la calidad democrática y contra la corrupción.
La “agenda de la gente”
El vicesecretario de Política Autonómica y Local del Partido Popular, Javier Arenas, explicó que “Rajoy ha hecho todo esto desde el respeto máximo a la ley e intentando todos los días que el PP represente la agenda de los españoles. La agenda del PP es lo que le preocupa a los españoles, porque somos el partido de la gente. Seguiremos ganado elecciones siempre que sepamos anteponer el interés general al del propio partido y siempre que representemos la agenda de la gente”.
En esta búsqueda de la “agenda de la gente” en una campaña “muy cercana al conjunto de los ciudadanos” y que esté “muy pegada a la calle”, los populares no han dudado en utilizar políticamente temas espinosos como la prisión permanente revisable como herramienta política para atacar a Ciudadanos justo cuando se detuvo al asesinato de Diana Quer.
Ciudadanos ya ha dejado de ser una broma en Génova. Además de ganar las elecciones en Catalunya, la formación de Albert Rivera apoya a Gobiernos del PP en Murcia, Madrid, Castilla y León y La Rioja. Por este motivo, además de las iniciativas reformistas que proponga Rajoy también se espera un calendario de movilizaciones y actos en todo el país para aprovechar la estructura de partido con la que cuentan los populares frente a Ciudadanos.
Con este objetivo de movilización se plantea espolear al partido en cada rincón de España para asentar las bases para las elecciones municipales y autonómicas de 2019. En la sede del PP se está seguro que una victoria en estos ámbitos sería el revulsivo que necesita el partido para frenar el ascenso de la formación de Albert Rivera, aún sin una estructura asentada en el resto del país.
Primero, Andalucía y las grandes ciudades
Para empezar el Partido Popular prevé celebrar una convención nacional este año en Andalucía donde se debe evaluar, hacer balance y orientar sobre las políticas de la organización, según informa EFE. La elección de esta comunidad autónoma no es casual. Es un importante granera de votos para los populares de cara a unas generales pero en el PP entienden que será la próxima región donde habrá elecciones. Además, es un Gobierno autonómicos donde el PSOE está apoyado por Ciudadanos, de manera, que el PP tratará de potenciar la crítica contra la formación naranja por sus contradicciones.
Los populares incidirán su pulso con la formación naranja en las grandes ciudades, donde Ciudadanos ha encontrado más apoyo frente a las zonas rurales donde todavía el partido de Albert Rivera cuenta con escasa organización. En este sentido, se pretende hacer una campaña de afiliación con el objetivo de atraer a los más jóvenes, donde los naranjas están consiguiendo más seguidores. La campaña de afiliación tendrá lugar pese a que el PP no ha limpiado el censo como se comprometió, tan solo los populares madrileños han cumplido este compromiso.
Como en otras reuniones del PP, en la Junta Directiva Nacional, máximo órgano entre congresos, no se espera un ejercicio de autocrítica. En el Comité Ejecutivo Nacional que tuvo lugar inmediatamente después de las elecciones nadie alzó la voz para mostrar su opinión ante la debacle del PP y la victoria de Ciudadanos.
Hay voces señalando culpables pero va por familias. Aunque el inmovilismo de Rajoy se repite como crítica interna y se censura su falta de cintura política son otros dirigentes del partido los que son objetivo de los reproches. Por un lado, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, como cabeza visible de la estrategia fallida en Catalunya y su desaparición del escenario político tras el desastre electoral. Por otro lado, la secretaria general del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, por su abandono del partido en zonas como Catalunya y otras regiones, sin que su recambio haya dado tiempo a reforzar las estructuras.
También se han encontrado culpables exógenos como el “apoyo mediático a Ciudadanos”, que ha sido denunciado ante la Junta Electoral, aunque la mayoría de las fuentes consultadas admiten que los errores son propios y hay que trabajar para solucionarlos.
Alfonso Alonso, presidente del PP vasco, lo resume de la siguiente manera: “El gran espacio de centroderecha siempre ha sido apetecido por otras fuerzas políticas. Pero el PP tiene más poso, tiene mucho más peso. Es una gran organización política y yo entiendo que todo el mundo venga a por este espacio político, pero creo que seguiremos siendo la referencia del centroderecha en España. Damos la cara, tuvimos un mal resultado y ahora nuevamente tenemos que hacer un esfuerzo para renovar nuestro pacto con nuestras bases electorales”. La oferta para ese acuerdo la ofrece este lunes Mariano Rajoy.