La decisión de la Mesa del Congreso –por cinco votos de PP y Ciudadanos frente a los cuatro de PSOE y Unidos Podemos– de retirar la enmienda con la que los socialistas pretendían eliminar el veto del Senado a la senda del déficit y que es imprescindible para que puedan aumentar la capacidad de gasto para el próximo año es una primera victoria de los conservadores en la guerra abierta con el Gobierno por la aprobación de los Presupuestos.
Los populares, sin embargo, no dan por finalizada la batalla. Consideran que el Ejecutivo aún puede emplear alguna otra herramienta parlamentaria para poder poner en marcha las cuentas de 2019 con la ampliación de gasto acordada con Unidos Podemos, sin que pueda vetarla el Senado –facultad que le otorgó una ley aprobada por el PP en 2012–, donde los conservadores tienen mayoría absoluta.
“Este Gobierno tiene muy pocos escrúpulos, así que aún se puede inventar una nueva argucia”, aseguraba este lunes el portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, en un encuentro con periodistas. Los conservadores no descartan así que se produzcan “nuevas trampas” por parte del Ejecutivo para tratar de sortear el veto de la Cámara Alta a la modificación de la Ley de Estabilidad, aunque evitan concretar cuáles podrían ser esas vías que podría estar estudiando el equipo de Pedro Sánchez.
El partido presidido por Pablo Casado, que mientras se mantuvo en el Gobierno apeló continuamente a la “responsabilidad de Estado” del PSOE para que los socialistas respaldaran todas sus iniciativas económicas, se ha propuesto torpedear los planes presupuestarios del Ejecutivo desde que Sánchez llegó a la Moncloa, hasta el punto que intentó enmendar sus propias cuentas, las planteadas para 2018 por el Gobierno de Mariano Rajoy.
“Quieren eliminar el Senado”
Primero rechazó la senda de déficit propuesta por el Gobierno –que supone cinco décimas más de margen para el techo de gasto a las comunidades (dos décimas), el Estado y la Seguridad Social– impidiendo que la nueva cifra pudiera ser aprobada en el Congreso; después, ante el intento del Ejecutivo de tramitar la reforma por la vía de urgencia, la mayoría de PP y Ciudadanos en la Mesa del Congreso impidió emplear esa fórmula y retrasó su puesta en marcha sine die, y ahora, con esa misma mayoría, tumba la enmienda planteada por el PSOE la pasada semana.
“Lo que ha hecho el Gobierno es una trampa para intentar eliminar la función del Senado. Es una medida inconstitucional en la peor ley posible, una sobre violencia de género. Su práctica afecta a la calidad democrática ya que su último objetivo es eliminar el Senado”, asegura Cosidó, que confía en que finalmente el Ejecutivo tenga que aprobar las Cuentas con el límite de gasto fijado por el Gobierno de Rajoy o que Sánchez se vea abocado a adelantar las elecciones.
Esa “trampa” de la que hablan los conservadores ha sido empleada por el propio PP cuando estaba en la Moncloa. El Ejecutivo de Rajoy la utilizó en multitud de ocasiones, en muchas de ellas con oposición del PSOE. Ocurrió así, por ejemplo, cuando el PP aprobó el aforamiento del Rey Juan Carlos con dos enmiendas a la ley de racionalización del sector público que modificaban la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ).
Ahora, en cambio, los conservadores hablan de “autoritarismo” o de “totalitarismo” para criticar a Sánchez por una fórmula que ellos mismos han empleado en el pasado. Tras la reunión del Comité de Dirección de este lunes, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, celebraba la decisión de la Mesa del Congreso por la que ha eliminado esa “línea totalitaria de evitar que las cámaras se pronuncien en su conjunto”. Así, pedía a Sánchez que reflexionara sobre si puede seguir llevando un país en el que los ministros y su credibilidad “se caen a trozos”. “Que reflexione y dé cuanto antes la voz a los ciudadanos”, reclamaba.
Una estrategia “a la venezolana”
“La Mesa ha interpretado el reglamento de manera objetiva, justa y adecuada”, insistía, al tiempo que aseguraba que lo que debería hacer Sánchez es presentarse “una moción de censura a sí mismo”, porque con los mismos argumentos empleados para la moción que le aupó a La Moncloa, pero “elevados a la enésima potencia, justificarían que cualquier grupo propusiera una moción de censura contra él”.
El propio Casado aseguraba en una entrevista en Onda Cero que el Gobierno ha “perdido todo el respeto a las instituciones”, después de su “intento de amordazar al Senado a la venezolana” para sortear el veto del Senado a la senda de déficit. “Si hay una ley orgánica, la de Estabilidad Presupuestaria, que dice que el Senado tiene que supervisar esa ampliación de crédito, en este caso de forma irresponsable para subir encima impuestos, pues lo que no puede hacer es sortearlo por la gatera, por la puerta de atrás y con filibusterismo parlamentario más propio de otros regímenes”, concluía.
Aunque visiblemente satisfechos por lograr que la decisión de la Mesa del Congreso haya vuelto a retrasar los planes económicos del Gobierno, los conservadores recalcan que no bajarán la guardia. “Si el Gobierno propone otra trampa más, nos tendrá enfrente”, recalca Cosidó.