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El PP se prepara para liderar la oposición: “Somos el único partido que garantiza el orden constitucional”

La noticia del preacuerdo de PSOE y Unidas Podemos para formar Gobierno que adelantó eldiario.es el mediodía del martes, menos de 48 horas después de que se abrieran las urnas del 10N, pilló al Partido Popular con el pie cambiado. Las primeras informaciones sobre el pacto le llegaron a la dirección del PP “por la prensa” en medio de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional donde se encontraba toda la cúpula y los barones territoriales.

En cuestión de minutos, Pablo Casado se vio forzado a improvisar una primera respuesta entre la sorpresa y la incredulidad ante un acuerdo que nadie esperaba en Génova 13, y convocó a los medios a una declaración en la sala de prensa Génova en la que no aceptó preguntas.

Tras meses asegurando que la responsabilidad de formar Gobierno y de desbloquear el país recaía exclusivamente en Pedro Sánchez, claro ganador de las elecciones tanto el 28A como este domingo y con quien el líder del PP dijo que no iría “ni a la vuelta de la esquina”, una vez conocido el primer paso para formar ese Ejecutivo Casado reaccionaba cargando con dureza contra el líder del PSOE. Llegó a reclamar su dimisión. “Es importante que Sánchez se vaya y es urgente que el PSOE sensato vuelva”, sentenciaba.

La posición del líder del PP está lejos de facilitar la gobernabilidad de ese Ejecutivo progresista anunciado por los líderes de PSOE y Unidas Podemos. El acuerdo de la izquierda sitúa al PP, según Casado, como principal fuerza de la oposición, tal y como ha reclamado en los últimos meses en plena lucha por cada voto con Ciudadanos y Vox. Su objetivo ahora es construir en los próximos años una “alternativa de Gobierno” tras los descalabros electorales encajados en el último año y medio por la división de la derecha.

Se aleja la opción de la abstención

El líder de los populares ya ha dejado claro que Sánchez e Iglesias lo tendrán enfrente y este martes ya presentaba al PP como “el único partido que garantiza el orden constitucional” en un Congreso de los Diputados con fuerte presencia de la extrema derecha –los 52 diputados de Vox– y con un Ciudadanos debilitado –10 escaños, 47 menos que en abril–. 

La decisión de PSOE y Unidas Podemos de formar un Gobierno de coalición zanjaba además el debate interno que empezaba a producirse en el PP sobre una posible abstención de los populares para facilitar la reelección de Sánchez. Porque esa opción solo podía llevarse a cabo siempre que el presidente en funciones eligiera a socios que le gustaran a Casado, como Ciudadanos u otros partidos “regionalistas”. Nunca con un Ejecutivo de coalición con el partido de Pablo Iglesias, al que en el PP consideran “populista” y “amigo de los dictadores de Cuba y Venezuela”.

“Sánchez ha anunciado un acuerdo con Pablo Iglesias, ofreciéndole la vicepresidencia para formar un Gobierno radical, que es justo lo contrario que necesita España”, lamentaba Casado en la comparecencia ante los medios que se retrasó más de 90 minutos de la hora prevista. “Para este viaje no se necesitaban alforjas”.

El presidente de los populares llegaba a culpar a Ciudadanos y Vox, los otros dos partidos de la derecha, de que finalmente se pueda formar un Ejecutivo de izquierdas. “Si Pedro Sánchez es capaz de formar Gobierno es porque no salió adelante España Suma”, señalaba, en alusión a la coalición que propuso a Ciudadanos y Vox en los últimos meses para concurrir juntos a las elecciones y que ambas formaciones rechazaron de plano.

Huida de los periodistas

La incomodidad por los acontecimientos inesperados –el PP confiaba en ocupar titulares este martes tras la reunión de su Comité Ejecutivo, un encuentro que quedó invisibilizado por el acuerdo de PSOE y Unidas Podemos– era visible en el rostro del líder del PP, que huyó de los periodistas nada más acabar su declaración.

El enfado en los miembros de su equipo ante la actitud de Pedro Sánchez era monumental. “El presidente del Gobierno no ha llamado a Pablo Casado en ningún momento”, lamentaban. “Por lo menos esperábamos una llamada, sobre todo porque nosotros hemos estado siempre a la altura de las circunstancias, yendo a hablar con Sánchez cuando nos lo ha pedido. Nosotros hemos tenido lealtad institucional y él no”, argumentaban fuentes de la dirección del PP, que insistían en que el líder socialista ya no tiene nada que hablar con los populares “porque ya ha elegido a sus socios”. 

También los principales barones del partido se veían obligados a reaccionar al acuerdo de la izquierda de forma apresurada, nada más salir de la reunión del  Comité Ejecutivo Nacional. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, acusaba a Sánchez de “desechar” al PP y elegir a la “izquierda radical”. A su juicio, todo estaba planeado. “Nos podía haber ahorrado a los españoles el dinero que nos han costado las elecciones y el tiempo. No teníamos que haber llegado a esta situación, me parece todo incomprensible”.

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, reclamaba a Sánchez que “se piense muy bien” el acuerdo con Unidas Podemos y que “vuelva a hablar” con los partidos “no dudosos” de defender la unidad de España, el Estado autonómico y una economía que financie los servicios públicos. “Si es verdad que nos han engañado a todos durante tanto tiempo, ya nadie se va a fiar del candidato socialista, nunca más”, apuntaba el dirigente gallego a su salida del Comité Ejecutivo Nacional del PP.

La voz discordante de Álvarez de Toledo

Feijóo evitaba cerrar la puerta a una abstención del PP en la investidura y se limitaba a contestar: “Seguiremos trabajando”. El líder gallego explicaba que el PSOE que dirigían Felipe González o Alfredo Pérez Rubalcaba, “constitucional, socialdemócrata, con proyecto para toda España”, hubiera tomado la iniciativa de llamar al PP la noche electoral para negociar. A Sánchez, le decía: “Hago un llamamiento a que se piense muy bien lo que está haciendo. Que vuelva a hablar con los partidos que tenemos experiencia de gobierno y no somos dudosos de defender la unidad del país, el Estado autonómico y una economía que financie los servicios públicos”.

La voz discordante la ponía la aún portavoz popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, que tanto dentro del Comité Ejecutivo Nacional como fuera abogaba por un improbable “Gobierno de concentración entre fuerzas constitucionalistas” –entre las que incluye a PSOE, PP, Ciudadanos y Vox–, una postura que no gustó nada a la dirección del PP. Preguntadas al respecto, fuentes del equipo de Casado insistían: “La postura oficial es la que ha dado el presidente nacional en su rueda de prensa”.

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