Mariano Rajoy y Albert Rivera dicen que hace falta un nuevo Gobierno para sacar adelante la aprobación del techo de gasto, y que mientras esto no ocurra España está bloqueada y al albur de los desastres europeos que pudieran derivarse de la parálisis económica.
El argumento de PP y Ciudadanos no se corresponde exactamente con la realidad. Rajoy podría forzar ese debate en el Congreso y someter a votación el límite de inversión que decida el actual Gobierno en funciones. El PP, sin embargo, no quiere llegar a esos debates sin cerrar antes la investidura.
La estrategia de Rajoy pasa por infundir dos temores fundamentales: uno sobre la posibilidad de terceras elecciones y otro relacionado con que la falta de Gobierno conduce al bloqueo económico. Albert Rivera no ha tardado en sumarse a esa tesis y exigir la abstención del PSOE para que la investidura de Mariano Rajoy permita aprobar medidas tan importantes como el techo de gasto o los presupuestos generales del Estado.
Los argumentos instalados en la izquierda no responden a la ley que regula que puede hacer un ejecutivo en funciones. Según la Ley del Gobierno, Rajoy podría aprobar el techo de gasto sin necesidad de que antes sea nombrado presidente. El artículo 21 de la citada Ley señala que “un Gobierno en funciones limitará su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar, salvo casos de urgencia, cualesquiera otras medidas”.
Según fuentes de la dirección socialista, “el Gobierno en funciones está plenamente habilitado para invocar las razones de urgencia y enfrentar en el Congreso el debate sobre el techo de gasto”. El equipo de Pedro Sánchez quiere sacudirse de encima la presión de quienes les señalan como un freno a la economía al no permitir que Rajoy impulse desde la presidencia medidas económicas que Europa espera conocer.
“Rajoy puede empezar a buscar apoyos entre los partidos de su espectro ideológico para sacar adelante el techo de gasto. No hay excusas para no hacerlo”, según las mismas fuentes.
El problema para Rajoy es que al contar con sólo 137 diputados le dificultan esta y cualquier otra votación en la Cámara Baja, a no ser que aquellos partidos que no se quieren mojar en la investidura sí estén dispuestos a retratarse en otras votaciones.
El plan socialista es no ceder a la presión e intentar que los principales debates económicos se celebren sin nuevo Gobierno para que quede patente la verdadera capacidad de Rajoy de gobernar y su necesidad de apoyarse en nacionalistas vascos y catalanes para sacar adelante las principales medidas económicas.
En el PSOE han empezado a preparar ese debate con el argumento de que “si Rajoy no hubiese incumplido sistemáticamente los compromisos presupuestarios con la Unión Europea, España no sería el primer país en estar bajo un régimen sancionador”. “La posible multa a España no es por la falta de Gobierno, sino por el mal Gobierno del Partido Popular”.
Frente a estos argumentos, Rajoy y Rivera insistirán la semana próxima en que la investidura urgente de Rajoy como un asunto de política macroeconómica. Pedro Sánchez, sin embargo, prefiere esperar y ver si Rajoy se atreve a llevar sus decisiones más urgentes a un Congreso donde el PP está muy lejos de la mayoría.