Los principales protagonistas de la foto de Colón han mostrado esta semana en el Congreso una pésima relación. Pese a que gobiernan juntos, o apoyan a alguno de sus gobiernos, PP, Vox y Ciudadanos han dedicado buena parte de las intervenciones en el prolijo debate de Presupuestos a arremeter los unos contra los otros, con calificativos como “colaboracionistas”, “tonto útil de Sánchez” o acusándose de “importarles un pimiento el bienestar de los ciudadanos”. Mientras, las cuentas públicas del Gobierno para 2021 recibían el apoyo de una decena larga de partidos que suman 189 diputados, aunque la votación se saldó con un respaldo de 188 votos.
En aquella imagen de febrero de 2019 hubo, literalmente, empujones por salir. Faltaban dos meses para las elecciones generales y las tres derechas venían de arrebatar al PSOE una de sus plazas más preciadas: la Junta de Andalucía. En el horizonte de Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal estaba la posibilidad de hacerse con el Gobierno central. Y aquella concentración en la Plaza de Colón, contra una supuesta confabulación entre Pedro Sánchez y el por entonces president de la Generalitat, Quim Torra, sirvió para lanzar la carrera por hacerse con un electorado por el que competían las tres fuerzas.
A pocos meses de que se cumplan dos años de aquella foto, la relación entre los tres principales partidos que la coparon dista de ser buena, pese a que mantienen sus respectivos acuerdos y alianzas para gobernar en lugares como la Comunidad de Madrid, donde fue el PSOE quien ganó las elecciones autonómicas. Si a nivel municipal y regional se produce cierto entendimiento con el pegamento del poder, no ocurre lo mismo en el ámbito estatal. Ni mucho menos.
Los ejemplos de la última semana abundan. Este mismo jueves, el diputado del PP Jaime de Olano arremetió contra Vox en la tribuna del Congreso. “Si hubieran estado aquí en lugar de vacaciones se habrían aprobado 30 enmiendas”, le reprochó a la ultraderecha, que se borró de todo el trabajo presupuestario en el Congreso tras ser derrotadas las enmiendas de totalidad.
“Ustedes siembre acuden al rescate de Sánchez e Iglesias. Lo hicieron con la moción y ahora con los Presupuestos. Quiero pensar que no pretenden deliberadamente ser el tonto útil del Gobierno de Sánchez, pero lo ponen muy difícil con algunas actitudes”, insistió Olano. La moción de censura fue precisamente el punto de inflexión en la relación entre las derechas. El no del PP y el discurso con el que Casado lo justificó fue tomado como un ataque directo a Vox. Así lo confesó un sorprendido Abascal en la propia tribuna durante la defensa de la fallida intentona de echar al Gobierno.
Las palabras de Olano llegaban dos días después de que el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, arremetiera contra el PP y Ciudadanos en una de las largas jornadas de debate de esta semana. El lunes, en su primera intervención, Espinosa de los Monteros ya dejó caer que había “grupos de la oposición que querían colaborar aún más” con el Gobierno de Pedro Sánchez. Y que, si no lo hacían, no era “por falta de ganas”, sino “porque no les coge el teléfono”, en referencia a las quejas del PP por la supuesta falta de comunicación de Sánchez con Casado.
Espinosa de los Monteros insistió este jueves en el argumento, pero elevando, y mucho, el tono. “Vox no trabaja ni trabajará en el blanqueo de este Gobierno”, dijo. Un “blanqueo” que relacionó con esas enmiendas que le reprochaba Olano y que no habían salido por la ausencia de sus 52 diputados. Unas “pequeñas enmiendas que son colaboracionismo”, en palabras del portavoz de Vox. Pero no se quedó ahí. “Somos los únicos que no nos sometimos al globalismo”, señaló, en un regreso al discurso más trumpista que exhibió el partido en la fracasada moción. Espinosa citó incluso a UPyD como otros de los “rebeldes” y añadió que por eso “fueron eliminados”. Un juez ha ordenado la disolución del partido que fundara Rosa Díez, aunque la sentencia es recurrible. El que ha sido su último líder, Cristiano Brown, también estuvo en aquella foto de Colón, dándose codazos con el hoy portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, por ganar la primera línea.
“Muchos colaboran activamente. Otros querrían más, pero no les han dejado”, añadió Espinosa de los Monteros en referencia a Ciudadanos. Y zanjó, machaconamente: “Son ustedes colaboracionistas”.
Antes del portavoz parlamentario de Fox fue el turno de la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, quien dijo que su partido había logrado sacar elementos de los Presupuestos pese a su voto en contra. “Griten menos y trabajen más”, espetó desde la tribuna a las bancadas de la ultraderecha. Arrimadas también tuvo un mensaje para el PP, al que acusó de ventajismo político: “Dan lecciones de la importancia de apoyar a los Gobiernos, pero donde no gobiernan presentan enmienda a la totalidad y no se sientan a negociar porque les importa un pimiento el bienestar de los ciudadanos”, en referencia a la negociación abierta con el PSOE en algunas de las comunidades que gobiernan los socialistas.
Ayuso se salva de la pugna
De toda la bronca pública que han mantenido las tres derechas esta semana solo se ha salvado una figura, la de Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de Madrid recibió el respaldo expreso y vehemente de la dirigente de Vox Macarena Olona en el mismo Pleno en el que su jefe de filas en el Congreso arremetía contra el PP de Pablo Casado.
Olona también lo hizo, en un tono similar al de Espinosa de los Monteros: “Tengo una primicia para PP y Ciudadanos: cuando más sufren los españoles más erráticos se les ve. El enemigo no es Vox, pero usan sus esfuerzos y energías y discursos más vehementes para atacar a nuestra formación”.
Pero la portavoz adjunta de la ultraderecha dejó otro mensaje en su turno: “El objetivo del Gobierno socialcomunista es que caiga Isabel Díaz Ayuso. Y si para eso tienen que destruir al pueblo de Madrid, están demostrando no tener ningún escrúpulo. Pues bien, segunda vez que Vox ola siguiente expresión: pongan nuestro nombre en esa diana que han colocado sobre el pecho de la señora Díaz Ayuso porque nosotros no vamos a abandonar al pueblo de Madrid”.
Al paso de la afirmación de Olona salía la dirigente del PP de Madrid Elvira Rodríguez, principal portavoz económica del partido en el Congreso y quien este jueves cerraba la participación de su partido. Sin citar a nadie, y pidiendo previamente perdón por salirse del tema, Rodríguez dejó dicho: “Soy madrileña, soy del PP y a mucha honra. Me siento orgullosa de los gobiernos del PP que trabajan para mejorar la vida de los madrileños”.