Las negociaciones para ver a qué partido pertenece la próxima presidencia del Congreso va a convertirse en una de las primeras pistas sobre la investidura. Los acuerdos y cesiones para este primer trámite y para el de la formación de la Mesa del Congreso serán la primera batalla entre los principales partidos y, dados los resultados electorales, los movimientos serán más claros que en la anterior legislatura.
El grupo parlamentario del PP admite que el puesto puede ser para el partido del Gobierno o para los socialistas una vez más, así que en caso de que repita Patxi López o se presente otro candidato del PSOE, se entenderá la abstención socialista que permita repetir a Mariano Rajoy.
Una de las consecuencias de la diferencia de resultado de las elecciones del 20D y las del 27J es que la negociación será esta vez distinta. Mientras que en enero, el número de diputados de cada grupo permitían los cambalaches más o menos soterrados, esta vez el panorama es algo más claro. En el caso de que el PP renuncie a presentar a su propio candidato, se entenderá que está abierta la vía de negociación con el PSOE para que Rajoy vuelva a estar al frente del Gobierno.
Patxi López ha asegurado en las últimas semanas que no mantiene la aspiración de volver a dirigir las sesiones de la Cámara y que ya tiene “hecha la maleta” para dejar el Palacio de la Carrera de San Jerónimo. Aunque fuentes del PP aseguran que la presidencia puede ser también para Ciudadanos porque es “perfectamente negociable”, se inclinan más por cederla al partido de Pedro Sánchez a cambio de una contrapartida.
El paso de los 123 a los 137 diputados conservadores permite al PP una posición de fuerza mucho mayor que tras el 20D aunque la falta de apoyos para la investidura que busca Rajoy es clave para entender la posible cesión del puesto a los socialistas.
El objetivo de los socialistas es quedarse con dos puestos en la Mesa del Congreso, el órgano de gobierno de la Cámara. Las sillas serían las de una vicepresidencia y una secretaría, mientras que la pérdida de ocho escaños de Ciudadanos dejaría al partido de Rivera sin ningún puesto asegurado a diferencia de los dos actuales. Sólo un acuerdo con el PP en detrimento del PSOE permitiría a los de Rivera mantener alguno.
En enero, a Podemos le cogió por sorpresa el acuerdo triangular que reveló Albert Rivera, por el que Ciudadanos hizo de puente entre PSOE y PP. Los diputados de Podemos votaron en bloque a Carolina Bescansa con la esperanza de que el resto hiciera lo mismo. No fue así y el resultado, en segunda votación, deparó una victoria para Patxi López.
El acuerdo triangular supuso un reparto de asientos en la Mesa del Congreso que daba la mayoría a PP y Ciudadanos. Esta vez, sostienen en Podemos, los números impedirán que se repita la jugada y será mucho más evidente, creen, quién apoya a quién.