El reparto de los tiempos en las ruedas de prensa de Moncloa
Cuando el PP gobierna, sus ruedas de prensa posteriores siguen un claro patrón. Combinan las rápidas con comparecencias cortas de un solo portavoz, con otras que se alargan más porque varios ministros participan a la vez para dar cuenta de sus decisiones. La fórmula del PP consiste en reservar estas últimas para las ocasiones especiales en las que el Ejecutivo tiene interés en subrayar las acciones más importantes de la legislatura. Las de la época Zapatero fueron muy regulares en cuanto a su duración, pero todo cambió cuando las malas perspectivas económicas y el recrudecimiento de la crisis dejaron al Gobierno casi mudo.
Desde que existen las transcripciones de las ruedas de prensa (octubre de 1996), las más largas han sido las del Gobierno actual. Contra lo que puede parecer, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría es quien recibe más preguntas después de su exposición inicial y también quien se extiende más para contestarlas. Para ello, se vale de su habilidad para “colocar” el mensaje a base de frases largas y para responder a los periodistas con largos párrafos de tono marcadamente institucional.
En la actual legislatura, las dos ruedas de prensa que más se alargaron son las del 20 de abril de 2012 y el 20 de septiembre de 2013. En esas dos comparecencias, la vicepresidenta anunció varias reformas legislativas y decretos leyes. La primera sirvió para informar del decreto de recorte de 7.000 millones en gasto sanitario y del endurecimiento del empadronamiento para que los inmigrantes sin papeles no accedieran a la tarjeta sanitaria.
En septiembre del año pasado se anunciaron de un tirón cuatro proyectos de ley que reformaban el sistema de tarifa eléctrica, el Código Penal, la racionalización del sector público y la cobertura por cuenta del Estado de los riesgos de internacionalización. Además, entraron Decretos Leyes relativos a la tarjeta sanitaria, Administraciones Públicas y Fomento. Desde entonces hasta ahora, el Ejecutivo ha optado por la vía rápida del Decreto Ley en 53 ocasiones.
El último Gobierno de José María Aznar se destacó por su dispersión y no hubo término medio en cuanto a duración de sus ruedas posteriores a las reuniones del Gabinete. En sólo cuatro años desfilaron tres portavoces distintos: Pío Cabanillas, Mariano Rajoy y Eduardo Zaplana. El expresidente batió un doble récord. En su etapa de gobierno se dio la rueda de prensa más larga de las que se registran y también la más corta. Durante su segunda legislatura, tuvo lugar la más extensa. Aquel 22 de diciembre del 2000, en Moncloa se habló del problema de las vacas locas, de la prohibición de usar el móvil mientras se conduce y del fomento de las nuevas tecnologías. También se aprobaron nuevos tramos del AVE y condecoraciones a víctimas mortales de ETA.
La más corta fue la del 26 de marzo de 2004. Eduardo Zaplana, su portavoz de entonces, se limitó a exponer medidas medioambientales y la agenda del presidente. Las preguntas versaron sobre la guerra de Irak, el Plan Hidrológico Nacional y el traspaso de poderes. Curiosamente, no se produjeron referencias al atentado del 11-M ni a las elecciones que se acababan de perder. El Gobierno en funciones volvió a reunirse una vez más, pero no hubo rueda de prensa posterior.
En cambio, el primer Gobierno del PP optó por exposiciones cortas y por dejar más tiempo para que los representantes de los medios formularan sus dudas. También fue la única legislatura en la que en una ocasión ni siquiera se admitieron preguntas. En la primera, el portavoz Miguel Ángel Rodríguez derivó a los periodistas a una convocatoria posterior, ya por la tarde, para que el ministro de Industria, Josep Piqué, contestara a las dudas sobre el plan de Frecuencias Moduladas y las empresas públicas que pasaban a depender de la SEPI. El 13 de noviembre de 1998 tampoco aparecen preguntas registradas, pero es debido a que la transcripción que ofrece Moncloa aparece cortada y no puede consultarse.
Josep Piqué se caracterizó por ser un portavoz amigo de las exposiciones iniciales largas. “Ha sido un Consejo de una enorme densidad en el que se han aprobado muchísimos temas de gran relevancia”, solía empezar. Después, se esforzaba por responder a lo que se le preguntaba sin estar pendiente del reloj. El 17 de septiembre de 1999, él y Ángel Acebes se alargaron para responder a las numerosas cuestiones de los informadores sobre la tregua de ETA, la nueva imagen de la Administración General del Estado, las pensiones, las relaciones con Cataluña, el incremento del precio del petróleo, la inflación y el caso Pinochet.
La primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero se destacó por la regularidad en las duraciones de las ruedas de prensa y por el poco tiempo que sus portavoces dedicaban a las preguntas de los informadores en comparación con la exposición inicial que dirigía María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta y portavoz del Ejecutivo. Sólo cambió este patrón al final, cuando la inminencia de las elecciones hacía aconsejable huir de temas polémicos. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el resto de indicios que anticipaban la crisis económica casaba mal con la campaña electoral.
El talante comunicativo de la primera legislatura no se repitió durante la segunda. Los últimos años de Zapatero se convirtieron en el periodo en el que el Gobierno redujo drásticamente sus exposiciones y mostró menos interés en explicar sus decisiones. Los temas más candentes no invitaban a la franqueza sobre una crisis que se insistió en negar durante meses y que comportó la marcha del vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, que fue relevado por Elena Salgado en abril de 2009.
Los cada vez peores datos sobre la destrucción de empleo y el recrudecimiento de la situación económica desembocaron en un periodo final en el que se sucedieron las malas noticias financieras. A estos problemas se sumó el debate sobre la sucesión de Zapatero al frente del PSOE, la irrupción del 15M en la escena política, las elecciones municipales y la amenaza de un rescate que dejaron al gobierno mudo hasta el fin de la legislatura.