Las esposas de los presidentes: de la excedencia de 'Viri' Fernández a la ausencia en campaña de Sonsoles Espinosa
La actividad profesional de la esposa de un presidente del Gobierno vuelve a ser noticia. O, más bien, polémica. Este miércoles se reveló que Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez, había sido fichada como directora del recién creado Centro de Estudios Africanos, dependiente del Instituto Empresa, financiado con fondos públicos y privados.
El PP ha calificado el fichaje de “escándalo”, acusando a Sánchez de promover “una agencia de colocación” tras su nombramiento; opinión con la que también se alineó Ciudadanos. “Desde luego, llama la atención”, han expresado en Podemos, donde recuerdan que “la transparencia debe ser una máxima a la hora de tomar decisiones y de gestionar los servicios públicos”.
Otras voces, como la del diputado de ERC Gabriel Rufián, señalaron que las críticas están impregnadas de machismo.
Más allá de los cruces de declaraciones, lo cierto es que la profesión de las esposas de los distintos jefes del Ejecutivo suele ser, de un modo u otro, objeto de debate.
Elvira Fernández, en segundo plano
Elvira Fernández Balboa, gallega como su marido Mariano Rajoy, nació en Pontevedra en 1965. Estudió Ciencias Económicas en la Universidad de Santiago de Compostela y trabajó en varios puestos relacionados con los medios de comunicación. Al consolidarse su noviazgo con Rajoy se trasladó a Madrid y empezó a trabajar en el departamento financiero de Antena 3.
Posteriormente, cuando Telefónica adquirió Antena 3, fichó por Admira y después por Telefónica, como analista de contenidos para el mercado audiovisual; en concreto, en el departamento de contenidos 'On the top'.
Solicitó una excedencia en 2011 cuando Rajoy fue elegido presidente. Fernández no milita en el PP y han sido veces contadas las que ha aparecido públicamente junto al jefe del Ejecutivo. Lo hizo en el balcón de Génova tanto en la victoria como en la derrota de su marido como candidato, y también acudió a una Cumbre del G-20.
Son pocas las noticias en las que su nombre ocupa el titular pero hay consenso en señalar su perfil tímido y discreto. Asimismo, se destaca que fue suya la decisión de aplicar recortes a su llegada a La Moncloa. Según 'La Voz de Galicia', hasta un 30% en la reducción de gastos tuvo que ver con ella. Desde buscar un mejor precio para los proveedores, realizar la compra en Mercadona, sustituir las flores de decoración por plantas de larga duración, dejar de encargar el cátering de los actos oficiales a empresas externas para que se encargase la propia cocina del palacio, hasta reducir las suscripciones de los periódicos a uno solo.
Sonsoles Espinosa, ausente en campaña por trabajo
El caso de Sonsoles Espinosa (Ávila, 1961) fue distinto. Licenciada en Derecho y sin trayectoria política conocida, la esposa de Rodríguez Zapatero ha dedicado su vida profesional al canto como soprano. Fue profesora de música en un instituto de León, donde también participaba en el coro, pero la elección de Zapatero le obligó a trasladarse a la capital.
En cualquier caso, rechazó dejar su trabajo como soprano y siguió participando en distintas obras a nivel nacional e internacional, anteponiéndola muchas veces a la actividad oficial de La Moncloa. De hecho, su actividad como cantante hizo que no estuviera presente durante la campaña para las elecciones municipales y autonómicas de 2007.
El motivo: tuvo que establecerse en París durante cerca de dos meses para ensayar y actuar en la representación de Carmen, que entonces albergaba el Teatro del Châtelet de la capital francesa y dirigía Martin Kusej. El periodo activo de esta función finalizaba justamente al día siguiente de la cita electoral.
Ana Botella, de funcionaria a alcaldesa
En 1978, un año después de casarse con el expresidente Jose María Aznar, Ana Botella (Madrid, 1953) se afilió al Partido Popular. Había aprobado las oposiciones al cuerpo de técnicos de administración civil del Estado y hasta 2003, ya con su marido como presidente del Gobierno, trabajó para la administración.
Justo un año antes de que el PP perdiera las elecciones de 2004 frente a Zapatero, entró como edil en el Ayuntamiento de Madrid. En 2007 fue la número dos en la lista del PP para el Consistorio y ocupó el cargo de concejala de Medio Ambiente.
Pero su gran salto en la política llegó en 2011. El alcalde Alberto Ruíz-Gallardón fue nombrado ministro de Justicia y ella ocupó su puesto. Fue la primera mujer alcaldesa de Madrid. Debido a su falta de experiencia política se especuló sobre el porqué de la elección, y el mantra repetido por los conservadores fue: “Era la mejor de todos nosotros” .
De ella no puede decirse que no haya protagonizado titulares, pero casi siempre vinculados a su carrera. Su “relaxing cup of café con leche” durante la presentación de la candidatura de Madrid 2020 como sede olímpica resonará en su trayectoria política, aunque no menos que su polémico viaje a Lisboa tras el caos del Madrid Arena.
En 2016 la Organización Mundial del Turismo la eligió como asesora. Actualmente es presidenta ejecutiva de la Fundación Integra, en la que había colaborado 15 años antes, pero que abandonó por el incremento de su actividad política.
Carmen Romero, entre la docencia y el Congreso
“Vivíamos el primer Gobierno socialista y, por primera vez, una mujer con trabajo propio, independiente, habitaba La Moncloa”. Así recordaba Carmen Romero (Sevilla, 1946) cómo fue su paso por la casa presidencial durante los gobiernos de Felipe González, entre 1982 y 1996. En una entrevista publicada en El Mundo en 2009 explicaba que “no hay un estatuto especial para ser la mujer del presidente, sólo luchar por no dejar de ser tú misma”.
Licenciada en Filosofía y Letras, combinaba su trabajo como profesora de Lengua y Literatura Española –comenzó en el instituto Calderón de la Barca en 1978– con su militancia en PSOE y UGT desde 1968, un año antes de contraer matrimonio con González. Mientras que en el sindicato fue adquiriendo puestos de responsabilidad desde finales de 1970, no se presentó a unas elecciones hasta las generales de 1989.
“Carmen Romero acepta ser diputada del PSOE por Cádiz para mostrar su propia personalidad política”, tituló El País en septiembre de 1989, que citaba fuentes internas para afirmar que habían sido varios cargos internos los que habían promovido esta candidatura. Fue elegida tercera por la provincia de Cádiz, y mantuvo su puesto como diputada hasta 2004. En 2009, ya divorciada del expresidente socialista, se presentó a las elecciones europeas en el sexto puesto.
Dos años después de llegar a La Moncloa, Romero decidió no realizar un viaje oficial con González, ya que coincidía con el periodo lectivo. En cualquier caso, en un principio pidió una excedencia de tres meses con el fin de reorganizar su vida profesional, y luego optó por una jornada reducida (9 horas semanales).
“Carmen Romero suele evitar los viajes oficiales cuando éstos coinciden con más de dos días lectivos”, explicaba entonces El País, así como que había “utilizado alguno de los 10 días libres, a los que tiene derecho los funcionarios de la enseñanza, para acudir a los viajes oficiales”.