Venezuela ha copado la actividad del Congreso de los Diputados en materia internacional en lo que va de legislatura. La obsesión de las tres derechas –PP, Vox y Ciudadanos– por tratar de vincular al Gobierno, al que tildan de “socialcomunista”, con el Ejecutivo venezolano de Nicolás Maduro por la coalición del PSOE con Unidas Podemos –partido al que intentan relacionar con el chavismo–, para restarle legitimidad democrática, ha dejado en un segundo plano las propuestas, los debates y las preguntas al Ejecutivo sobre conflictos bélicos como el sirio, el yemení o el libio.
De las iniciativas sobre política internacional registradas tanto en Pleno como en comisión desde que se constituyó el Congreso, en diciembre de 2019, las referidas a Venezuela ascienden a más de 200. La diferencia es abismal si se compara con las apenas ocho iniciativas presentadas sobre la guerra en Siria o la decena sobre Yemen, Libia y Palestina. Y en el buscador de propuestas de la Cámara Baja tan solo consta una iniciativa –registrada por Más País– sobre la represión de las últimas semanas en Colombia, donde el Gobierno del derechista Iván Duque –tildado de “amigo” y “aliado por el líder del Partido Popular, Pablo Casado– ha respondido a las protestas contra sus políticas disparando contra la población, lo que ha generado el rechazo de organismos internacionales como la ONU.
El 27 de enero de 2020, cuando apenas habían transcurrido dos semanas desde que los distintos ministros del Gobierno de coalición tomaron posesión de sus cargos, el PP de Casado y Ciudadanos registraron una solicitud de comisión de investigación “sobre el estricto cumplimiento de las sanciones adoptadas por la Unión Europea en relación con la crisis en Venezuela”. La iniciativa se justificó entonces por el encuentro mantenido por la canciller venezolana, Delcy Rodríguez –sobre la que pesan sanciones europeas–, y el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en el aeropuerto de Madrid, apenas tres días antes, durante una escala de la responsable de Exteriores del Gobierno de Maduro en un viaje que tenía como destino final Turquía. La solicitud fue en cambio rechazada por el 'no' de los partidos del Ejecutivo y sus aliados de investidura.
Vox, que también registró en el Congreso numerosas preguntas sobre esa reunión, llegó a denunciar a Ábalos ante los tribunales, pero el Supremo archivó en noviembre la causa al entender que el ministro no prevaricó al verse con Rodríguez, pese a la vulneración de la prohibición del Consejo de la UE de permitir la entrada de la canciller venezolana en el territorio de la Unión.
Casado se compara con la oposición venezolana
Desde entonces se han registrado decenas de iniciativas por parte de PP, Vox y Ciudadanos para intentar que la izquierda se posicionara en contra del Gobierno del país caribeño, apoyara abiertamente a la oposición o reconociera a Juan Guaidó como presidente legítimo, a pesar de que Pedro Sánchez fue uno de los primeros jefes de Ejecutivo del mundo que le reconoció como presidente “interino”. En el registro del Congreso constan proposiciones no de ley tanto en comisión como en Pleno al respecto, así como solicitudes de informes acerca de la política humanitaria española en Venezuela, peticiones de comparecencias de ministros y secretarios de Estado o preguntas en comisión y en pleno tanto escritas como orales.
Venezuela es, de hecho, la principal arma del PP en materia internacional para cargar contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Durante la reciente campaña electoral madrileña, Casado volvió a compararse con la oposición venezolana, algunos de cuyos dirigentes están encarcelados. Aprovechando un acto junto al líder opositor venezolano Leopoldo López, exiliado en España y protegido durante meses en la embajada española en Caracas –durante el mandato de Sánchez–, Casado dijo que desde el Gobierno “se habla de expropiar viviendas, de fijar precios de alquileres con viviendas privadas, de expropiar medios de comunicación, expropiar empresas y hacer una especie de plan quinquenal sobre el modelo productivo y se habla de impuestos confiscatorios”.
En su opinión, el “populismo” suele empezar “corrompiendo normas no escritas de la democracia” como a su juicio ocurre en España con el intento de “acabar con las mayorías constitucionales o del Consejo de Europa en la elección de los jueces”. “Sólo desde las ideas liberales podremos salir de los momentos oscuros en los que este virus, el de la pandemia, y este virus, el del populismo, ataca a nuestro Estado de derecho, nuestras sociedades libres”, dijo.
Este tipo de discursos han sido una constante en los últimos dos años. Casado nunca ha escatimado en descalificaciones contra el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos, al que ha llamado “social comunista”, “populista”, “bolivariano”, “dictatorial” y hasta “filoetarra”, por sus supuestos vínculos con Maduro. “El objetivo del PP es defender la libertad como el bien más preciado que tiene el ser humano y por el que bien merece arriesgar la vida. Eso es lo que han hecho los valientes opositores cubanos y venezolanos, eso es lo que haremos la oposición en España, y estoy seguro que eso es lo que harán la inmensa mayoría de españoles cuando tengan la oportunidad de elegir”, llegó a proclamar el líder de los populares en diciembre.
Para el PP no parecen en cambio ser tan importantes los posicionamientos del Gobierno ante otros conflictos internacionales como las guerras en Oriente Próximo. A diferencia de Ciudadanos y Vox, que sí han presentado alguna pregunta al respecto, los populares no se ha interesado en ninguna de sus iniciativas registradas desde el inicio de la legislatura sobre la guerra en Siria, que se prolonga desde 2012. De las ocho iniciativas sobre ese país que constan en el registro del Congreso, seis son sobre la situación de los exiliados y ninguna de ellas ha sido presentada por el PP –los autores son EH Bildu, el Grupo Plural, Ciudadanos y Vox–.
En cuanto a Yemen, las preguntas y solicitudes de información al Gobierno registradas desde enero de 2020 se centran principalmente en tratar de conocer el armamento militar vendido por España a Arabia Saudí, el país atacante. Precisamente esta semana elDiario.es reveló en exclusiva que el Gobierno ocultó al Congreso y a la ONU la exportación de más de un centenar de morteros al Ejecutivo saudí en 2018. Ninguna fue presentada por el PP –los autores son partidos de izquierda–, al igual que tampoco registró ninguna iniciativa sobre la guerra en Libia o sobre el conflicto palestino israelí, reavivado en la última semana.
La relación entre Casado y Aznar con Duque y Uribe
En cuanto a Colombia, país en el que ha estallado la violencia callejera en las últimas semanas por la durísima represión ejercida por el Gobierno contra los manifestantes que protestan contra sus políticas, tras un año de Duque en el Ejecutivo, el PP tan solo se interesó, a través de una proposición no de ley “sobre medidas de apoyo y reconocimiento a la solidaridad de las instituciones y el pueblo de Colombia con los exiliados venezolanos”. De nuevo, Venezuela.
Sobre la represión de las últimas semanas en el registro del Congreso tan solo consta una pregunta con respuesta escrita al Gobierno “acerca de frenar las autorizaciones de exportación de armamento a Colombia hasta que el gobierno colombiano deje de vulnerar los derechos humanos ante las protestas masivas y legítimas en el país”.
Frente a las decenas de iniciativas y alusiones públicas a Venezuela, el PP ha decidido obviar el conflicto colombiano por la relación estrecha entre Casado y el presidente Duque, así como con el principal valedor del mismo, el expresidente colombiano y amigo personal del expresidente español José María Aznar –padrino político del actual presidente de los populares–, Álvaro Uribe. En plena investigación sobre las irregularidades de su máster, que fueron finalmente archivadas, el líder del PP viajó en agosto de 2018 a la toma de posesión de Duque.
Entonces, tuiteó lo siguiente, volviendo a hacer alusión a Venezuela, su gran obsesión: “Nada más llegar a Bogotá me he reunido con el nuevo presidente de Colombia, Iván Duque, un amigo y aliado de España, defensor de la libertad y la democracia frente al totalitarismo de Maduro, que ha provocado la huida de un millón de refugiados venezolanos a territorio colombiano”.