“No interfiero, estoy disponible”, le dijo Felipe González a Pedro Sánchez hace justo un año, en la celebración del 40º Congreso del PSOE, que sirvió para sellar oficialmente la reconciliación en el partido cuatro años después de la batalla interna a cara de perro en la que todos los poderes del partido estuvieron en contra del hoy secretario general, que obtuvo el apoyo abrumador de la militancia. El PSOE celebra ahora otra fecha redonda: los 40 años de la primera victoria con mayoría absoluta de Felipe González y ha organizado una serie de fastos que han comenzado este lunes con la inauguración en la sede de Ferraz de una exposición que repasa esas cuatro décadas y a la que seguirán actividades como el estreno de un documental que ha elaborado el partido y culminará con un gran mitin en Sevilla, la tierra de González, el 29 de octubre, un día después de su primer triunfo en las urnas.
El acto, en el que han estado presentes también los otros secretarios generales, José Luis Rodríguez Zapatero y Joaquín Almunia, y en el que se ha mencionado en varias ocasiones al difunto Alfredo Pérez Rubalcaba, buscaba inyectar moral a los socialistas, en horas bajas en las encuestas, salvo en la del CIS, que se ha publicado justo cuando comenzaban las intervenciones en Ferraz y que da una ventaja de cuatro puntos al PSOE sobre el PP.
González ha reflexionado sobre la complejidad de gobernar y ha reivindicado la posibilidad de llegar a acuerdos de Estado en un momento en el que ha reconocido que a Sánchez le ha tocado pilotar un tiempo “extraordinariamente difícil”. Así, ha citado ejemplos como los Pactos de la Moncloa, sellados cuando él estaba en la oposición. “Tan queridos hoy día, si se pudieran volver a repetir”, ha deseado.
El expresidente al que reivindica ahora el PP ha asegurado que en los próximos meses “lo único previsible es lo imprevisible”. “No hay certezas que se puedan afirmar”, ha asegurado el exdirigente socialista, que se ha mostrado comprensivo con los virajes cuando uno está en el poder. “Los políticos, los denostados políticos, en realidad son proveedores de certidumbres, incluso cuando los políticos no las tienen”, ha dicho ante la atenta mirada de Sánchez, que asentía con la cabeza cuando su predecesor aseguraba que los presidentes tienen que solventar las dudas “con la almohada y una vez que dan la cara no las pueden trasladar al público”. “Si tenemos que proveer certidumbres, no tenemos más que afirmar una posición [ha proseguido]. Esta puede ser equivocada o que haya que corregirla y quienes no comprenden ese proceso son los más sectarios”. Recado enviado a la oposición.
González ha reivindicado algunos de los hitos de “modernización” de sus mandatos, como el sistema público de salud o la educación pública universal y gratuita hasta los 16 años, antes de reconocerse “abrumado” la noche en la que logró 202 escaños en el Congreso de los Diputados para una labor que ha admitido que le “desbordaba” tanto por la edad (tenía precisamente 40 años) como por la experiencia (se había hecho con el liderazgo del PSOE en el Congreso de Suresnes en 1974); pero que asumió por una sociedad “española que se movilizó (...) para comprometerse con el futuro del país”.
“Al mirar estas imágenes recordamos que aquellas elecciones del 82 fueron el momento para un cambio profundo, una explosión de autoestima colectiva”, ha dicho Sánchez al comienzo de su discurso: “España decidió pasar al color de la modernidad desde el blanco y negro del proceso antidemocrático”. “Le dimos autoestima a un país que siempre se ha hecho de menos. Hoy ningún español se sabe más que nadie, pero tampoco volveremos a ser menos que nadie”, ha expresado el líder socialista.
“El pasado es un acto de orgullo”, ha reivindicado Sánchez, que ha cogido el guante de González al referirse a las dificultades que se ha encontrado en su mandato, como el momento en el que tuvo que decretar el confinamiento por la pandemia, pero también ha reivindicado a los socialistas por ver “oportunidades donde otros ven amenazas”, como en la transición ecológica o la digital. “No nos asustan los retos ni los desafíos [ha proclamado]. No nacimos para decirle a cada cual lo que quiere oír”.
“Hay muchas incertidumbres, pero sí una certeza”, le ha respondido a González: “El PSOE va a gobernar (...) nunca olvidando sus valores y principios”. Tras mostrarse agradecido en nombre de las generaciones que han “cogido el testigo” de González, Almunia, Zapatero o Rubalcaba, se ha comprometido a seguir el legado: “Que nuestra obra en el Gobierno sea el mejor homenaje a vuestra labor por el país”.