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El PSOE intenta convertir el aval de Feijóo a Vox en un revulsivo para el 23J

Pedro Sánchez y María Jesús Montero, durante el Comité Federal del pasado sábado.

José Enrique Monrosi

14 de junio de 2023 22:06 h

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Ya no son futuribles. La alianza estratégica entre el PP y Vox para amarrar el poder territorial de ayuntamientos y comunidades autónomas en base a los resultados del 28M es, y pese a los esfuerzos de Génova por diluirla, una realidad que empieza a cristalizar en distintos puntos del mapa. Uno de los primeros ha sido Valencia, pero le han seguido Burgos, Elche y en los próximos días, ante la inminente constitución de los ayuntamientos, seguirán cayendo en cascada. 

Bendecidos los pactos por la dirección nacional de Alberto Núñez Feijóo, en el PSOE se aferran a que el mensaje que tanto predicaron con escaso éxito en la campaña de las municipales ya no es una advertencia sino la constatación de un hecho: que la única fórmula alternativa a gobiernos progresistas es la suma de la derecha con la ultraderecha. La esperanza en Ferraz y en la Moncloa es que ese discurso cale por fin entre la ciudadanía y se convierta en revulsivo para la activación del electorado progresista frente a la masiva movilización demostrada por la derecha el pasado 28 de mayo. 

El PSOE piensa, además, que en concreto el caso de la Generalitat valenciana es paradigmático: un acuerdo cerrado en apenas tres horas de reunión, negociado con un condenado por violencia machista y mediante el cual la ultraderecha se asegura la presidencia de la cámara autonómica.

Desde el Gobierno salieron en tromba este miércoles a reaccionar a ese acuerdo. “Es un pacto vergonzante. Han pasado de las líneas rojas a la alfombra roja con Vox”, dijo la vicesecretaria general socialista y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en una entrevista en TVE. A la misma hora, en RNE, la ministra de Defensa, Margarita Robles, apostillaba: “Lo que ocurrió ayer en Valencia, a toda velocidad además, pone de manifiesto que es algo que estaba pactado. Núñez Feijóo lo que quiere es un Gobierno del PP con Vox y es preocupante”. 

Los socialistas ponen ahora la lupa en los pactos que están por venir por si se reproducen casos como el de la Generalitat valenciana que contribuyan a echar por tierra la pretendida estrategia de moderación diseñada por Feijóo. Ya ocurrió en Castilla y León por la polémica del protocolo antiabortista, un caso que supuso en su día un auténtico balón de oxígeno para el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Y creen en el PSOE que al PP se le puede hacer muy larga la campaña de cara al 23J por los quebraderos de cabeza que pueda generar en adelante la convivencia con Vox.

Zapatero levanta la moral socialista

Más allá de la denuncia de los pactos de Feijóo con los de Santiago Abascal, en el PSOE se disponen además a elevar el tono de la confrontación con la derecha a cuenta de la pretendida “derogación del sanchismo”. Tras dos semanas de pesada digestión por el batacazo del 28M, que se leyó en la Moncloa y en Ferraz como un rechazo generalizado a la política de pactos de Sánchez, los socialistas se conjuran para subir la intensidad del choque ya desde este fin de semana, pistoletazo de salida de la precampaña con un acto del presidente en Sevilla. 

En ese sentido, varios dirigentes del PSOE coinciden en señalar la intervención de esta semana de José Luis Rodríguez Zapatero como una arenga que ha sentado especialmente bien en el partido tras la resaca de la debacle de las municipales y autonómicas y las continuas acusaciones de la derecha política y mediática sobre la connivencia con una banda terrorista que no existe desde hace una década. 

“La realidad es que ETA fue derrotada por un Gobierno del PSOE, que dejó las armas para siempre y que llevamos doce años por primera vez en los últimos dos siglos en los que no tenemos violencia política en este país”, respondió el expresidente socialista a una pregunta en la Cadena COPE sobre los pactos con EH Bildu. 

“¿Me está diciendo que el que acabó con ETA fue el PSOE?”, interrumpió el locutor Carlos Herrera la defensa de Zapatero de la gestión del fin de la violencia. “Mi gobierno, sí, lo digo: se rindió ETA, se entregó ETA, lo digo y lo afirmo y lo sé. Seguramente puedo ser de las personas que más datos tenga y más información atesore”, replicó el expresidente. 

En Ferraz, donde diseñan milimétricamente una campaña en clave de auténtica revancha electoral, admiten que se verá también a un presidente del Gobierno en esa misma línea y en ese tono combativo con los mantras del PP y Vox y de orgullo por el legado de la última legislatura.

Por el momento, en los primeros compases de la cuenta atrás hacia el 23J se ha reincidido en la cuenta de resultados económica del Gobierno, con un gran protagonismo de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Pero en la Moncloa, y sobre todo en el PSOE, son conscientes de que hará falta algo más para dar con la tecla capaz de revertir una victoria de las derechas que hoy casi todo el mundo sigue viendo como inevitable. Que Feijóo haya levantado el pulgar a Vox para ligar definitivamente su destino político a la ultraderecha confían en que puede ayudar a que los votantes que necesitan para conservar el poder ya no tengan que hacer demasiados esfuerzos por imaginar lo que estaría por venir.

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