La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

El PSOE suma el apoyo del diputado de Revilla y rebaja su negativa a gobernar gracias a los independentistas

Pedro Sánchez ya tiene 124 diputados a favor de su investidura tras alcanzar un acuerdo con el PRC, pero aún está lejos de la mayoría que necesita para seguir en Moncloa. El rechazo de PP y Ciudadanos a facilitar su investidura ha provocado que el PSOE reconozca que puede depender de las fuerzas independentistas para gobernar, algo a lo que hasta ahora se habían negado. 

El relato lo anticipó el secretario de Organización, José Luis Ábalos, aunque aceleró los tempos. No habían pasado ni 48 horas desde que los socialistas comenzaron la estrategia de presión sobre Albert Rivera y Pablo Casado con la amenaza de elecciones cuando el dirigente socialista admitió que su negativa –sumada a la de UPN– “aboca” al PSOE a mirar al resto de grupos. 

¿Incluidos los independentistas? Fue la pregunta formulada a Ábalos, a la que contestó: “Incluidos los 350 diputados que nos merecen la misma consideración y cuentan exactamente lo mismo”. Su respuesta fue muy distinta a la de la número dos del partido, Adriana Lastra, que el día anterior aseguró que descartaban que “la gobernabilidad dependa de las fuerzas independentistas”. La portavoz parlamentaria, que se reunirá con ERC y JxCat este jueves, aseguró que los encuentros se enmarcan dentro de la “cortesía parlamentaria”. No obstante, los socialistas dejan fuera de la ronda a Vox y Bildu. 

“No puedo descartar nada que no dependa de mí”, matizó horas más tarde Ábalos en la línea de que los socialistas no pueden rechazar la abstención de un grupo político. El compromiso del PSOE es no negociar con esas formaciones. El argumento es el mismo que esgrimen los socialistas ahora en Navarra, donde inicialmente Sánchez se negó en rotundo a gobernar gracias a la abstención de Bildu, que es la única posibilidad para María Chivite, pero ahora Ferraz abre la puerta a que esa investidura salga adelante en la comunidad foral: “Que Bildu vote en contra, se abstenga, o vote a favor, si no se negocia y no hay acuerdo previamente sobre ello, no depende de uno”, dijo Ábalos el lunes. 

Los socialistas argumentan que en el caso de Sánchez no hay ninguna “alternativa” de Gobierno factible. Por eso consideran que el resto de formaciones deben facilitar la investidura. Ábalos volvió a emplazar a la “responsabilidad” de PP y Ciudadanos, pero la víspera del encuentro de Lastra con ERC y JxCat el llamamiento quedó empañado por la posibilidad de que Sánchez pueda ser investido gracias a esas formaciones antes de fracasar en el intento.

Ábalos quiso, además, enfatizar que la voluntad “constructiva” de las formaciones con las que se había reunido era mayor que la de quienes están en “obstruir” la formación de Gobierno. El PNV fue el primero en pasar por el despacho preparado por el Grupo Socialista para esa ronda de contactos. Los nacionalistas vascos manifestaron que aún están en el 'no', pero abrieron la puerta a modificar su posición tras una negociación. También Compromís planteó sus exigencias, aunque Joan Baldoví fue uno de los más optimistas al asegurar que la gobernabilidad estaría resuelta antes de las vacaciones de agosto. 

PSOE y PRC anunciaron un principio de acuerdo por el que Sánchez obtiene el 'sí' del diputado José María Mazón y Miguel Ángel Revilla será presidente de nuevo en coalición con los socialistas en Cantabria. La firma será este jueves a las 10 horas. 

Por el otro lado, UPN cerró la puerta a apoyar la investidura de Sánchez salvo que los socialistas se plieguen y permitan a Navarra Suma gobernar tanto en la comunidad foral como en el Ayuntamiento de Pamplona. El PSOE da por muerta la 'vía navarra' tras aceptar Sánchez el posicionamiento del PSN –impulsado por Santos Cerdán desde Ferraz– de intentar gobernar y, en todo caso, no dar el Ejecutivo a la derecha. 

Los socialistas tampoco pueden contar con el apoyo ni la abstención de las dos diputadas de Coalición Canaria. La portavoz, Ana Oramas, reiteró su rechazo a cualquier acuerdo que incluya a Unidas Podemos sea “programático, de gobierno en coalición o gobierno de cooperación internacional”, expresó mofándose del término acuñado por Sánchez y Pablo Iglesias como fórmula de entendimiento

A falta de ir avanzando en ese acuerdo en próximas reuniones entre ambos líderes, previsiblemente la próxima semana, el PSOE sigue jugando a la ambigüedad con sus pretensiones. Mientras que Lastra deslizó que el “Gobierno de cooperación” supone la incorporación de independientes de la órbita de Podemos al Consejo de Ministros, Ábalos no descartó que se acepten dirigentes, como el propio Iglesias, en el gabinete. Sus palabras chocan con la línea oficial que mantiene el partido y salió horas más tarde a matizarse a sí mismo al asegurar que no lo puede descartar porque depende exclusivamente de Sánchez dar luz verde a los miembros de su equipo. “No ha concluido su reflexión”, aseguró. 

Para entonces, desde Unidas Podemos ya habían celebrado sus palabras y habían asegurado que iban en la línea de lo hablado entre Sánchez e Iglesias. El líder de Unidas Podemos aprovechó, además, el acuerdo de Gobierno en la Comunidad Valenciana para dejar clara que esa es la opción por la que él apuesta para el Estado: un reparto proporcional de sillones en el que Podemos ha logrado una vicepresidencia. 

“No es un modelo cerrado”, afirmó Ábalos sobre el “Gobierno de cooperación” antes de asegurar que en próximas reuniones tendrán que hacer un “planteamiento” sobre la “fórmula”.