Así se frustraron los intentos de PSOE y Unidos Podemos de quitar al PP la Presidencia del Congreso
Las opciones para arrebatar la Presidencia del Congreso al PP acabaron en el mismo momento en el que el partido de Mariano Rajoy y Ciudadanos anunciaron su acuerdo para colocar en el cargo a la todavía ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor. Un pacto para el que PP cuenta con una tercera pata: Convergència. El voto a favor de los de Albert Rivera y la abstención de la fuerza catalana hacían imposibles los por otro lado infructuosos esfuerzos de PSOE y Unidos Podemos de tejer una alternativa para la que no han logrado una posición común.
Una abstención de Convergència –ahora llamado Partit Demòcrata Català– que esperan los conservadores en segunda vuelta. Pues para la primera su portavoz, Francesc Homs, ha anunciado su candidatura para presidir el Congreso, lo que les evitará votar a favor o en contra de Domènech en la primera ronda.
La jugada que intentaban las dos fuerzas hegemónicas de la izquierda española pasaban por meter a sus respectivos candidatos, Patxi López y Xavier Domènech, en la segunda ronda de votaciones al no obtener ninguno la mayoría absoluta en la primera.
En ese desempate, los de Pedro Sánchez aspiraban a reeditar la fórmula de la anterior legislatura: recabar el apoyo de Ciudadanos y obligar a Unidos Podemos a apoyarles. En caso contrario, los de Pablo Iglesias quedarían señalados como los propiciadores de un triunfo del PP.
La opción de Unidos Podemos era similar, pero con otros actores. El grupo iba a presentar al portavoz de En Comú, Xavier Domènech. Con los votos de ERC y del
Partit Demòcrata Català (PDC), la antigua Convergència, pretendían entrar en la votación final frente al candidato del PP y empujar al PSOE a apoyarles ante el riesgo de quedar señalados como facilitadores de una Presidencia del Congreso para el PP.
Una estrategia calcada, aunque con distintos protagonistas, que comenzó a decaer en el momento en el que el PP y Ciudadanos anunciaron su acuerdo y que fue enterrada con la confirmación de que Convergència se abstendría a cambio de tener grupo propio en el Congreso pese a no cumplir todos los requisitos.
La ya anunciada abstención del PNV hacía el resto. Aritméticamente, la alternativa a Ana Pastor era ya inviable.
Casi a la misma hora en la que se conocía el acuerdo PP-Ciudadanos, Pablo Iglesias telefoneaba a Pedro Sánchez. E Íñigo Errejón a Antonio Hernando. El secretario general de Podemos y su portavoz buscaban la manera de “intentar agrupar los votos en la segunda votación”, según fuentes de Podemos.
El PSOE ha tardado varias horas en confirmar la existencia de la conversación telefónica y ha rechazado ofrecer información sobre su contenido.
Las negociaciones a varias bandas se sucedieron a lo largo del día entre trámites burocráticos y reuniones formales de los órganos. Tras una brevísima sesión de la Diputación Permanente, Domènech se veía con Joan Tardá y Gabriel Rufián, de ERC.
Fuentes de En Comú señalan que tanto ERC como Convergència no han ofrecido una respuesta clara en los contactos que han mantenido en los últimos días. Fuentes parlamentarias de ERC, sin embargo, apuntan que las pugnas entre PSOE y Unidos Podemos no les atañen.
Unidos Podemos confía en dar la vuelta a la tortilla en las próximas horas y mantendrá la candidatura de Domènech.
El PSOE: “No nos hagamos ilusiones”
También el PSOE mantendrá la candidatura de Patxi López para que repita como tercera autoridad del Estado, aunque los de Pedro Sánchez dan por perdida la votación. “No nos hagamos ilusiones”, les ha dicho el portavoz del grupo, Antonio Hernando, a los diputados socialistas en una reunión que han mantenido esta tarde.
Hernando ha dado por hecho que la candidata del PP, Ana Pastor, contará con el voto en blanco de Convergència a cambio de tener grupo propio en el Congreso. “El acuerdo al que ha llegado con Convergència para la abstención es darle grupo propio y le va a dar también al PNV y veremos si no le da un miembro de la Mesa del Senado a nuestra costa”, ha explicado Hernando.
Una vez perdido el apoyo de Albert Rivera, a quien el PSOE ofreció uno de sus puestos en la Mesa a cambio de que votara a Patxi López, como en la anterior legislatura, los socialistas han dado por hecho que perderán ese cargo. No obstante, los diputados del PSOE votarán al exlehendakari. “Mantendremos la votación tal cual”, ha expresado Hernando, que ha apuntado que algún otro grupo podría apoyar su candidatura en la “segunda vuelta”, pero ha dado por hecho que sería complicado conseguir más de 156 votos -los del PSOE y Unidos Podemos si es que los de Iglesias se decantaran en una segunda votación por introducir en la urna el nombre de López- ya que, según ha recalcado, no van a “negociar” con los independentistas catalanes.
No obstante, en el sector más crítico con Sánchez preocupa que el líder socialista intente hablar con los independentistas en caso de que Rajoy fracase en su investidura. En la réplica a las intervenciones que en la reunión mantenida este lunes por la mañana le han animado a intentar llegar a Moncloa si el presidente en funciones no logra los apoyos suficientes, Sánchez ha reiterado que “hay que sacar del limbo” a los diputados de ERC y Convergència para la gobernabilidad, pese a que las líneas rojas del PSOE establecen que no puede apoyarse en esas fuerzas para llegar al Gobierno.