PSOE y Unidas Podemos tratan de pasar página y centrarse en el Gobierno tras perder más de 150.000 votos el 13F

Ni las ‘bondades’ de la reforma laboral, ni el anuncio de subida del salario mínimo interprofesional en plena campaña electoral, ni el ingreso mínimo vital, la ley de eutanasia, la ley de cadena alimentaria o la intención de llevar nuevas instituciones a la España vaciada. Esos logros de los que presume Pedro Sánchez no le han servido en las últimas elecciones (a excepción de Catalunya), en las que los partidos que integran la coalición se han ido dejando miles de votos por el camino. En el caso de Castilla y León, PSOE y Unidas Podemos han perdido más de 150.000 votos respecto a las autonómicas de 2019. 

Los socialistas han abierto un proceso de reflexión sobre por qué han triunfado las plataformas provinciales pese a las inversiones del Gobierno y también sobre el auge de la extrema derecha para combatirla, pero separan de la gestión el resultado de Castilla y León, como ya lo hicieron con Madrid o Galicia.

La intención de los socialistas desde que Alfonso Fernández Mañueco convocó las elecciones fue separarlas del debate nacional mientras Pablo Casado trató de dar un tinte nacional a la contienda en la que pretendía que fuera una prueba de fuego en su camino a La Moncloa y también en la batalla interna del PP.

El PSOE respira ahora con cierto alivio –y más tras la guerra desatada entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso–, a pesar de haber perdido la primera posición, porque no se han cumplido las expectativas de Génova de rozar la mayoría absoluta. De hecho, en el partido enfatizan que solo les separan 16.000 votos y apenas 1,3 puntos. Y sitúan en la idiosincrasia de la región la bajada que han experimentado los socialistas: la atomización del voto y un territorio eminentemente conservador en el que sostienen que la ‘anormalidad’ fue que Luis Tudanca ganara en 2019. 

“La gestión del Gobierno se valorará cuando se convoquen unas elecciones generales, que aún queda”, fue la respuesta de la portavoz, Isabel Rodríguez, a la pregunta de por qué la coalición no consigue sacar rédito a las iniciativas que está poniendo en marcha. “Este Gobierno no está de campaña electoral, está centrado en la acción de gobierno”, remató. Antes de que hubieran pasado 24 horas de que se cerraran las urnas, Moncloa comunicó que en las próximas semanas se volverán a celebrar dos consejos de ministros a la semana para acelerar la actuación gubernamental. El equipo de Sánchez también quiere mantener los actos en distintas provincias, con las que pretende mostrar a un presidente a pie de calle, consciente del desgaste que ha acumulado durante la pandemia.

“La estrategia de la derecha cala”

“Hemos obtenido un 30% de voto, que es un porcentaje muy similar, igual, al que se obtuvo en las generales de 2019 [dijo el portavoz, Felipe Sicilia, el lunes, aunque Sánchez cosechó un 31,3% de los sufragios el 10N]. A esto hay que añadir dos años de pandemia, hay que añadir cómo han surgido plataformas locales que sin duda han supuesto fragmentación del voto y eso sí que ha perjudicado al PSOE”, es la lectura que hace Ferraz. Algunas fuentes sí apuntan a una cierta “autoindulgencia” en la valoración de los resultados por parte de la cúpula. 

En algunos territorios socialistas admiten que los acuerdos del Gobierno con fuerzas como ERC o EH Bildu les pasan factura. “La estrategia de la derecha hace daño a la marca porque cala y ha calado en Castilla y León. No podemos crecer como consecuencia de eso”, reconoce un dirigente territorial. Pero la mayor preocupación que trasladan en las filas socialistas es la situación de su socio, que no termina de despegar. “Han sacado solo un procurador”, comenta un destacado socialista con cierta perplejidad. 

“Se equivocan al ir contra el PSOE”, lamenta esa misma fuente sobre la campaña que ha hecho Unidas Podemos, que arremetió contra los socialistas por la situación en Ucrania y sacó la propuesta de reforma fiscal en la recta final de la contienda. Los socialistas temen que Yolanda Díaz, que no acaba de dar el paso, se queme antes de tiempo y que no tire como ahora pronostican los sondeos. Eso, de cara a las generales, pero los conflictos en ese espacio a su izquierda inquietan no solo ante esas elecciones sino también en lugares como Andalucía, donde el PSOE está convencido de que la división amenaza las posibilidades de recuperar la Junta. 

Podemos insta a impulsar “políticas más valientes”

En Unidas Podemos abogan por hacer una reflexión, aunque hay distintas visiones sobre cómo abordarla. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha reconocido que toca una “reflexión profunda” ante unos resultados “malos” después de que Unidas Podemos se haya dejado uno de los dos escaños que tenía y que en el caso de las generales se quedó en cero por el reparto de las circunscripciones pese a los más de 120.000 votos que consiguió Pablo Iglesias en Castilla y León. A pesar de que IU y Podemos se presentaron el pasado 13 de febrero por primera vez de forma conjunta, la coalición no consiguió revalidar los resultados obtenidos por separado por los dos partidos en las autonómicas de 2019. 

Desde la formación de Ione Belarra han culpado de la escasa representación a la “injusticia del sistema electoral”. “Siendo la cuarta fuerza en votos, somos la sexta en escaños”, apuntó la secretaria general del partido y ministra de Derechos Sociales este jueves en una entrevista en Espejo Público (Antena 3). En el balance realizado por la coalición, las fuentes consultadas insisten en que en Burgos se quedaron cerca de conseguir un escaño. Con 61.290 votos únicamente sacaron un representante por Valladolid mientras que partidos como Soria Ya –18.390 votos y tres procuradores– y Unión del Pueblo Leonés –51.878 votos y tres procuradores– obtuvieron más escaños con menos papeletas. 

Después de vivir la noche electoral de forma conjunta y tras digerir los resultados, por ahora no se ha hecho pública una reflexión conjunta de Podemos e Izquierda Unida. De hecho en este momento no está previsto que se reúna la mesa confederal, el órgano en el que se encuentran los espacios que integran Unidas Podemos y que lleva meses sin convocarse, según fuentes de la coalición. A nivel autonómico, sí que se prevé que las direcciones de las dos formaciones reflexionen de forma conjunta sobre los resultados. 

En público, este lunes en Podemos abogaban por impulsar políticas “más valientes y progresistas” desde el Gobierno de España para combatir batacazos electorales como el de Castilla y León. Así se pronunciaba su candidato y portavoz nacional, Pablo Fernández, en rueda de prensa. Para la formación de Belarra “el frente amplio [liderado por Yolanda Díaz] es el único camino posible” para llegar a más gente. 

IU: “La ciudadanía de izquierdas necesita un nuevo impulso moral”

Por su parte, en Izquierda Unida, su líder ha defendido que se debe “hacer rápido” una reflexión porque los problemas que aborda el país “son muy notables”, explicó Alberto Garzón en el programa Buenismo Bien de la Cadena Ser. En una comunicación interna del partido dirigida a sus cargos públicos –a la que ha accedido elDiario.es–, la formación sostiene que hay que “realizar un debate colectivo, profundo y honesto sobre la situación del espacio [UP] y, más importante, sobre las acciones a realizar con determinación para superar dicha situación”. Para IU ese proceso “no debe ser incompatible” con la constitución del frente amplio. 

En esa primera valoración, a diferencia del planteamiento sostenido por Podemos, los de Garzón reseñaron que “desde el primer momento” de la campaña supieron “que a nivel estatal no bastaría con una buena gestión del Gobierno de coalición” y las medidas aprobadas, como “la reforma laboral, la subida del salario mínimo interprofesional y la defensa de la ganadería extensiva frente a las macrogranjas”. “No basta con apelar a ‘lo material’, la ciudadanía de izquierdas necesita un nuevo impulso moral para superar la desmovilización y sacudirse el cansancio”, indicaron en el documento firmado por Izquierda Unida federal e IU Castilla y León.

Los partidos de Unidas Podemos continúan expectantes ante los primeros pasos que pueda dar Yolanda Díaz para su plataforma política. La negociación de la convalidación de la reforma laboral en el Congreso, que salió adelante porque el diputado del PP Alberto Casero se equivocó al votar, retrasó el arranque de la primera fase del proyecto en el que está trabajando la vicepresidenta segunda y que estaba previsto para después de las Navidades.

Ya superada esa prueba, los partidos de la coalición están a la espera de que Díaz comience a articular su proyecto, mientras desde el entorno de la ministra de Trabajo aseguran que no tienen fecha prevista de lanzamiento.