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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La corrupción acorrala a Rajoy y bloquea sus opciones de alternativa a la investidura de Pedro Sánchez

Rajoy llega a su cita con Pedro Sánchez debilitado por los nuevos casos de corrupción que señalan a su partido y que mantienen en vilo a históricos como Rita Barberá o Esperanza Aguirre. El presidente en funciones prepara su cita con el candidato a la investidura mientras el representante legal de su partido comparece en Plaza Castilla para explicar la destrucción de los ordenadores en los que Bárcenas guardaba las pruebas de la financiación irregular de la formación conservadora.

Paralelamente, Esperanza Aguirre comparece en la comisión de investigación sobre corrupción creada en la Asamblea de Madrid. La expresidenta madrileña acude a la cita pocas horas después de que la Guardia Civil registrase la sede del PP madrileño buscando pruebas del delito de financiación irregular. Durante su comparecencia, Aguirre se ha sacudido la cuestión con una frase para las hemerotecas: “No ha habido que yo sepa financiación ilegal”.

La desolación se ha instalado en Génova 13 en donde nadie entiende la actitud del presidente en funciones, empeñado una vez más en mirar hacia otro lado como si la cosa no fuese con él. Este miércoles, Rajoy asistió en el Senado a la reunión de su grupo parlamentario. Las palabras pronunciadas en su discurso apenas tuvieron eco en ninguna de las crónicas de aquel día; las miradas estaban puestas en la silla vacía de Rita Barberá, a quién horas antes el PP decidió blindar incluyéndola en la Diputación Permanente y garantizando su aforamiento judicial aunque la actual situación política conduzca a nuevas elecciones.   

Solo unas horas antes del encuentro entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, la Guardia Civil registraba la sede del PP madrileño para buscar pruebas que acreditasen la financiación irregular del partido. “No sabemos con qué cara va a llegar a la reunión”, señala a eldiario.es un colaborador de Sánchez en referencia al encuentro que ambos mantendrán en el Congreso la tarde de este viernes.

El problema de Rajoy es que cada vez que quiere emitir un mensaje sobre la imposibilidad de un Gobierno liderado por los exiguos 90 escaños del PSOE, las preguntas que recibe tienen van por otro camino: Operación Taula, Rita Barberá, Esperanza Aguirre, los ordenadores de Bárcenas. La crónica de tribunales se ha adueñado por completo de la agenda del PP y ha dificulta el camino que Rajoy había diseñado para ir a unas nuevas elecciones que le mantuviesen en el Palacio de La Moncloa.

Los escándalos repetidos han puesto también en una difícil situación a Ciudadanos, cada vez más limitado para jugar a dos barajas en el juego de los pactos. En un desayuno informativo celebrado este viernes, Albert Rivera ha vuelto a repetir que Rajoy “no puede liderar la lucha contra la corrupción en España”.

Mientras tanto el PP se muestra como una organización noqueada. El discurso de acusar a “unos cuantos” de beneficiarse del partido se desmorona cuando las investigaciones señalan a históricos dirigentes como Rita Barberá o Esperanza Aguirre. Desde la cuenta oficial de tuiter, la formación de Rajoy cargaba esta mañana contra el Partido Socialista a quien acusaba de ser el verdadero líder en materia de corrupción.