Rajoy se enroca en que el referéndum “definitivo” en Cataluña es innegociable

Mariano Rajoy, que mantuvo su confianza en que ninguna consulta se celebraría en Cataluña el 9N, ha insistido en la posición que avanzó el mismo domingo su ministro de Justicia, Rafael Catalá: que fue un “remedo” de referéndum y un acto de “propaganda política” que no va a tener ninguna consecuencia en el plano político ni va a favorecer un diálogo con Artur Mas. Si la votación se acabó celebrando, fue porque la Justicia actuó “con proporcionalidad” y no se ordenó retirar las urnas: “Lo contrario hubiera producido más tensión”.

Con eso, Rajoy no sólo se refería a la dureza que le reclamaban desde sectores del PP o de otros partidos, también se ha referido a los partidarios de la independencia que hubieran aprovechado la imagen de los Mossos d'Esquadra vetando la votación: “Probablemente a algunos organizadores les hubiera gustado otro tipo de fotografías”.

Rajoy ha mantenido que su actuación en este asunto ha sido “sensata y equilibrada” y no ha querido responder a si la inminente querella de la Fiscalía contra Mas y parte de sus consellers entra dentro de esos parámetros. El presidente se ha desentendido y ha asegurado que no ha dado ninguna instrucción en ese sentido y que ni siquiera sabe lo que la Fiscalía va a hacer: “Yo no sé si se va a querellar, contra quién y la pena que se pide, créanme”.

La metedura de pata de Sánchez Camacho

El presidente ha evitado referirse a otras personas de su partido que sí avanzaron la decisión de la Fiscalía. Es el caso de la dirigente del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, que la dio por hecha y se apresuró a anunciarla el martes, con lo que provocó el malestar de Justicia y obligó a su titular a salir al paso con la acostumbrada defensa de la independencia. “De lo que dijeran otras personas yo no puedo opinar porque no lo sé”, ha asegurado.

La resolución del conflicto político con Cataluña sigue igual que estaba. Con la negativa a negociar un referéndum “definitivo” como pide Mas, y como ha insistido el president en la carta que llegó a Moncloa este martes a última hora. Entre otros motivos para justificar la tardanza de 72 horas en comparecer para dar su respuesta sobre el 9N, Moncloa se ha escudado en que no se había recibido la misiva. “Ha salido cuando tenía que salir”, ha sido el resumen de su equipo de Comunicación sobre un silencio que descolocaba a gran parte de su partido e indignaba al ala más dura del PP.

Sin respuesta sobre sus 72 horas en silencio

Cuando al presidente se le ha preguntado explícitamente por qué ha tardado 72 horas en aparecer en público para dar su opinión, su única respuesta ha sido que la pregunta “ya estaba respondida”.

Con la queja de que se le fuerza a dialogar sobre un asunto que choca con la Constitución, Rajoy no se ha movido del sitio y ha presumido de aferrarse a lo que dijo desde que Mas desveló sus planes. El anuncio de que iba a explicar la política que va a seguir a partir de ahora, una vez celebrado el proceso participativo, no ha ofrecido ninguna novedad.

Para justificarse, el presidente ha recurrido al concepto de mayoría silenciosa, esto es, a los catalanes que no fueron a votar el domingo. Por el camino, ha llamado “fracaso” a la participación de más de dos millones de personas. “La gran mayoría ha renunciado a secundar el empeño de Mas”. “Dos de cada tres catalanes ni siquiera se han molestado en participar”. Junto a ellos, Rajoy ha situado al resto de los españoles para insistir en que de ellos es la soberanía nacional y que la Constitución no permite dejarlos fuera de la decisión.

Entre los hechos que Rajoy ha podido constatar desde el domingo, figura el descubrimiento de que en Cataluña “hay más catalanes que independentistas”. De ahí que haya calificado la jornada de “absoluto fracaso del proceso independentista”. El presidente no se ha movido de que la única reforma de la Constitución pasa por que la pida el Parlament o el PSOE, aunque bajando al detalle de “qué es lo que se quiere hacer”. Aun así, ya ha avanzado que ni él ni su partido apoyarán nunca una reforma de la Carta Magna si quiere ponerse en juego la soberanía nacional“.

Rajoy se ha vuelto a lamentar de la actitud de Mas de tirar hacia adelante. “Es que me quiere imponer un referéndum y eso no puede ser”. A esta queja se suma que desde Cataluña se le pida que lo acepte. “No es diálogo que se me imponga un referéndum y que además busque yo la fórmula para que sea legal. Es decir, tengo que decir que sí e inventarme una fórmula”. Cualquier diálogo, ha dicho, pasa por una “mínima lealtad institucional” que en Moncloa no ven en el president de la Generalitat.

La posibilidad de que una nueva convocatoria electoral sustituya a la consulta legal es para Rajoy una pérdida de tiempo. Aunque ha admitido que sólo Mas puede convocarlas, sí ha afirmado que “no se puede vivir permanentemente en una convocatoria electoral porque genera inestabilidad y disputas estériles que afectan a la convivencia”. El presidente ha tratado de convencer a Mas de que deje de lado sus aspiraciones y “se ponga a gobernar” en vez de “dedicarse exclusivamente” a la consulta. Se ha puesto como ejemplo al decir que su principal objetivo de la legislatura es solucionar la crisis económica y ha aconsejado a Mas que haga lo mismo. “La economía importa a todos, al tercio (que votó) y a los dos tercios”, ha zanjado.