Los más de 300 barómetros que el Centro de Investigaciones Sociológicas ha elaborado en los últimos treinta años permiten trazar el perfil –y la evolución– de las bolsas de votantes de cada partido. Pero también son útiles para echar la vista atrás y entender qué fenómenos han tenido más impacto en la opinión pública y, con ello, en la vida pública y política de España. Es decir: para comprender cómo han cambiado las preocupaciones de los españoles en las últimas décadas.
Uno de los casos más paradigmáticos es el impacto de la COVID-19 en las vidas de los ciudadanos. La mayor pandemia de los últimos años pasó a ser, de facto, la principal preocupación de los ciudadanos –más allá del sexo, la edad, el nivel de estudios u origen ideológico de la persona– a inicios del verano de 2020. Casi dos años más tarde, con el 80% de la población con la pauta completa de la vacuna, la preocupación por el coronavirus se sitúa en su mínimo histórico. Son apenas un 20% los ciudadanos que consideran que el virus –y los problemas de gestión y atención derivados de él– es una de las tres principales preocupaciones existentes actualmente en España.
Pero, al igual que la propia expansión del virus, la preocupación por la COVID-19 no ha sido lineal. Tanto es así que pasó de ser uno de los mayores problemas para casi el 60% de la población en julio de 2020 a serlo para menos de un 40% a finales de agosto de ese mismo año, coincidiendo la etapa con la incidencia más baja que ha registrado España desde el inicio de la pandemia. Tras las navidades del año pasado, en medio de la tercera ola, la preocupación volvió a dispararse hasta superar el 50%, por lo que no es descartable que el indicador vuelva a repuntar en los próximos meses debido a la llegada de nuevas variantes del virus.
Aunque el coronavirus es el caso más sintomático –ya que es capaz de explicar con cierta claridad el recorrido que tienden a tener las principales preocupaciones de los ciudadanos,– desde los años noventa hasta finales de la primera década del siglo XXI se ha visto cómo han evolucionado otros asuntos. Por ejemplo, el terrorismo de ETA. Vivió un incremento sustancial en los noventa que lo colocó como principal problema de España en 2001, para que después, poco a poco y con repuntes, fuera atenuándose hasta su desaparición diez años más tarde, coincidiendo con el fin de la banda terrorista.
Otro de los grandes temas que han marcado la agenda de los últimos años es la crisis financiera de 2008. Hasta ese momento, la economía era un problema subyacente y la preocupación por el desempleo cotizaba a la baja, aunque siempre se mantuvo como uno de los temas prioritarios para los ciudadanos. Pero durante los años de crisis, la preocupación por la economía y el desempleo se disparó hasta su máximo en tres lustros. Ya con el fin de la crisis en 2014, según la contabilidad nacional de España, la preocupación por la economía empezó a desplomarse –hasta octubre de 2018, cuando volvió a resurgir–, pero el problema del paro no empezó a bajar del 80% hasta un año después.
Es decir, si bien la economía pasó a ser un tema de segundo plano en 2014 con el fin de la crisis financiera en el marco estatal, la preocupación por el desempleo se mantuvo en la cima hasta que se empezaron a vislumbrar bajadas en las tasas de desempleo, sobre todo a partir del primer trimestre de 2015. Actualmente, el paro es el tercer problema más importante según los ciudadanos, por detrás de la economía y la política (gobiernos, partidos y políticos).
La desafección política: primer problema para los ciudadanos
Estos datos también ayudan a entender la desafección política en España. A raíz de la crisis financiera de 2008 y con el inicio de las protestas en la Puerta del Sol al grito de “No nos representan”, la clase política ha sufrido un desgaste continuado que la coloca como el principal problema para los ciudadanos a día de hoy.
Sandra León, doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Madrid, comentaba con rigor hace casi una década que “aunque tradicionalmente se asocia la desafección política en España con ciudadanos alejados y desinteresados de la política, no es ese el caso de la creciente desconfianza de la ciudadanía española”, ya que “la desafección no es fruto de la despreocupación o de actitudes negativas hacia la política en general, sino de la insatisfacción con el funcionamiento del sistema”.
Lo cierto es que la preocupación hacia la política en general ha ido creciendo en los últimos años, pero la preocupación en torno a la acción del Gobierno –ya sea en la gestión de la pandemia, crisis de gobiernos, etc.– ha crecido, sobre todo, entre los votantes del bloque de la derecha. En los últimos quince años, la derecha ha vivido un crecimiento sustancial en la preocupación hacia la acción de Gobierno, sobre todo en los periodos donde no han gobernado. En 2010, por ejemplo, justo antes de iniciar la primera legislatura de Mariano Rajoy, uno de cada diez votantes de la derecha consideraba el Gobierno como una de las tres principales preocupaciones del momento y terminó cayendo por debajo del 2% con la llegada del líder conservador a la Moncloa.
A finales de 2018, con la moción de censura que aupó a Pedro Sánchez a liderar el Ejecutivo y con la irrupción de la extrema derecha en la vida pública, la preocupación por el Gobierno se disparó entre los votantes del PP y Vox hasta colocarse por encima del 15% dentro del bloque de la derecha, mientras que la izquierda se ha mantenido ciertamente estable, por debajo del 5%.
Los problemas cambiantes
Se ha hablado de que la principal preocupación de los ciudadanos es la clase política. Sin embargo, es interesante consultar cómo evolucionan los problemas actuales desde la llegada de cada presidente a la Moncloa. Para ello, se compara el porcentaje de preocupación que supone un tema en concreto al inicio de cada legislatura para ir viendo la evolución durante los días en el cargo del presidente electo.
En el caso más reciente, en la segunda legislatura del líder socialista Pedro Sánchez se ha acrecentado la preocupación por la economía, con un crecimiento neto de más de seis puntos porcentuales, pasando del 28% en enero de 2020 al 34% en octubre de 2021. Por otro lado, si bien el paro ha decrecido a la mitad durante 2020, se está viviendo un repunte significativo en 2021 y se coloca como top tres de los problemas para casi la mitad de la población.
En el siguiente interactivo se pueden observar los temas más importantes para los ciudadanos durante cada uno de los gobiernos a partir de la quinta legislatura, la última del socialista Felipe González como presidente.
Se pueden destacar algunos casos concretos. En la primera etapa de Mariano Rajoy en la Moncloa, en el periodo comprendido entre 2011 y 2016, la corrupción fue el asunto que más creció con diferencia. Pasó de un índice de 100 a 687, es decir, la preocupación se multiplicó casi por siete, pasando del 6% al 38% en apenas tres años, coincidiendo temporalmente con las tramas de corrupción como la Púnica o la Gürtel.
Durante la primera etapa (2004-08) de José Luis R. Zapatero como presidente estalló la crisis financiera y, con ello, se disparó el miedo a la economía, como se ha comentado anteriormente. También creció la preocupación por la inmigración, que se multiplicó por tres, tras el crecimiento sostenido de inmigrantes residentes en España.
Las dos legislaturas de José María Aznar fueron ciertamente tranquilas. Como excepción, en la primera legislatura la preocupación por ETA destacó y, en la segunda, el problema de la vivienda pasó de ser residual a ser prioritario para uno de cada cuatro ciudadanos. Es plausible pensar que este fenómeno sucediera tras el anuncio de liberalización y desregulación de la vivienda, lo que llevó a duplicar el precio de la vivienda libre entre 1996 y 2003.
El proyecto PRECISA es un estudio prospectivo, realizado por Roke Álvarez Masso y Endika Nuñez Larrañaga, que tiene como objetivo ofrecer una herramienta de análisis a partir de los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Para ello, se han agregado más de 300 barómetros de las últimas tres décadas, desde junio de 1989 hasta la actualidad. Entre todos los barómetros se configura una base de datos de más de 800.000 entrevistas y 70 variables a lo largo de todo el territorio. Este proyecto no incluye estudios preelectorales y postelectorales del CIS.
Por un lado, se utiliza el Fichero Integrado de Datos (FID), que agrega variables demográficas, políticas, económicas, sociales y personales. Por otro lado, se extraen de los barómetros mensuales del CIS variables de intención de voto, recuerdo de voto o los principales problemas de España.
Para obtener los resultados presentes en este artículo y otros basados en PRECISA, los datos se ajustan en base a los siguientes criterios:
- Se equilibra la muestra utilizando variables cruzadas por territorio, sexo y grupos de edad.
- Se imputan los indecisos en base a la probabilidad asignada por un modelo de Machine Learning que se entrena con variables como sexo, edad, nivel de estudios, grupo ideológico o recuerdo de voto.
- Los resultados se ponderan en función del recuerdo de voto gracias a un proceso iterativo que ajusta los datos hasta conseguir el mínimo error posible.
Los resultados finales se calculan para cada barómetro y legislatura. En el caso de las legislaturas, se agrupan los distintos estudios realizados durante la misma y se vuelven a ponderar en función de la cercanía entre la fecha de publicación y las elecciones, dando más peso a los estudios más recientes.
Se puede ampliar la metodología aquí. También se ofrecen todos los datos y documentación del proyecto en el repositorio de Github o en la web de TheElectoralReport.