Rajoy se rinde con Mato para proteger su discurso anticorrupción
La presencia de Ana Mato sentada en el banco azul iba a arruinar la estampa buscada por el Gobierno para convencer a los ciudadanos de que lucha en serio contra la corrupción. Mariano Rajoy no estaba dispuesto a defender desde la tribuna sus dos proyectos estrella para regenerar la vida política mientras su ministra de Sanidad estaba de nuevo en el centro de la polémica; esta vez, a cuenta de enriquecerse gracias a la trama Gürtel.
El debate sobre el control financiero de los partidos y las exigencias de conducta para los próximos altos cargos del Gobierno se iban a cruzar con los ataques de la oposición, dispuesta a echarle en cara los regalos de la trama en forma de bolsos de Louis Vuitton, viajes a Disneyland Paris con sus hijos, o fiestas de cumpleaños y comunión amenizadas por payasos. El juez la considera “partícipe a título lucrativo” de los supuestos delitos de su exmarido, es decir, que puede tener que devolver el importe, cifrado en unos 55.000 euros (la cantidad se concretará en el juicio como responsable civil).
Igual que ocurrió cuando se le exigió la dimisión por su polémica gestión en el inicio de la crisis del ébola, su equipo en el Ministerio negaba poco antes de que se forzara su renuncia que la ministra se hubiera planteado dejar el cargo y aseguraba que estaría presente en el Congreso. Pero el gesto del presidente del Gobierno de ser él mismo quien plantee este jueves sus medidas de regeneración se había anunciado como un gran factor de efecto ante el veto a la exigencia del resto de los partidos de convocar un Pleno monográfico sobre la corrupción donde Rajoy diera la cara por los numerosos casos que afectan al PP. Rajoy no estaba dispuesto a que Mato arruinara la estampa en su actuación en defensa de la limpieza de la vida pública.
Para conseguirlo, su grupo en el Congreso vetó todas las peticiones y adelantó la presentación de los dos proyectos de ley para que se discutan el jueves, después de quedar congelados durante meses al no prosperar un pacto con el PSOE. Las medidas ya fueron esbozadas por Rajoy en su primer debate sobre el estado de la nación al frente de La Moncloa, en febrero de 2013. Después, se convirtieron en propuestas de resolución y luego en proyectos de ley. No llegaron al Congreso hasta febrero de 2014.
“Mi obligación es ser justo”, decía Rajoy hace un año
Rajoy dio todo su respaldo a Mato cada vez que se difundía un nuevo documento sobre los regalos a la ministra y llegó a defenderla como víctima de una injusticia. El presidente sigue pensando que Mato está pagando por los supuestos delitos de su exmarido, y así lo dijo en un Comité Ejecutivo ante su partido. Mato adujo en febrero de 2013 que un juez había archivado la causa en 2009 y que ella no era responsable de lo que hiciera Sepúlveda. Unos días después, desde Bruselas, Rajoy aseguró que mantenía su confianza en ella: “Mi obligación es ser justo. Ella lo merece y está siendo una magnífica ministra”.
La coincidencia con la decisión del juez Pablo Ruz ha sentado como un tiro en el PP, que ya mostró su enfado cuando se imputó a Ángel Acebes por el caso de la compra de acciones de Libertad Digital, ahora sobreseído. Los dirigentes del PP insistían en que la titular de Sanidad no está imputada por ningún delito y en que los hechos son ya conocidos.
No hay que olvidar que la Audiencia Nacional también aplica la misma figura al PP nacional y recientemente se ha reafirmado en que el partido pudo beneficiarse de las comisiones ilegales cobradas por los imputados y que ahorró dinero al destinarlas a campañas electorales. El PP pretendía con su recurso aparecer como parte perjudicada. En la línea de lo que siempre se ha mantenido desde Génova: que la trama Gürtel no era del PP, sino que iba contra él.
Defensora del código ético
Curiosamente, Mato fue quien defendió el código ético que el PP hizo público como reacción a los inicios del caso. Como vicesecretaria, la ahora exministra compareció junto a María Dolores de Cospedal para explicar que el PP prometía cumplir unas buenas prácticas y que los cargos difundirían sus bienes. Una declaración jurada aseguraría que no habría confusión entre la actividad pública y privada de los cargos. También se comprometían a no aceptar regalos “más allá de los usos sociales”, aunque nunca se entró en más detalles para aclarar qué considera el PP “uso social”.
La citación a Ana Mato no es la única complicación para los planes de Rajoy. El juez mantiene imputadas a otras 43 personas por el caso, entre ellas una veintena de excargos del PP. Entre ellos están los tres últimos tesoreros de Génova, los responsables de controlar el dinero que entraba y salía del PP nacional: Ángel Sanchís, Álvaro Lapuerta y Luis Bárcenas.